Los cables de los más informados

Ahora, cuando alguien asegura que se ha enterado de un suceso porque lo leyó en los cables, solo motiva a la risa

Los cables ya no se conservan en una oficina secreta ni se incineran cuando han perdido actualidad. Se dejan a la vista en los despachos de algunos vicedirectores de empresas y finalmente se botan a la basura. (14ymedio)
Los cables ya no se conservan en una oficina secreta ni se incineran cuando han perdido actualidad. Se dejan a la vista en los despachos de algunos vicedirectores de empresas y finalmente se botan a la basura. (14ymedio)
Marcelo Hernández

21 de septiembre 2017 - 22:41

La Habana/"Me lo contó un vecino que tiene acceso a los cables", era la frase que zanjaba muchas discusiones y confirmaba que el interlocutor estaba conectado con el poder, una afirmación que solo podían permitirse los altos funcionarios, los amigos de gente influyente y los militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC).

A mediados de la década del 60 la entonces denominada Comisión de Orientación Revolucionaria, la COR para los entendidos, comenzó a difundir una limitada edición diaria de las noticias más importantes emitidas por las agencias internacionales.

Por su naturaleza, aquellos textos poseían dos características que los hacían merecedores de su impresión: la primera, que eran sucesos, opiniones y análisis que debían ser manejados discretamente por los dirigentes políticos de más alto nivel en el PCC; la segunda, que no resultaba conveniente divulgarlos entre la población a través de los medios nacionales.

Con el paso del tiempo, la COR se convirtió en el Departamento de Orientación Revolucionaria y actualmente lleva el nombre de Departamento Ideológico del Comité Central del PCC. A pesar de los cambios nominales su función sigue siendo la misma: controlar el flujo informativo.

El secretismo inventado por los jerarcas ideológicos del Partido se ha vuelto muy poroso hoy en día gracias a las nuevas tecnologías

Los cables también evolucionaron y aunque siguieron bebiendo de las mismas fuentes y continuaron imprimiéndose en modestas hojas presilladas, su distribución se hizo un poco más amplia hasta llegar "a niveles intermedios de dirección".

Ahora, cuando alguien asegura que se ha enterado de un suceso porque lo leyó en los cables, solo motiva a la risa. Sobre todo entre aquellos que tienen cables clandestinos que a través de antenas ilegales transmiten programas de canales extranjeros.

El secretismo inventado por los jerarcas ideológicos del Partido se ha vuelto muy poroso hoy en día gracias a las nuevas tecnologías. Los videos de protestas callejeras saltan de celular en celular vía bluetooth, los diarios independientes envían notas a través de los SMS y los caminos alternativos que abren los proxys anónimos permiten navegar a los interesados por todos los sitios prohibidos.

Los cables ya no se conservan en una oficina secreta ni se incineran cuando han perdido actualidad. Se dejan a la vista en los despachos de algunos vicedirectores de empresas y finalmente se botan a la basura, como estos de la imagen, lanzados a un lado de un latón de desperdicios.

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