Berta Soler esperaba más de la visita de Barack Obama
(EFE).- La líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, esperaba más del presidente estadounidense, Barack Obama, en su visita a Cuba y ahora le pide que condicione al Gobierno de la isla con un pronunciamiento "enérgico" por el cese de la violencia policial y una amnistía general para los presos políticos.
"Queremos que el Gobierno estadounidense condicione al Gobierno cubano y lo que estamos viendo es que el cubano es el que condiciona, y públicamente, con el embargo, la base naval de Guantánamo, mientras el estadounidense da concesiones y cosas a cambio de nada", dijo en una entrevista con Efe en Washington.
Berta Soler, uno de los rostros más conocidos de la disidencia cubana, viajó esta semana a la capital estadounidense para denunciar el aumento de la represión en la isla en una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Durante su visita de cinco días se reunió también con funcionarios del Departamento de Estado, senadores, universitarios y abogados de la Comisión para pedir que se presione al Gobierno cubano por el cese la violencia policial, que "aumentó antes, en presencia, y después de la visita de Obama".
"El Gobierno cubano dio un mensaje muy claro de que 'aquí el que manda soy yo' y por eso se recrudeció la violencia policial. (Si se le presiona) quizás no cesará las detenciones arbitrarias pero sí estas golpizas mortales que estamos recibiendo", afirmó la disidente.
En los últimos diez meses la marcha dominical de las Damas de Blanco en La Habana ha terminado frecuentemente con arrestos, incluso el pasado 20 de marzo pocas horas antes de la llegada de Obama a la isla en su histórica visita.
Soler participó en la reunión del presidente estadounidense en la capital cubana con un grupo de disidentes y representantes de la sociedad civil independiente, ocasión en la que le trasladó unas peticiones que aún espera ver satisfechas.
"Esperábamos mucho más (de la visita de Obama), hubo palabras muy lindas (...) pero era muy necesario que se pronunciase enérgicamente por el cese de la violencia policial y por una amnistía general de los presos políticos, eso no lo vimos, y se lo señalamos en nuestro encuentro", indicó.
La disidente reiteró esta petición en su reunión de esta semana con funcionarios del Departamento de Estado, a los que reclamó que sea Estados Unidos quien ponga las condiciones al Gobierno cubano en el proceso de normalización de relaciones, y no al revés.
"Realmente el oponernos (al deshielo entre EE UU y Cuba) no es porque no queremos que tengan ambos gobiernos relaciones, es de la forma que se está llevando, hay muchas concesiones que el Gobierno norteamericano da a cambio de nada y cuando hay un negocio ambas partes tienen que condicionar y van cediendo a medida que van negociando", consideró.
Soler restó importancia a la división entre la disidencia de la isla sobre la política de apertura de Obama a Cuba porque lo clave es que todos quieren "una Cuba democrática"
En este sentido, la disidente pidió en el Departamento de Estado que el Gobierno estadounidense "exija" al Gobierno de Cuba que los inversionistas extranjeros en la isla empleen y paguen ellos mismos a sus trabajadores para que esos recursos "no vayan a manos del Gobierno sino que empoderen y mejoren la situación del pueblo".
Soler restó importancia a la división entre la disidencia de la isla sobre la política de apertura de Obama a Cuba porque lo clave es que todos quieren "una Cuba democrática".
"Nosotros luchamos por una democracia y en las democracias hay diversidad de opiniones. Los 13 que estábamos frente a Obama (en la reunión de La Habana) teníamos diferentes opiniones y él estuvo preparado para que muchos le dijéramos que estamos en contra del cambio entre Estados Unidos y el Gobierno cubano", relató.
Su percepción es que "el pueblo de Cuba sintió mucha simpatía por Barack Obama", mientras que el presidente cubano, Raúl Castro, "demostró que es bien déspota" ya que "los dictadores son así, hacen desplantes" como no ir a recibir al presidente estadounidense a su llegada al aeropuerto de La Habana.
Berta Soler (1963, Matanzas, Cuba) tomó el liderazgo de las Damas de Blanco tras la muerte de Laura Pollán en 2011, casi una década después de que naciera el movimiento.
Las impulsoras fueron las esposas, madres y hermanas del grupo de 75 opositores condenados a prisión durante la "Primavera Negra" de 2003 (ya excarcelados), entre los que figuró Ángel Moya, el esposo de Soler, o Héctor Maseda, viudo de Pollán.
A Soler no le preocupa "para nada" si el próximo presidente estadounidense es el imprevisible magnate Donald Trump o si ganan demócratas o republicanos.
"Da lo mismo que sea uno u otro, lo más importante es que la política del Estado sea enérgica y fuerte con el Gobierno cubano. No piensen que el embargo nos ha hundido en la miseria, hay que cambiar el sistema que no funciona y eso lo van a hacer los cubanos con el apoyo de la comunidad internacional", sostuvo.
"Yo para nada me preocupo, yo no he elegido nunca a ningún presidente en mi país, el pueblo norteamericano puede ir a las urnas y si se equivoca tiene cuatro años para rectificar, eso no tenemos el pueblo de Cuba, yo nací en 1963 y nunca he ido a unas urnas. Puede ser la Clinton o Trump, o quien sea, pero si equivocan el pueblo tiene derecho a rectificar", concluyó.