Nadie escucha

Yoani Sánchez

25 de junio 2009 - 07:49

Hemos pasado de un extremo a otro. Hace tres años, teníamos un presidente que hablaba largas horas frente a los micrófonos y ahora contamos con otro que no nos dirige la palabra. Confieso que prefiero el estilo discreto, pero están pendientes un montón de explicaciones que urge dar ante tanto descontento. Alguien tiene que pararse a decir por qué fracasó la reforma salarial, la razón que llevó a restarle importancia a la tan necesaria entrega de tierras y los motivos que impidieron estrechar la brecha entre el peso cubano y la moneda convertible.

Un rostro tiene que mostrarse para rendirnos cuenta de en qué quedó la eliminación del permiso para viajar fuera de Cuba, qué se hizo con la repetida consigna de disminuir importaciones o qué camino tomó el dichoso perfeccionamiento empresarial. La misma voz que en el 2007 declaraba que ojalá hubiera “un vaso de leche al alcance de todos” debe revelarnos ahora el por qué se ha hecho tan difícil poner el preciado líquido en la boca de nuestros hijos. Ese hombre que hizo renacer las ilusiones entre muchos de mis compatriotas debe expresarse ahora y confesar su fracaso o, al menos, contarnos sus limitaciones.

Espero un esclarecimiento de por qué no se ha aceptado la propuesta de Obama  para que empresas de telecomunicaciones norteamericanas provean de Internet a los cubanos. Demando, como muchos a mí alrededor, una argumentación convincente de por qué no entramos en la OEA o las razones para no aplicar, todavía, el contenido del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

La lista de las preguntas sin respuestas son muchas y esconderse de tantas interrogantes no va a solucionar los problemas. Por favor, que alguien –con respuestas- dé pronto la cara.

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