Sanatorio para Pánfilo … ¿y comida? ¿y libertad?
Me he levantado con la noticia del traslado de Pánfilo desde la cárcel a una clínica psiquiátrica, quizás para comenzar allí su desintoxicación. En la lista de las victorias alcanzadas –que aún son pocas y limitadas– por la sociedad civil cubana durante el último año, hay que anotar la salida de este humilde hombre de la celda. En la breve enumeración de lo logrado, debe estar también la liberación de Gorki Águila hace más de un año y la no aplicación de una resolución que impedía a los nacionales conectarse a Internet en los hoteles.
Pienso que la evolución de lo acontecido en el caso “Pánfilo”, ha sido lograda por la labor de quienes llevaron la campaña Jama y Libertad y que ayer mismo entregaron tres mil firmas pidiendo su liberación. También hay que agradecerle a numerosos medios de prensa internacionales que contribuyeron a llamar la atención sobre los dos injustos años de condena contra Juan Carlos González. La blogósfera alternativa -como era de esperar- ayudó a empujar el muro, que parecía robustecerse aquel día en que encarcelaron a quien sólo reclamaba comida.
De todas formas, la metedura de pata de juzgar por peligrosidad predelictiva a un inofensivo borrachín de barrio, no se olvida tan fácilmente. Ahora, hay que esperar que pueda retornar a su casa, tener acceso a esa alimentación que todo ser humano merece y a esa libertad de expresión que le permita decir ante una cámara lo que siente, sin vérselas por ello con un fiscal. Si de alguna manera la entrega al representante de Juanes del documento “¡Lleva Carta!” ha servido para abrirle las rejas a Pánfilo, entonces hay una razón más para aplaudir este concierto del día 20 de septiembre. Lástima que debamos esperar a que los famosos nos visiten para que se corran los cerrojos, pero no obstante ese detalle, anotaremos el triunfo como nuestro.
Ya saben: si van a brindar con algo, que sea con agua, nada de alcohol para celebrar la excarcelación de Pánfilo.