La central de Renté cumple 59 años y sobrevive a duras penas

Energía

Una "brigada" de 180 obreros fabrica las piezas de repuesto para mantenerla en pie

Algunos de los trabajadores de la Antonio Maceo son tan viejos como sus piezas.
Algunos de los trabajadores de la Antonio Maceo son tan viejos como sus piezas. / Granma
14ymedio

27 de mayo 2025 - 15:10

La Habana/En 1966, cuando se instalaron en la península de Renté, Santiago de Cuba, las dos primeras plantas de la termoeléctrica Antonio Maceo, los expertos le pronosticaron una vida útil de unos 35 años. Hoy, con 59 años de explotación y llena de parches y remaches, la central apenas funciona gracias a que los obreros fabrican el 80% de las piezas que mantienen a la central en pie.

En una nota que llama a aplaudir el “esfuerzo y sacrificio” de los 1.500 trabajadores de Renté, la prensa oficial dio detalles el lunes sobre una de las principales termoeléctricas del país. La Antonio Maceo no solo duplica su vida útil prevista, sino que genera apenas 258 megavatios (MW), la mitad de los 500 que llegó a entregar en los años 80, cuando el subsidio soviético aún daba oxígeno a la economía de la Isla.

Aunque comenzó con dos unidades generadoras en su fundación, para su década dorada ya contaba con seis. De ellas ahora resisten dos, y una tercera, la 5, está herida de muerte, aunque los trabajadores aseguran que intentan ponerla en marcha. Las otras tres, que la prensa no menciona, están desactivadas.

Los problemas para lograr mantener a flote la central son los mismos que en el resto de termoeléctricas del país

Los problemas para lograr mantener a flote la central son los mismos que en el resto de termoeléctricas del país: falta absoluta de recursos, piezas de repuesto y divisas para obtenerlos. De ahí que la inventiva de los trabajadores, según el director general de la central, Jesús Aguilar, sea la “principal fortaleza” de la central.

Pese a ser un trabajo exigente y peligroso, la termoeléctrica tiene empleados tan antiguos como sus piezas. Arturo Laurence Richard, de 82 años, es una verdadera reliquia de la central, en la que trabaja desde el mismo año en que se puso en marcha: “Renté siempre puede contar conmigo, desde 1966”, asegura a la prensa estatal el hombre, que trabajó mano a mano con los ingenieros soviéticos. 

Con las unidades 3 y 6 más o menos estables, los empleados de la Antonio Maceo intentan sacar a la 5 de su avería permanente –este martes, junto a los 1.510 MW de déficit previsto en el país, la Unión Eléctrica la ubicó entre las que estaban en “mantenimiento”. Para ello, advierten, deben “sortear múltiples obstáculos, como financiamiento y recursos materiales”, y una vez más la responsabilidad recae en los 180 miembros de la “brigada de fabricación y recuperación de piezas de repuesto, esas que sustituyen importaciones y ahorran millones”. 

Además de aportar energía al sistema eléctrico nacional (SEN), de la Antonio Maceo dependen industrias concretas de la región oriental, como “la planta de llenado de gas licuado de petróleo, los centrales azucareros, las redes y sistemas hidráulicos, y hasta la producción de alimentos”, resalta Granma. Y aunque los empleados añaden que hacen lo posible por mantener en funcionamiento la central, saben que no depende solo de ellos. 

“Muchos dicen ‘siguen los apagones’, eso es verdad, somos conscientes, pero hay que estar aquí para ver el esfuerzo y la entrega de nuestro colectivo, que muchas veces, literalmente, se muda aquí hasta restablecer el servicio en condiciones difíciles”, defienden los obreros de la central.

“Ellos también enfrentan la dureza de los tiempos, y es muy posible que, tras horas trabajando por la electricidad de otros, lleguen a sus casas y se la encuentren, como le sucede a cualquier cubano, a oscuras”, explica Granma.

Aunque el medio evite el asunto, tampoco se cuida a los empleados de “voluntad de acero” como se debería, y muchos sortean los días sin los medios de trabajo y seguridad necesarios. Ya se han dado casos de accidentes laborales en Renté, aunque ninguno en los últimos 15 años. No obstante, los trabajadores conocen el sentimiento: “Cuando perdemos a algún compañero por esta causa, es terrible en el ámbito laboral y personal”. 

Mucho más joven es la Antonio Guiteras de Matanzas, construida en 1988 con tecnología francesa y los últimos subsidios de la URSS, la Antonio Guiteras de Matanzas es la mayor termoeléctrica del país y otra de las que, como su tocaya, ha rebasado su vida útil. Llegada a un punto crítico, la central anunció que parará este año para una reparación capital pospuesta durante dos décadas.

“Los rotores de Guiteras no se abren desde aquella avería en el año 2004. Entonces, saca la cuenta. Desde 2004 había que haberle hecho ya dos reparaciones capitales, y no se le ha hecho ninguna”, dijo el pasado marzo el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy sobre el calamitoso estado de la central. 

La extensa reparación desafía una regla que Ecured, el remedo cubano de Wikipedia, deja plasmada en su web: “Los mantenimientos planificados se le realizan para que, de las 8.700 horas que tiene el año, permanezca cerca de 8.000 en línea”. El incumplimiento, no obstante, no es una sorpresa para los cubanos, acostumbrados a que las vetustas termoeléctricas de la Isla salgan del SEN cada vez con más frecuencia.

También te puede interesar

Lo último

stats