Ray Fernández le pone música al choteo en su nuevo disco

Ray Fernández sostiene su último disco. (14ymedio)
El artista Ray Fernández sostiene su nuevo disco, 'Mamá ando contento'. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

11 de agosto 2017 - 15:41

La Habana/Ray Fernández se dio a conocer en Alamar, ese trozo de ciudad creado para ser cuna del "hombre nuevo" y devenido en escenario del movimiento hip hop alternativo. Nacido en tierras villaclareñas, el trovador se ha mimetizado con La Habana, de la que ha tomado un desparpajo capitalino que mezcla con su picardía provinciana.

Cocinero de profesión, la música lo alejó de las sartenes cuando empezó a tocar canciones en su barrio y en el largo banco de parque que es el Malecón. En lugar de asumir los sobrios cánones de la Nueva Trova, Fernández se trazó su propio camino mezclando el son y la guaracha, a los que salpicó con versos de elevados poetas y frases de los abismos callejeros.

La guitarra lo ha ayudado a ganarse la vida. Hizo "sopa", pero no de pollo ni de pescado, sino con temas musicales para complacer el gusto de los turistas y poder volver a casa con unos pesos en el bolsillo. En esas largas serenatas aprendió a cantar de todo, desde temas del brasileño Roberto Carlos hasta bolerones clásicos, que arrancan lágrimas y aplausos.

La guitarra lo ha ayudado a ganarse la vida. Hizo "sopa", pero no de pollo ni de pescado, sino con temas musicales para complacer el gusto de los turistas

En 2009, Fernández logró un espacio todos los jueves en el club Diablo Tun Tun, de la Casa de la Música de Miramar. Desde entonces ha sido una de las más famosas peñas habaneras donde se canta, se bebe y -como un fauno divertido- el cantautor hace de músico, presentador, showman y amigo.

Su tema La yuca se volvió a principios de este siglo un himno a la picaresca nacional para sortear las penurias económicas y contenía, también, una descarnada crítica al poder, a ese cacique "que tiene el power absoluto".

El humor y la improvisación lo han acompañado en su camino profesional y dado forma a canciones como El obrero, El gerente, Matarife y El librero, mientras que el lirismo de sus composiciones alcanza la cima con El son de José, dedicado al gran autor de Paradiso, José Lezama Lima.

El humor y la improvisación lo han acompañado en su camino profesional y dado forma a canciones como 'El obrero', 'El gerente', 'Matarife' y 'El librero'

Ahora acaba de salir su cuarto disco titulado con el sugerente juego de palabras Mamá ando contento y en el que profundiza la huella que dejaron los tres anteriores: Entre la piedra y el sueño, Conciertosky y Paciencia.

El humor campea por su respeto en la nueva producción que contiene nueve temas y dura poco más de media hora. La compilación muestra la madurez artística y el valor personal con que el artista afronta su entorno y su propia vida.

Quienes este jueves desafiaron a la lluvia para asistir a la presentación del disco eran en su mayoría jóvenes, muchos de ellos universitarios, que conforman el grupo de habituales de la peña. Se saben de memoria casi todas las canciones, conocen los vericuetos, desentrañan las dobles lecturas y disfrutan el agridulce sabor de cada ironía.

Para ellos, Fernández ha comenzado bien arriba el disco. Desde los primeros segundos saca las uñas y muestra los colmillos para criticar los excesivos controles sobre los ciudadanos en el tema que da título al volumen. "Mecanismos que el diablo ha creado para tu control", los llama, e incluyen las huellas dactilares que se toman al bebé al nacer, e ironiza: "Ya han creado el perfil y tú aún no has mudado los dientes".

La segunda pieza musicaliza el poema de Eugenio Florit El ausente y es la única cuya letra no es de la autoría de Fernández. "¿Quién murió para mi vida? ¿Sobre qué muerto estoy yo vivo"?, pregunta matizando el drama con voz sonera.

Considerada una ranchera feminista la canción 'Pídelo todo mujer', que permite al cantautor exponer su capacidad de desdoblarse en diversos personajes

En el tema Artistaje sale a relucir el perfil autobiográfico del bohemio que nunca ha querido mostrarse complaciente –"en la ciudad letrada me tildan de bufón"–. Alude a las descalificaciones de algunos críticos con un coro que canta: "Tanto golpe bajo, cálculo y astucia, propaganda y maquillaje contra mi legado, contra mi denuncia contra mi kilometraje".

Considerada una ranchera feminista la canción Pídelo todo mujer permite al cantautor exponer su capacidad de desdoblarse en diversos personajes. Con voz engolada y cierto acento mexicano alardea de machista –"Pídelo todo mujer, que aquí estoy yo"– y los acompañantes corean: "Pídelo todo mujer y que te lleve a comer a un restaurant bien caro también".

El discurso populista y patriotero es objeto también de su implacable choteo. En Hormigón armado una hormiga exhorta a sus compañeras a la guerra: "No podemos perder esta contienda, este pan que nos llevamos a la boca lo tenemos bien ganado". "Con los pantalones puestos defenderemos lo nuestro. Moriremos como mueren los insectos", dice simulando el lenguaje bélico de los discursos. Sin embargo, el coro la trae de vuelta a la realidad: "De un pisotón, de un pisotón. Será glorioso fallecer de un pisotón".

Otro género inventado por Fernández es la 'pseudomazurka', donde rememora los tiempos en que en las escuelas cubanas se organizaban grupos de danzas tradicionales de Europa del Este

Otro género inventado por Fernández es la pseudomazurka, donde rememora los tiempos en que en las escuelas cubanas se organizaban grupos de danzas tradicionales de Europa del Este. La letra es una poderosa autoburla en la que el compositor se pregunta por qué su carrera no levanta y los otros músicos responden: "Porque al que fuma, bebe y canta se le jode la garganta"

Para finalizar queda el plato fuerte, El corrido del gusano, el número más atrevido del disco donde el autor habla del posible disconforme "que todos llevamos dentro" y del que dice "vive junto a mí apaleado, nunca a nadie se lo muestro, cuando estoy solo en la casa lo dejo un ratico suelto".

El coro, que a lo largo de todo el disco dialoga y polemiza con el solista, lo ataca: "Mátelo compadre, mátelo, que un día de estos se desata el animal. Mátelo compadre, mátelo, que está muy viejo para ser tan sentimental". Con ese jocoso llamado a ahogar la rebeldía, fuente de todos los logros y problemas que se ha buscado Ray Fernández, concluye el disco.

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