En Artemisa falta el combustible y no queda otra opción que salir a pie

Trabajadores y vecinos recorren kilómetros caminando por la reducción a las ya escasas rutas de transporte público

Varios municipios artemiseños han quedado prácticamente incomunicados por los recortes en el transporte. (14ymedio)
Varios municipios artemiseños han quedado prácticamente incomunicados por los recortes en el transporte. (14ymedio)
Bertha K Guillén

10 de junio 2019 - 17:21

Candelaria/La carretera que une Candelaria con Soroa, en Artemisa, está llena de transeúntes. Cada día, cientos de mujeres con niños a cuestas, cuentapropistas cargados con su mercancía y trabajadores hacen a pie un trayecto en el que el transporte público está cada vez más ausente.

"Estamos acostumbrados porque no es nuevo que la guagua deje de dar el viaje por combustible, rotura o porque la destinaron a cualquier otra cosa", cuenta María de los Ángeles, que camina unos 18 kilómetros para llegar al punto más cercano en el que intenta hacer autostop. "No queda otra opción que salir a pie. Aquí arriba no hay tiendas, farmacia, ni siquiera consultorio", lamenta la artemiseña.

En el último mes, la situación ha empeorado por la falta de combustible y las autoridades han tenido que reducir el número de rutas en el transporte público, los horarios de trabajo en organismos estatales e, incluso, los turnos de clase en las universidades para ahorrar combustible.

La reducción del transporte público comenzó de manera gradual a mediados del mes de mayo, pero en los primeros días de junio se había agravado, dejando desprovistas de transporte a las localidades más montañosas

La reducción del transporte público comenzó de manera gradual a mediados del mes de mayo, pero en los primeros días de junio se había agravado, dejando desprovistas de transporte a las localidades más montañosas, ubicadas a lo largo de las carreteras a Soroa y de la Central de montaña que comunica San Cristóbal, Candelaria y Bahía Honda.

Un trabajador de la Unidad Empresarial de Base (UEB) del Transporte del municipio de Candelaria, que prefirió el anonimato, explicó a 14ymedio que a partir de este lunes estaba prevista la distribución de combustible y, en función de la cantidad asignada a la provincia, se podrá normalizar el transporte. Los hidrocarburos destinados para el pasado mes apenas cubrieron la primera quincena de mayo.

Buena parte de la población de Candelaria reside en la línea montañosa de Soroa, donde el desarrollo del turismo demanda mucha movilidad entre la región y los municipios vecinos. En esta reserva de la biosfera, ubicada en la Cordillera de Guaniguanico, se ubican numerosos alojamientos privados destinados al turismo, así como atracciones locales, como su famoso orquidiario.

Pero el desarrollo turístico local debe sortear los problemas de transporte. Comunidades como Candito, Soroa y El Campismo solo disponen de dos ómnibus diarios, mientras que Los Tumbos y la Comadre, ubicados a 25 kilómetros de Candelaria, no cuentan con ningún servicio público de traslados.

A eso se suma el mal estado de las carreteras, sinuosas en las partes montañosas que, junto a los precios del combustible, hacen que los transportistas privados no estén interesados en cubrir esas rutas a menos que sea un viaje directo contratado en su totalidad desde el inicio, una oferta enfocada especialmente en turistas y viajes recreativos.

"Por estos lugares hay mucho turismo. Está la carretera que une a Soroa y Las Terrazas, además de numerosas casas de renta, pero un taxi nos cobra los mismos precios que al turista y nosotros somos campesinos, no podemos pagar eso", considera Ángel Martínez, otro residente afectado.

Las dificultades con la movilidad no son solo en los municipios turísticos sino que se extienden por toda la provincia. Esta semana, en la terminal de ómnibus de Artemisa se anunciaron cambios importantes en los horarios de salidas con destino a San Cristóbal. Aunque en la tablilla que anuncia las rutas solo constaba la supresión de dos viajes, en la práctica al menos la mitad de las guaguas Diana que operan desde la estación están paradas por falta de combustible, según comprobó este diario.

En el municipio artemiseño de Guanajay está ubicada una fábrica donde se ensamblan los ómnibus Diana a partir de un chasis de procedencia rusa. La puesta en marcha de esta industria fue vista como una esperanza por los vecinos, cansados de la irregularidad del transporte público. Sin embargo, ahora es combustible el que falla.

Otros municipios, como Bahía Honda, están totalmente desprovistos de transporte estatal. "No hay guaguas, solo camiones y camionetas de 10 y 20 pesos", asegura Rogelio Blanco, que hace la ruta desde Artemisa a diario. "En la terminal fallan hasta tres guaguas seguidas. Esos cambios no se informan nunca y la gente asume que no saldrán, la situación es bastante grave".

"Nuestra prioridad es abrir o cerrar líneas en dependencia de la demanda, para que ningún poblado se quede sin transporte por completo", detalla Magalis, trabajadora de la terminal, quien confirma que las últimas semanas han sido especialmente difíciles para los traslados desde la cabecera provincial hacia los municipios y que, a pesar de los reajustes, no se han podido mantener comunicados todos los municipios.

En medio de esta situación las autoridades han redoblado las inspecciones en la carretera para evitar que los transportistas privados sin licencia operen como cuentapropistas

En medio de esta situación las autoridades han redoblado las inspecciones en la carretera para evitar que los transportistas privados sin licencia operen como cuentapropistas, recojan pasajeros y cobren por ese servicio. También han aumentado los controles sobre el origen del combustible que utilizan los conductores con licencia.

A la entrada de Artemisa, los inspectores estatales, conocidos como azules, han desplegado un amplio operativo y aplican multas de 1.000 pesos a los transportistas sin licencia, a los que cobran una tarifa por encima de los precios topados y de 4.000 cuotas a los boteros que no posean comprobante de compra de gasolina o diésel en un servicentro estatal.

Algunos de ellos hacen de pasajeros encubiertos y se suben en los vehículos privados para averiguar cuánto cobra realmente el chofer. La mayoría de los conductores de almendrones prefieren no arriesgar sus licencias y han pasado a ofrecer, solamente, la modalidad de viaje hasta La Habana, más rentable para sus bolsillos.

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