América Latina, campo de batalla entre Huawei y Estados Unidos

La presencia de Huawei se percibe desde el aeropuerto. (14ymedio)
La presencia de Huawei en Cuba se percibe desde el aeropuerto. (14ymedio)
Yoani Sánchez

01 de junio 2019 - 15:56

La Habana/Lo que pasa en las redes sociales no se queda en las redes sociales y cualquier hecho que afecte a los teléfonos móviles también termina por irradiar consecuencias insospechadas en nuestras vidas. De ahí que el actual conflicto entre la compañía china Huawei y la administración de Estados Unidos mantenga en vilo a millones de usuarios de celulares en todo el planeta, y muchos de ellos viven aquí, en América Latina.

China ha ganado terreno en las dos últimas décadas en las economías comprendidas entre el Río Bravo y la Patagonia, pero ha sido en la escena de las telecomunicaciones donde quizás haya dado pasos más rápidos. Fundada en 1987 por Ren Zhengfei, la firma asiática le pisa los talones a Samsung y se ubica ya por delante de Apple entre los más importantes fabricantes de teléfonos móviles del mundo.

En los países latinoamericanos, los precios más asequibles y las amplias prestaciones de sus dispositivos le han ganado el favor de clientes que buscan celulares de gama media o alta que no resulten excesivamente caros, como sí acostumbra a ofrecer el gigante de Cupertino. Tras llegar a este lado del mundo a inicios de este siglo, Huawei ha protagonizado una expansión casi viral, apoyada en los proyectos de telecomunicaciones en los que se ha involucrado con varios Gobiernos de la región.

En Cuba, de la mano del monopolio estatal de telecomunicaciones, la compañía asiática ha sido el distribuidor principal de las antenas utilizadas para las zonas wifi que, a partir de 2015, el oficialismo comenzó a habilitar en plazas y parques. En un mercado cautivo, como el de la Isla, sus tradicionales competidores -al estilo de las firmas surcoreanas y estadounidenses- no pueden hacer mella alguna en el suculento pastel de la informatización de la sociedad. La compañía china juega por estos lares casi en solitario y con el respaldo de la Plaza de la Revolución.

En Cuba, de la mano del monopolio estatal de telecomunicaciones, la compañía asiática ha sido el distribuidor principal de las antenas utilizadas para las zonas wifi que, a partir de 2015, el oficialismo comenzó a habilitar en plazas y parques

En Venezuela, Nicolás Maduro recientemente anunció que planeaba realizar una inversión conjunta con Huawei, la también china ZTE y empresas rusas para desplegar la red 4G en todo el territorio de esa nación suramericana. En México, según datos de la consultora Statcounter, Huawei ocupa el cuarto puesto en el mercado telefónico. En 14 países de la región las cuotas de mercado que acapara la compañía china superan los dos dígitos y en al menos cuatro de ellos supera incluso el 20%.

Ni siquiera las acusaciones hechas hace meses por Estados Unidos de que los dispositivos de Huawei podrían ser utilizados por Pekín para espiar lograron disuadir a los clientes de América Latina de comprar uno de estos dispositivos y en el último año el número de terminales de esa marca creció en el continente. El bolsillo parecía influir más que los temores a que la privacidad de los usuarios fuera vulnerada.

Así fue, hasta este mayo en que el conflicto escaló un poco más y varias empresas tecnológicas de Estados Unidos anunciaron que dejarán de suministrar tecnología a Huawei. Google marcó el punto de inflexión al decretar la salida del ecosistema Android de los teléfonos que serán vendidos a partir de ahora por la compañía, una medida que también afecta las actualizaciones del sistema operativo en los móviles que ya están activos. Los directivos chinos han advertido de que pueden sacar su propio software pero, a pesar de sus palabras llamando a la calma, la alarma se extiende.

Mientras Washington y Pekín se miden las fuerzas en este pleito tecnológico, América Latina está a punto de dividirse nuevamente entre la afinidad o el rechazo hacia una de las partes. Todo indica que los teléfonos móviles serán los causantes del nuevo cisma.

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NdR: Este texto fue originalmente publicado en la Deutsche Welle para América Latina.

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