Desde 2020, ha bajado un 61% el número de pasajeros transportados en Cuba

Transporte

Por causas múltiples: emigración, crisis económica, infraestructuras deficientes, accidentes de tren y en carretera

En el tren siniestrado este martes en Camagüey viajaban más de 500 pasajeros, aunque ninguno resultó herido de gravedad.
En el tren siniestrado este martes en Camagüey viajaban más de 500 pasajeros, aunque ninguno resultó herido de gravedad. / Eduardo Rodríguez Dávila
14ymedio

28 de mayo 2025 - 08:38

Madrid/Conocido popularmente como el ministro de Facebook, Eduardo Rodríguez Dávila apenas tardó dos horas y 20 minutos en informar a la población del descarrilamiento de un tren de pasajeros este martes en Camagüey. El incidente se produjo a las 9:45 de la noche en el Extra 16, que cubre la ruta Holguín-La Habana y ha dejado varios heridos leves. “Hasta el momento no hay lesionados graves”, respiró el ministro, lo cual no es poco a la vista del estado de las infraestructuras en la Isla y que en esos vagones viajaban más de 500 personas.

El tren atravesaba el kilómetro 522.600 de la Línea Central, en dirección a Ciego de Ávila, cuando descarrilaron –en un punto conocido como acceso comercial El Cárnico– la locomotora y dos coches de pasajeros. Los afectados, cuyo número no se especificó, fueron atendidos en el lugar y trasladados a centros hospitalarios de la provincia para una evaluación más profunda. 

En paralelo, la Policía y otros cuerpos del Ministerio del Interior investigan las causas que provocaron el incidente, que sí ha dejado daños materiales en los trucks o ruedas y sistemas de suspensión de los tres coches afectados. “Inmediatamente se activó el tren de auxilio de Camagüey y ya se ejecutan las labores de recuperación para restablecer la circulación normal lo antes posible”, escribió Rodríguez Dávila, pasados pocos minutos de las 12. En torno a las 4 de la madrugada, el ministro seguía respondiendo mensajes. 

“Inmediatamente se activó el tren de auxilio de Camagüey y ya se ejecutan las labores de recuperación para restablecer la circulación normal lo antes posible”

“La guagua Bayamo-La Habana, rota entrando a Camagüey. Llevamos varias horas aquí y no se resuelve la situación. Llevamos niños”, lamentaba una usuaria. “En breve recibiràn un ómnibus para el trasbordo. Agradecemos la comprensión. Saludos”, contestó el ministro minutos después. La popularidad del funcionario se constata en la cascada de reacciones de sus seguidores, que contrasta ampliamente con las respuestas que suelen recibir sus colegas de gabinete, incluyendo sus máximos jefes, el primer ministro Manuel Marrero y el presidente Miguel Díaz-Canel.

Todo ello a pesar del calamitoso ministerio que dirige y que, si bien no está mucho peor que el resto, tiene un impacto de lo más cotidiano en la vida de una ciudadanía a la que cuesta cada vez más, en tiempo y dinero, moverse. Este mismo martes se dieron a conocer los datos de siniestralidad vial –con un ascenso en la mortalidad pese a la caída de accidentes–, consecuencia no solo de las distracciones e infracciones de los conductores, sino del pésimo estado de las vías. “Los kilómetros evaluados de bien no superan el 29%, debido al acelerado deterioro”, indicaba el informe.

La flota de ómnibus mengua cada vez más, en muchos casos por las averías de los vehículos o sus piezas, en otros porque la falta de combustible obliga a suprimir servicios. A pesar de que desde inicios de año funciona el Fondo de Desarrollo del Transporte Público –que se nutre de los impuestos en divisas aplicados a la importación de autos–, la recuperación es una tarea de grandes dimensiones y debe ser, en todo caso, “progresiva”, alegó el ministro

Es por tanto normal que, según los datos de transporte del primer trimestre de este año, publicados este martes por la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), el porcentaje de pasajeros movidos en ómnibus ha caído un 15% comparado con el mismo período del año pasado, desde los 96 millones de pasajeros a 81,5. 

La situación es aún peor si se mira a 2020, como ha hecho el economista cubano Pedro Monreal: en cinco años se perdió el 61% de pasajeros transportados a través de todos los medios, algo que no solo se explica por la caída de la población.

Del ferrocarril, poco bueno puede decirse también. Hace apenas dos semanas que descarriló otro tren en Matanzas, en esta ocasión cargado de alcohol y provocando un incendio. En diciembre de 2024 chocaron dos locomotoras en Sancti Spíritus, una de ellas al frente de un tren con petróleo, caso similar al de abril de 2024, cuando descarriló un tren cargado de crudo. En septiembre, mientras tanto, hubo dos incidentes similares con trenes de pasajeros. Que no haya habido una desgracia podría calificarse de milagro para los más creyentes. Pese a todo, el descenso de pasajeros en tren es mucho menor al de ómnibus. Hubo 700.000 viajeros hasta marzo de 2025, frente a 800.000 un año antes. 

Los problemas del transporte van, claro, más allá del movimiento de pasajeros, aunque sean los que más percibe la población. Sin embargo, el traslado de mercancías no deja un panorama más halagüeño. Sus cifras son un excelente indicador de la recesión económica, subraya Pedro Monreal, tanto por lo que dicen de las propias deficiencias en infraestructuras como por las consecuencias: menos productos. 

Sus cifras son un excelente indicador de la recesión económica, subraya Pedro Monreal, tanto por lo que dicen de las propias deficiencias en infraestructuras como por las consecuencias: menos productos

En el primer trimestre del año solo aumentaron las cargas marítimas y aéreas, pero el análisis del detalle no es menos revelador. Por ferrocarril se movió un 25% menos de tonelaje que en el mismo período del año anterior (1.489.800 toneladas al cierre de marzo), mientras que por carretera el descenso fue solo del 4% (10.517.300 toneladas). Sin embargo, crecieron en porcentaje las cargas –mucho menores por cantidad– enviadas por avión (un 59,5%, desde 500 a 800 toneladas), y por barco (un 40,6%, desde 702.100 toneladas a 987.300).

El aumento de los envíos por barco crece, sí, aunque lo hace fundamentalmente por el cabotaje, que sube un 47% en comparación con el primer trimestre de 2024, mientras que los envíos internacionales cayeron más de un 33%. La explicación más plausible a ese salto es que, a pesar de que se importó menos mercancía, la que llegó se transportó dentro de Cuba más que otras veces por barco, previsiblemente por lo mismo que cayeron los traslados por tren y camión: el empeoramiento de las condiciones de estos medios de transporte.

Otro dato a destacar de los ayer conocidos es el desplome del traslado de materiales de la construcción, que se refleja tanto en el tren (un 42% menos) como en carreteras (27% menos). Puesto que –junto con los alimentos movidos en camiones– es el único producto que se detalla para el transporte de mercancías, queda en evidencia un indicador más de la crisis multisectorial que asola la Isla. 

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