La Policía cubana debió protegerlo, pero terminó matando a Zidane, de 17 años

Zidane llevaba meses viviendo un intenso conflicto vecinal en el que las autoridades apenas habían mediado

Zinédine Zidane Batista junto a su padre Yosvany Batista, en una foto tomada en mayo del año pasado. (Facebook/Yosvany Batista)
Zinédine Zidane Batista junto a su padre Yosvany Batista, en una foto tomada en mayo del año pasado. (Facebook/Yosvany Batista)
Yoani Sánchez

12 de julio 2022 - 20:39

La Habana/Cuando Zinédine Zidane Batista Álvarez nació, hace 17 años, su propio padre, Yosvany, escribió su nombre, el del reconocidísimo futbolista francés, en un papel, para que no se equivocaran en la certificación. "Después resultó que le gustaba más el béisbol que el fútbol".

Yosvany Batista, de 43 años, habla con 14ymedio con amargura y sin miedo. Está destrozado desde que a su hijo le fue arrebatada la vida el pasado 1 de julio en el reparto de El Condado, en Santa Clara, donde reside la familia.

Las imágenes, que enseguida corrieron por redes sociales, son brutales. El joven yace en el suelo, esposado y con sangre saliendo de una herida en el muslo. Un policía se acerca y lo patea en el abdomen. Luego, efectúa un segundo disparo hacia el tórax, y el cuerpo deja de moverse.

Zidane llevaba meses viviendo un intenso conflicto vecinal en el que las autoridades apenas habían mediado, a pesar de las denuncias que había hecho la familia. Su padre es contundente: los uniformados que debieron protegerlo terminaron matándolo.

"Ese mismo 1 de julio en la mañana, mi hijo y yo fuimos a la 5ª estación de Policía porque estábamos citados", recuerda Batista. La familia estaba inmersa en una disputa que había escalado en los últimos meses, con unos ocupantes que irrumpieron en la vivienda donde el joven, su esposa y sus hijos se habían colado tiempo antes. "Es una casa que estaba vacía desde hace cinco años porque el dueño se fue para España y murió allá", explica el hombre.

La familia estaba inmersa en una disputa que había escalado en los últimos meses, con unos ocupantes que irrumpieron en la vivienda donde el joven, su esposa y sus hijos se habían colado tiempo antes

En la estación policial estuvieron dos horas con la fiscal que estaba atendiendo el caso. Al regresar, el hombre se acostó un rato y su hijo se quedó jugando videojuegos. "Sobre las dos y media de la tarde nos llega la noticia de que esa otra familia, con la que ya habíamos tenido muchos problemas, había atacado a la prima de la mujer de mi hijo, que estaba en la tienda La Latina", refiere.

De inmediato, regresaron a la unidad de policía para denunciar esa nueva agresión, pero les dijeron que no podían hacer nada "contra estas personas que se introdujeron en la vivienda un día en el que aprovecharon que mi hijo fue a llevar a una de las niñas de su esposa al hospital, y después de eso no quisieron salir más".

Ante lo que denuncia como inacción de las autoridades, instó a su hijo a que resolvieran el conflicto por su propia cuenta. "Les dije a los ocupantes que salieran de la casa y que ese problema tenía que resolverse y nos paramos frente al 217 de la calle Rodolfo Valderas, en El Condado", detalla con la dirección Batista.

"Después de unos 20 minutos esperando a la otra familia", rememora, emprendieron el camino en otra dirección, cuando, de repente, "ellos nos alcanzaron por la espalda": "Nos tiraban piedras y nosotros respondíamos también con piedras. Recibí un planazo con un machete y una pedrada en el antebrazo. Cuando llegó la policía, más o menos una hora después de comenzado el conflicto, ya todo era más una pelea verbal".

Batista cuenta que su hijo tenía un machete y él un cuchillo, y que le dio a Zidane ambas armas cuando oyó las sirenas de las patrullas, indicándole que regresara a la casa. E insiste: "Los policías no intentaron calmar la situación sino que agudizaron la violencia. Cuando llegaron, me fueron para arriba enseguida a golpearme. Ya mi hijo se iba, pero me ve en el suelo y regresa".

”Sobre las dos y media de la tarde nos llega la noticia de que esa otra familia, con la que ya habíamos tenido muchos problemas, había atacado a la prima de la mujer de mi hijo, que estaba en la tienda La Latina"

Los policías que se abalanzaron sobre el propio Yosvany para golpearlo le quitaban de la vista al joven Zidane. "Solo escuché que gritaba que nadie iba a darme golpes y entonces sentí el disparo. Era el segundo, porque el primero no lo escuché. Saqué la fuerza no sé de dónde y me levanté, pero ya lo vi a él esposado en el suelo y sangrando mientras lo seguían golpeando".

Yosvany trató de auxiliarlo, cargándolo, pero no pudo: "Ya estaba casi muerto". El informe forense confirmó luego de que un disparo le entró por el muslo y el otro por la zona superior izquierda del tórax. "Lo llevaron al hospital porque la gente empezó a gritarles que lo ayudaran. La prima de su mujer fue la que le hizo un torniquete en la pierna".

"Empecé a perseguir al policía que le había disparado y me lanzó dos tiros a los pies. Por suerte ninguno me dio". En ese momento, dice Yosvany, le pasó por la mente su hijo más pequeño, de 11 años, y eso fue lo que le impidió matar al agente: "Ahora no estaría haciendo esta entrevista, sino en el cementerio".

Batista considera que, puesto que ya estaba herido y no podía huir, no era necesario el segundo tiro. "Cuando ya estaba en el suelo, esposado es que le vuelven a disparar. Esa es la imagen que se ve en el video. A él lo rematan en el suelo, sin tener ninguna posibilidad de defenderse. Vi la sangre en el pantalón pero yo pensé que era una herida pequeña".

El hombre continúa: "El segundo disparo se alojó en el pulmón y cuando llegó al hospital y lo intentaron reanimar, ya estaba muerto. Mi esposa no tuvo el valor para vestir el cuerpo cuando se lo entregaron para el funeral. Ahora nos han dicho que hay una investigación. Yo voy a hacer declaraciones esta semana para ver si logramos que procesen al policía que lo mató".

Zidane, recuerda su padre, nació en la calle Martí, en El Condado Norte, "le gustaban los caballos y fue un buen hijo". Amaba los animales y criaba palomas. Tanto Yosvany como su esposa, que llevan 19 años de matrimonio y tienen cinco nietos, son pastores del Ministerio Apostólico y Profético.

"Solo escuché que gritaba que nadie iba a darme golpes y entonces sentí el disparo. Era el segundo, porque el primero no lo escuché”

"Cuando ella y yo nos conocimos teníamos problemas de vivienda y ocupamos un Consultorio Médico vacío, allí estuvimos viviendo casi diez años", detalla. "Después nos mudamos a Camajuaní como pastores. Zidane era asmático, también muy inteligente, aunque no le gustaba mucho la escuela. Tenía una gran memoria para los hechos históricos".

"Cuando Zidane conoció a su pareja ya ella estaba embarazada y él le dio su apellido a la niña. Él adoraba a esa niña", precisa. "Han dicho muchas mentiras sobre mi hijo, pero la mayor parte de lo que dicen de supuestos delitos es falso. Él estuvo detenido porque presenció las protestas del 11 de julio y le pusieron 2.000 pesos de multa por violar las medidas sanitarias".

El día de las históricas manifestaciones, asegura Batista, Zidane "fue a bañarse al río y luego a buscar un poco de yogur para la niña. Se quedaron de espectadores mirando a la gente que estaba protestando y por eso él y su mujer fueron multados. Lo detuvieron, lo maltrataron, le dieron golpes y solo lo dejaron en libertad a los siete días. A partir de ahí tenía que ir a firmar en la quinta unidad de Policía".

Aunque el padre insiste en que Zidane fue sorprendido por las protestas en el camino, "yo le dije a la policía que si él gritó algo, al menos había tenido el valor de expresar lo que sentía, porque la juventud cubana no tiene opción de nada, no tiene posibilidad de desarrollarse. Los padres pasamos mucho trabajo para poderlos mantener".

El dolor, ahora, es insoportable para él, que no pudo ir al entierro de su hijo porque estaba en ese momento detenido tras la pelea. "No he podido ir al cementerio porque no tengo el valor para ver su tumba".

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