Los restos de Fidel Castro salen de Santa Clara en dirección a Camagüey

Comitiva fúnebre que transporta los restos de Fidel Castro. (EFE)
Comitiva fúnebre que transporta los restos de Fidel Castro. (EFE)

01 de diciembre 2016 - 10:48

Santa Clara/(EFE).- La caravana que transporta los restos del fallecido líder cubano Fidel Castro partió este jueves de Santa Clara, donde la comitiva pasó la noche en el monumento al Che Guevara, con dirección a la provincia de Camagüey.

La comitiva inició su recorrido a las 07.00 hora desde el monumento donde reposan los restos del guerrillero argentino y, tras recorrer unos dos kilómetros, atravesó el parque Leoncio Vidal, en el centro de la urbe, donde el vehículo que transporta la urna con las cenizas de Fidel Castro se detuvo unos minutos.

Miles de personas, que desde la madrugada local se agolpaban en las calles de Santa Clara y en el parque, irrumpieron en vivas al paso del cortejo fúnebre que rememora, a la inversa, el recorrido efectuado por la Caravana de Libertad, en la que los barbudos del Ejército Rebelde fueron desde Santiago de Cuba a La Habana en enero de 1959, tras derrotar al ejército de Fulgencio Batista.

Frente al edifico de la biblioteca de Santa Clara, donde esperaban uniformados media docena de veteranos que acompañaron a Castro en la lucha, centenares de personas entonaron el himno nacional, mientras la caravana permanecía detenida.

Una vez acabado el himno, entre gritos de "Fidel, Fidel, Fidel", llantos y sollozos, la caravana con los restos del expresidente siguió camino por la Carretera Central hacia Camagüey, donde pernoctará la comitiva.

La urna de cedro cubierta por la bandera pasará, antes de hacer su segunda parada, por las provincias de Sancti Spiritus y Ciego de Ávila

La urna de cedro cubierta por la bandera pasará, antes de hacer su segunda parada, por las provincias de Sancti Spiritus y Ciego de Ávila. La caravana tiene previsto llegar el sábado a Santiago de Cuba, donde el domingo los restos de Fidel Castro serán enterrados en el cementerio de Santa Ifigenia, en el que reposan gran número de próceres de la independencia en la Isla, entre ellos el héroe nacional José Martí.

En San José de las Lajas, Matanzas, Limonar, Colón, Santo Domingo, Cienfuegos y Santa Clara, las mismas escenas se repiten: miles de personas esperando horas y horas para ver pasar la comitiva fúnebre en un viaje que es al pasado para muchos.

Como en Matanzas, a unos 80 kilómetros al este de La Habana, donde Desiderio Ruiz y Miriam Cabrera esperan pacientemente el paso del vehículo militar que arrastra en un remolque las cenizas de Fidel Castro, quien falleció el 25 de noviembre a los 90 años.

El cortejo salió de La Habana poco después de la salida del sol, bajo la mirada de decenas de miles de personas que habían madrugado para poder estar en el Malecón y dar el último adiós al expresidente

El cortejo salió de La Habana poco después de la salida del sol, bajo la mirada de decenas de miles de personas que habían madrugado para poder estar en el Malecón y dar el último adiós al expresidente.

Algunos como Yaín y Dulce María se habían levantado a las dos de la mañana para despedir los restos de su "comandante en jefe". Conmovidas y tristes, apenas podían expresar sus emociones ante la cámara.

Matanzas fue una de las últimas poblaciones en las que la llamada Caravana de la Libertad paró antes de entrar en La Habana. Fue el 7 de enero de 1959. Entre los que presenciaron su entrada en la localidad estaban Ruiz y Cabrera, entonces de 14 y 10 años, respectivamente.

Los dos vecinos apenas pueden contener su emoción. La escena les transporta a su juventud, un viaje emocional que, aunque aseguran que esperaban, también reconocen que está resultando difícil.

"Es lo mismo que en el 59, cuando toda la población esperó en la calle la llegada de Fidel. Esto es lo más grande que pueda suceder", dijo a Efe Ruiz mientras Cabrera asentía con la cabeza. "Era una multitud inmensa", añadió Cabrera.

El ambiente entonces era de júbilo. "Todos estaban contentos de que todo aquello iba a acabar", cuenta Cabrera.

"Es lo mismo que en el 59, cuando toda la población esperó en la calle la llegada de Fidel. Esto es lo más grande que pueda suceder"

Para Cabrera y Ruiz "todo aquello" era el conflicto civil, pero también la dictadura de Batista, con sus abusos, asesinatos y torturas.

En el Parque de la Libertad de Matanzas Castro pronunció uno de aquellos famosos discursos al caer la noche, desde un balcón.

En referencia a la distancia física que la posición del balcón dictaba, Fidel empezó declarando: "decía que lamentaba no estar más cerca, porque yo no he venido a los pueblos a hacer discursos, no he venido a los pueblos a hacer retórica, no he venido a los pueblos a impresionar a nadie, yo he venido a los pueblos a hablar con el pueblo".

Pero Cabrera y Ruiz quedaron impresionados. Hasta hoy. "Como él no ha habido nadie", declara con admiración Cabrera. "Ojalá hubiese durado más", añade Ruiz.

Tras el paso de la comitiva fúnebre, tras los gritos de "¡Viva Fidel", la multitud de Matanzas se dispersa lentamente.

Un hombre con su hija pequeña se acerca a este periodista y le pregunta con tono de afirmación si es parte de la prensa.

"Que sepa que aquí no había nadie obligado. Todos estábamos aquí porque queríamos. Sólo le quería decir eso", declara antes de seguir su camino.

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