Paisaje antes de la tormenta

La sede principal de la empresa Etecsa en La Habana
La sede principal de la empresa Etecsa en La Habana. (14ymedio)
Yoani Sánchez

15 de junio 2015 - 06:50

La Habana/Antes de que caiga el aguacero hay un olor que recorre la ciudad. Es la premonición del agua, el anticipo del chaparrón. Los pájaros vuelan hacia los nidos y los más precavidos buscan un portal donde protegerse hasta que pase la lluvia. Esa impresión de que algo se acerca, se percibe por estos días ante una posible apertura de la conectividad a Internet para los cubanos. No se puede señalar nada concreto que confirme nuestra entrada masiva al ciberespacio, pero un revoleteo de impaciencia se siente en el aire.

El tema de la red de redes ha alcanzado un protagonismo significativo en el discurso oficial en el último medio año. Tuvo que "mover ficha" la administración de Barack Obama para que se despierten los burócratas del Ministerio de la Informática y las Comunicaciones, entrenados en ir a la defensiva. Con la implementación el 16 de enero pasado de un paquete de medidas flexibilizadoras, entre las que destacan las vinculadas al sector de las nuevas tecnologías y la conectividad, la Casa Blanca ha puesto a correr a más de uno en esta isla.

Cuatro años después de instalado el cable de fibra óptica entre Cuba y Venezuela, da la impresión de que el oficialismo no puede seguir justificando el por qué somos uno de los países con menor tasa de conectividad en todo el planeta. Por otro lado, el aliento de compañías norteamericanas como Verizon o AT&T, resoplándole en la nuca a Etecsa, está funcionando como catalizador para implementar un servicio de datos que le permita al monopolio telefónico cubano no perder el mercado nacional.

Se filtró, convenientemente, un documento sobre la estrategia para el desarrollo de la infraestructura de conectividad de banda ancha en Cuba

La lección de Isabel Dos Santos, la mujer más rica de África e hija del presidente angoleño, debe mantener despiertos ahora mismo a los delfines del poder en Cuba. Saben que quien se haga con la tajada del mercado de la telefonía y las comunicaciones tendrá una fortuna de más de seis ceros garantizada. Sin embargo, también son conscientes de que una empresa de este tipo necesita acuerdos, contratos de roaming, paquetes con tarifas ventajosas, ofertas atractivas para los usuarios. En este mundo que vivimos eso se resume en una palabra: conectividad.

La realidad ha negado los arrebatos ideológicos, al estilo de Abel Prieto cuando aseguraba que se dará "acceso libre y abierto a Internet, y no a los que tienen dinero, sino a los que lo necesitan para el desarrollo de sus estudios e investigaciones". El propio servicio de telefonía móvil demuestra que en la batalla entre la política y el mercado ha salido ganando este último. Los usuarios de Cubacel –salvo aquellos que lo reciben como un privilegio por su labor en la Seguridad del Estado u otros sectores estratégicos– pasan por la tenencia de pesos convertibles. Para adquirir un celular se ha impuesto la cruda práctica del dinero que se lleva en el bolsillo, no de la fidelidad ante ninguna idea.

Hace uno días se filtró, convenientemente, un documento que pone por escrito la estrategia nacional para el desarrollo de la infraestructura de conectividad de banda ancha en Cuba. A pesar del entusiasmo con que fue recibido el texto entre los sedientos de Internet, los plazos que propone el programa son cuando menos desconsiderados. Se habla de "alcanzar para el 2020 que no menos del 50% de los hogares disponga de acceso de Banda Ancha a Internet", mientras dos años antes se prevé tener el 100% "en las entidades del Partido de nivel nacional, provincial y municipal, los Órganos del Estado, los Organismos de la Administración Central del Estado". No sería raro que a partir de ahora haya gente que se vuelva militante del PCC sólo para obtener acceso a la gran telaraña mundial.

No sería raro que a partir de ahora haya gente que se vuelva militante del PCC sólo para obtener acceso a la gran telaraña mundial

Por otro lado, esta semana está de visita en Cuba Brett Perlmutter, directivo de Google Ideas. Su presencia ha sido explicada a los medios como una exploración para "traer un mejor acceso a Internet a la Isla". Según un funcionario del Departamento de Estado que pidió el anonimato, "Google ha hecho una propuesta al Gobierno cubano para ayudar en la conectividad de la población". También apunta que "no sabemos lo que han propuesto, pero sí que han propuesto algo".

Más allá de lo que logre Google, entre la suspicacia oficial y los aplazamientos que le den los funcionarios cubanos, su presencia en la Isla refuerza la sensación de premura. Le transmite al Gobierno cubano la impresión de que las puertas con las que han cerrado el mar de los kilobytes no sólo no están funcionando, sino que amenazan con ser barridas desde afuera y desde adentro. Globos de helio, mini satélites, antenas de wifi hechas con un bote de papas Pringles, redes inalámbricas clandestinas que comparten contenido y hasta el irreverente Paquete de audiovisuales, están poniendo en jaque a una estructura diseñada para censurar, pero ineficiente en la gestión de una apertura.

Hay olor a lluvia por estos días. Un golpe de húmeda certeza que está haciendo volar al pájaro de la Internet hacia nosotros.

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