Velas y rezos en La Habana para la patrona de los prisioneros: la Virgen de la Merced

Muchos llegaron al templo vestidos mayoritariamente de blanco, en honor a la Merced y al orisha mayor Obbatalá, con quien la Virgen se sincretiza en la santería

El sacerdote que acompañó el rezo en la iglesia de la Merced de La Habana, pidió un ruego "por el futuro de la patria y de los niños cubanos". (14ymedio)
El sacerdote que acompañó el rezo en la iglesia de la Merced de La Habana, pidió un ruego "por el futuro de la patria y de los niños cubanos". (14ymedio)
Juan Diego Rodríguez

25 de septiembre 2022 - 00:08

La Habana/En una Isla con más de mil presos políticos, la patrona de los prisioneros se ha convertido en la imagen ante la que rezan infinidad de familias cubanas. Este 24 de septiembre, la patrona de los reclusos recibió flores y velas en su parroquia de la calle Cuba, en La Habana Vieja, bajo la atenta mirada de un operativo policial con agentes uniformados y de civil.

Vestidos mayoritariamente de blanco, en honor a la Merced y al orisha mayor Obbatalá, con quien la Virgen se sincretiza en la santería, fueron llegando durante todo el día vecinos de las inmediaciones y también otros que viajaron desde lejanos municipios. A la mayoría los unía un motivo especial: orar por las personas encerradas en las cárceles, en un país con más de 90.000 prisioneros.

Desde temprano en la mañana, a las afueras del templo se colocaron varias mesas para la venta privada de estampas, accesorios religiosos, flores y otras ofrendas dedicadas a la Merced. Pero la inflación lastró el entusiasmo de los compradores que abrían los ojos cuando escuchaban que cada vela costaba 50 pesos. Al oír esa cifra, muchos decidieron volver sobre sus pasos y entrar con las manos vacías al templo.

Las flores tampoco escaparon del alza de precios y los ramos pequeños, con solo unas pocas mariposas, costaban 100 pesos, mientras que otros un poco más elaborados y con más variedad ascendían a unos 400. Para los residentes en la pobre barriada de San Isidro, donde está situada la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, pagar tales precios significa renunciar a poner algo en el plato o gastar buena parte de su salario en tallos y pétalos.

El sacerdote que acompañó el rezo, pidió un ruego "por el futuro de la patria y de los niños cubanos". La solicitud fue seguida de plegarias y manos que se juntaron para orar. No faltaron tampoco los que llevaron alguna imagen de su familiar condenado a prisión para que los acompañara durante el tiempo dentro de la iglesia y en el momento de acercarse al altar con la imagen de la Merced.

En otros puntos de La Habana, como la desembocadura del río Almendares, un grupo de practicantes de la santería se unió también en una ceremonia para recordar al orisha "creador de la tierra y escultor del ser". Las vestimentas blancas fueron más comunes en la ciudad durante todo el día y no faltaron las ceremonias domésticas con rezos para los cubanos presos en manos de traficantes y coyotes durante su ruta migratoria.

Las numerosas cubanas, especialmente mayores de 50 años, que fueron nombradas "Mercedes" o "Mercy", en honor a la Virgen, también celebraron, aunque en esta ocasión los cakes de merengue blanco -tan característicos de estos festejos sincréticos- escasearon por la falta de harina y huevo. La crisis económica obligó a los cubanos a celebraciones más modestas pero igual de emotivas que otros años.

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