De tele-clases y otros absurdos

Yoani Sánchez

13 de diciembre 2007 - 03:24

Teo –que así se llama mi hijo- no pertenece a la “Generación Y”, no obstante es fuente ilimitada de anécdotas para este Blog. Sus historias escolares me generan sonrisas, preocupaciones y algún que otro post (que nunca le interesa leer porque eso es “cosa de viejos”). Estar al tanto de lo que se dice en su aula, de la música que baila y de las palabras que inventa me conecta con esos adolescentes que algún día nos echarán en cara “esto” que les estamos legando.

Hace un par de semanas mi hijo llegó a casa con una tarea de Geografía. “¿Cuáles son las porciones en las que está dividida América Central?” decía la pregunta, que nos puso a indagar en la memoria y en los diccionarios. Intenté explicarle a Teo que en mi época de la secundaria, se utilizaban otras categorías como “zonas”, “áreas” o “ecosistemas”, pero no esta definición que más bien recordaba a un trozo de pastel que a una franja de territorio. De manera que lo interrogué sobre el origen de tan novedosa categoría y obtuve como respuesta: “Eso lo dijeron en la tele-clase”.

Para aquellos que no están muy actualizados en los “nuevos métodos educativos” de la enseñanza media cubana, debo explicarles que un televisor -en cada aula- hace las veces de profesor alrededor del 60 % del horario docente. Los jóvenes se aburren, no pueden decir “Profe, repita que no entendí” y copian sin parar lo que les dictan desde la pantalla. Con esa nueva técnica pedagógica se intenta paliar la crisis de maestros, motivada por los bajos salarios y el poco reconocimiento social e institucional.

Con la duda de “las porciones” me fui hacia la escuela y le pregunté al profesor (al de carne y hueso, no al virtual de la pantalla) qué significaba aquella nueva definición geográfica. Escuché entonces algo conocido: “Ah, no sé, eso lo dijeron en las tele-clases”. De manera que he decidido sentarme cada mañana a escuchar y tomar nota de los programas educativos transmitidos por la televisión. Si no lo hago así, cómo podré ayudar a repasar y evacuar las interrogantes de Teo.

Metida ya en el rol de interpretar para mi hijo la aburrida perorata del “profe televisivo” he conseguido hasta un cassette VHS. ¡Mañana mismo, comenzaré a grabar las tele-clases!

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