La “Y” al poder
Hago un estudio onomástico y sencillo: ¿Cuántas personas de la Generación Y están hoy en los mecanismos de poder en Cuba? Tengo la impresión de que si levanto una piedra aparecerán los Yunieskys, Yordankas y Yusimí por todas partes. En la calle giro la cabeza a cada rato cuando llaman a alguien con un nombre similar al mío, pero no veo esa profusión de “y griegas” en los puestos que deciden el rumbo del país. La lista de la Asamblea Nacional –que en pocas semanas se reunirá- apenas si muestra esa alocada letra que precede a la zeta. Tampoco entre los gerentes, administradores o directores de empresa, la caprichosa “y” se hace ver.
Qué tal si desde la penúltima plaza del abecedario, desde esa extravagante letra tan poco usada en nuestro español, lanzamos un grito que llegue a las imponentes vocales y consonantes de las primeras filas. Les diremos algo así como “¡El tiempo de las “Y” ha llegado! ¡Ya es hora de que el alfabeto comience por el final!”