¿El último para las tostadoras?
El eco de los tambores que anuncian la inminente venta de computadoras, reproductores de DVD y otros efectos electrodomésticos, ha llegado hasta mis oídos. Al igual que los últimos rumores, el “tan-tan” comienza en el extranjero pero en las tiendas de mi barrio nadie sabe nada del “aluvión tecnológico”. Tanto desespero por los cambios que no llegan, me ha hecho creer que sí, que el veto para comprar ordenadores se levanta, o mejor dicho, se desvanece ante su ineficacia.
Con varias décadas de atraso, un memorando permitirá comercializar esos circuitos electrónicos, chips y lectores ópticos que crean, reproducen y difunden información. La razón para no venderlos antes, no había sido el consumo eléctrico, ni el temor a las diferencias sociales, sino que -hasta ayer mismo- podían controlar su expansión. Desde que un Ipod cabe en un bolsillo, un minidisk almacena varias películas y en la delgada barriguita de un Memory Flash viajan un centenar de documentos ¿qué sentido tiene prohibirlos? Para qué desgastarse en una pelea que ya tiene un ganador: la tecnología.
Aún así, las dosis de apertura serán graduales y espaciadas. Un claro juego donde la zanahoria es el ansiado aire acondicionado que se podrá adquirir en el 2009 o la simbólica tostadora por la que habrá que esperar dos años más. A este ritmo las antenas parabólicas nos llegarán a mediados de siglo y mis nietos conocerán, en su adolescencia, el GPS.