Crece el número de recién nacidos con bajo peso hospitalizados en Ciego de Ávila

Con una tasa de 13,6 defunciones por cada mil infantes vivos, la provincia cerró el 2021 con los peores resultados en la Isla

“Evitamos la alimentación por sonda y en su lugar hemos introducido pequeñas gotas de leche a través de jeringuillas”, aseguran los médicos. (Invasor)
“Evitamos la alimentación por sonda y en su lugar hemos introducido pequeñas gotas de leche a través de jeringuillas”, aseguran los médicos. (Invasor)
14ymedio

22 de noviembre 2022 - 19:58

La Habana/Con un cambio de tono en sus reportes y estadísticas más optimistas, la prensa oficial intenta disimular el fracaso de Ciego de Ávila en temas de neonatología y mortalidad infantil. Una nota publicada este miércoles en el diario local Invasor expone cómo la atención médica resulta insuficiente para frenar los altos índices de morbilidad en la provincia.

El doctor Alberto Moronta Enrique, director del hospital provincial Antonio Luaces Iraola, señaló al medio que "será difícil" que descienda el índice de mortalidad infantil. Aunque el Ministerio de Salud Pública no ha revelado el número total de niños muertos por cada 1.000 nacidos vivos en Ciego de Ávila, Moronta anticipa que no bajará de 6,23, aunque el Gobierno "aspira" a llegar a 4.

El número aportado por el médico significaría, de ser cierto, una disminución notable con respecto a las 13,6 defunciones de 2021 en Ciego de Ávila, la tasa más elevada del país. Además, afirma Moronta, ha habido una disminución en la cantidad de nacimientos (1.000 menos que en 2021) y el ingreso de niños con bajo peso es más frecuente, lo cual dificulta la posibilidad de mejorar las tasas de mortalidad.

La situación de los niños con peso inferior a los 1.500 gramos, sometidos a ventilación artificial, es también grave. Aunque afirma Invasor que las cifras "han devuelto consuelo y alegría" al Departamento de Neonatología, la opinión de los facultativos entrevistados por el propio diario contrasta con el triunfalismo de la nota.

En lo que va de 2022, Cuba reportó una mortalidad infantil de 7,4 por cada mil nacidos vivos, un número que no logra revertir la tendencia negativa de años anteriores

Los nacimientos prematuros, la elevada morbilidad de la provincia, el crecimiento intrauterino retardado –tamaño insuficiente del feto– y el bajo peso al nacer impiden que Ciego de Ávila mejore sus resultados en 2022, según afirma la doctora Ladisbel Rodríguez, jefa de Neonatología en el Antonio Luaces.

En varios casos se da la coincidencia de todos estos factores, señala Rodríguez, lo cual "compromete su evolución" y complica el crecimiento de los órganos, una vez que son devueltos a sus madres. La doctora afirma que en Ciego de Ávila han cambiado los protocolos de alimentación de los niños, y se mantiene la "menor intervención posible sobre el recién nacido".

"Evitamos la alimentación por sonda y en su lugar hemos introducido pequeñas gotas de leche a través de jeringuillas", asegura. "Tratamos de llevarlos a la lactancia materna exclusiva lo más rápido posible".

Otra práctica que fomentan en Ciego de Ávila es el cangureo o contacto del bebé con la piel de su madre, que según varios estudios es un efectivo método, junto con la lactancia, para proteger la vida del niño. Además, intentan mantenerlos en "condiciones especiales" de luz y silencio. Solo en septiembre, la provincia notificó casi 50 ingresos, añade.

La actual alza, señaló la viceministra de Salud Pública, representa un retroceso de casi treinta años –desde el Período Especial– en los que la Isla había controlado la mortalidad infantil

Rodríguez pretende disculpar a su equipo aduciendo que "ninguno de los fenómenos que hoy están determinando una alta morbilidad entre los recién nacidos son exclusivos de Cuba. Aunque en Ciego de Ávila en los últimos años han sido sostenidos", reconoce.

En lo que va de 2022, Cuba reportó una mortalidad infantil de 7,4 por cada mil nacidos vivos, un número que no logra revertir la tendencia negativa de años anteriores. En una reunión de altos funcionarios del Gobierno, la doctora Tania Margarita Cruz, viceministra de Salud Pública, atribuyó esa situación a la falta de "cuadros y funcionarios" que intervienen en la atención hospitalaria de madres e hijos.

Cuba sostuvo una tasa inferior a 5 por cada 1.000 infantes vivos durante más de una década. La actual alza, señaló la viceministra de Salud Pública, representa un retroceso de casi treinta años –desde el Período Especial– en los que la Isla había controlado la mortalidad infantil.

Además, los efectos nefastos de la migración en el sector sanitario los había calculado a finales de 2021 Ernesto René, trabajador durante 34 años del Programa Materno Infantil (Pami), quien comentó en el propio diario Invasor que era necesario "revisar las motivaciones y barreras que tiene el personal que trabaja en esa área tan sensible".

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