Miedo, ley seca y funerales

13 La Habana se prepara para el Gran Funeral
Los cubanos se las ingenian para conseguir algo de alcohol en medio de la 'ley seca' impuesta por el luto oficial. (14ymedio)
Zunilda Mata

28 de noviembre 2016 - 13:52

La Habana/La siempre concurrida esquina de Infanta y Carlos III era este domingo un desolado páramo. Desde que se anunció la muerte de Fidel Castro, los habaneros se han recogido en casa. Los medios oficiales dicen que por dolor, pero el miedo es el protagonista de unos días en que se ha prohibido la venta de bebidas alcohólicas y se organizan los funerales más grandes de la Cuba contemporánea.

Los periodistas extranjeros llegan por cientos al país y se les ve en las calles tratando de entrevistar a todo el que pasa. Muchos transeúntes bajan la mirada y rechazan dar entrevistas. Cuando finalmente los reporteros logran algunas declaraciones, solo son aquellas que coinciden con el discurso oficial. En el interior de los hogares todo es diferente.

Cuando finalmente los reporteros logran algunas declaraciones, solo son aquellas que coinciden con el discurso oficial. En el interior de los hogares todo es diferente

"Por suerte teníamos una botella de ron que nos había quedado de una fiesta", cuenta Chicho, un maestro retirado que había esperado durante décadas este momento. "No es que estemos celebrando el fallecimiento de un ser humano, porque este hombre nos hizo creer a todos que no lo era... que estaba por encima de la vida y de la muerte", asegura a 14ymedio.

Chicho tiene una nieta de nueve años que este lunes irá temprano a la escuela, aunque hay dudas de cómo funcionará la semana docente y laboral en medio del duelo nacional que ha sido decretado por nueve días. "Estoy seguro de que no van a dar clases, esto va a ser de un acto en otro hasta el día que las cenizas lleguen al cementerio de Santa Ifigenia", apunta el abuelo.

Para Mileidis, vecina del municipio habanero de Regla, la preocupación es otra. "Mi hermano es hijo de Changó" (un orisha de la religión afrocubana que se sincretiza con Santa Bárbara). La celebración de la santa se hace cada 4 de diciembre, justo el día en que concluye el duelo nacional. "No sé cómo vamos a conseguir el aguardiente y el ron", se preocupa la joven.

Las festividades durante la víspera de Santa Bárbara son muy populares en la Isla. Toques de tambor, cantos yorubas y mucho alcohol protagonizan las actividades. Con la venta de bebidas prohibida, muchos ritos de la santería están a punto de naufragar. El alcohol destilado ha duplicado su precio en apenas tres días de "ley seca".

Un conocido bar de la calle Reina muestra su barra desierta y la tablilla de ofertas ha sido retirada. Cerca de ahí, en el parque El Curita, tres habituales del local se reúnen en una esquina y se pasan un envase de plástico que simula ser un refresco de cola. En realidad es alcohol destilado, más conocido como "chispa de tren" por los efectos que ocasiona en el estómago cuando se ingiere.

Las patrullas policiales y los uniformados rondan el lugar y los tres hombres esconden la botella. "Esto es lo mío, yo no puedo vivir sin esto", afirma uno de los hombres para justificar su transgresión. "¿Qué culpa tengo yo de que Él ya no se pueda dar un trago?", reflexiona con la lengua enredada.

Desde la celebración por su 90 cumpleaños, en agosto pasado, había subido mucho el tono del culto a la personalidad, de manera que los cubanos parecen estar acostumbrados a la 'fidelmanía'

Los carteles con el rostro de Fidel Castro están por todos lados. Desde la celebración por su 90 cumpleaños, en agosto pasado, había subido mucho el tono del culto a la personalidad, de manera que los cubanos parecen estar acostumbrados a la fidelmanía.

"¿En la escuela van a cambiar el busto de Martí por uno de Fidel?", pregunta una niña de siete años a su madre. En la calle, los habaneros especulan sobre los previsibles homenajes a Castro y apuestan por la instauración de una orden oficial en su honor, la impresión de su rostro en algún billete, un relieve con su silueta en la Plaza de la Revolución, alguna calle con su nombre y un museo en su memoria en el corazón de la ciudad.

Los más osados vaticinan incluso un cambio en la única organización política permitida en el país. "Es un buen momento para sacudirse eso de comunista", comenta a este diario un académico oficial que pide el anonimato. "Es posible que en el próximo pleno del PCC o en un congreso extraordinario lo rebauticen como Partido Fidelista".

A tono con los vaticinios populares, la lotería ilegal, conocida como la bolita, ha visto un aumento de las apuestas alrededor de los números que significan policía, muerto grande y caballo.

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