Crónica roja o “ya la ciudad no es la misma...”

Yoani Sánchez

07 de enero 2008 - 07:59

Alrededor de una docena de jóvenes atacaron a mi amigo Gerardo y su novia una noche de principios de diciembre. Caminaban por la calle Belascoaín cuando la turba –que salía de un concierto en un parque cercano- los interceptó. La mochila de mi amigo fue la mayor tentación y el bolso que colgaba del hombro de Elena les pareció un buen botín. A ella la arrastraron varios metros para “convencerla” de soltar su cartera, mientras Gerardo intentaba buscar auxilio entre los impávidos transeúntes y las personas que esperaban la guagua. Nadie los ayudó, ni previno a la policía. Caras volteadas fue lo que encontraron mientras corrían perseguidos por los agresores.

Finalmente lograron refugiarse –gracias a la bondad del custodio- en el templo masónico de Carlos III. Para cuando llegó la policía, Elena era un manojo de nervios y le faltaba su cartera. No encontraron a ninguno de los delincuentes pero pasaron largas horas en la Estación de Policía contando –una y otra vez- su historia. Las autoridades les explicaron que ir de noche por esa zona –céntrica y mal iluminada- era una locura. Mientras tanto los golpes recibidos por ella comenzaban a amoratarse.

Toda la historia me recordó una canción de Carlos Varela que dice: “y aunque no te encuentren dinero/ te dejarán tirado en la vía/ y a pesar de los gritos, la sangre y Dios/ no llegará la policía, no, no/ Ya la ciudad no es la misma… no… no”.

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