Cierran las famosas Galerías Paseo de La Habana, primer paso hacia una probable dolarización
Comercio
Las tiendas del complejo, situado en el Malecón, vendían en MLC y estaban desabastecidas
La Habana/El salitre no perdona. Lo saben bien los vecinos del litoral habanero y también los clientes que llegan por estos días a las Galerías Paseo, a pocos metros del Malecón. El óxido y la desidia se han apoderado de uno de los centros comerciales más importantes de la capital cubana, símbolo de un repunte económico que alimentó las esperanzas, a inicios de este siglo, pero que se ha quedado en una gran tienda vacía con suelos desechos y llena de herrumbre.
Bajo el sol de este mayo que parece agosto, una mujer con un cochecito para bebé avanzaba este martes hacia el portón que antes estaba lleno de taxistas, anunciando viajes hacia todos los municipios de La Habana, y clientes con las manos llenas de bolsas con productos recién comprados. "Me dijeron que seguía abierta y por eso vine", refunfuñaba la mujer que, en lugar de transportar un niño pequeño, usaba el carrito para llevar unas yucas y un pedazo de calabaza.
"Lo cerraron hoy, dice que porque están arreglando cosas de electricidad", le explicó un residente en las cercanías que pasaba frente a la mole de concreto y cristal. "Es que esto está pelado, lo cerraron también para arreglarlo y ponerlo en moneda dura", aventura otro transeúnte, que calcula que "antes de diciembre" la nueva versión dolarizada del complejo de tiendas debe estar funcionando. A pocos metros de ellos, el cartel de Mundo Mágico de la antigua tienda infantil no daba muestras de poder aguantar en pie hasta entonces.
El cierre coincide, además, con una denuncia hecha en las redes sociales sobre el pésimo estado del inmueble y la falta de abastecimiento de sus locales. Las imágenes de neveras vacías y anaqueles donde solo reposaba el polvo levantaron una ola de indignación que parece haber contribuido a la cancelación del servicio.
"Era de los pocos lugares por aquí que todavía se podía pagar con MLC [moneda libremente convertible]", añadió. Esa divisa intangible, que hace apenas un lustro abría las puertas de mercados mejor surtidos, ahora está en franco retroceso en la Isla, aunque las autoridades insisten en que no van a eliminarla por el momento. Su mercado de alimentos, con una carnicería donde alternaban los chorizos con los lomos de cerdo, era muy frecuentado por los nuevos ricos que, finalmente, terminaron haciendo las maletas y emigrando.
Con la misma velocidad que los compradores más pudientes cambiaron los corredores de las Galerías por los estrechos pasillos de los aviones, las losas del suelo del edificio comenzaron a llenarse de huecos. Aquellos baches obligaban a los clientes que iban hacia el mercado, ubicado en el primer piso, a caminar con sigilo para evitar caídas. También empezaron a escasear las mercancías y las otroras tiendas boutique se transformaron en reservorios de ropa fea con olor a viejo.
Pero ahora, ni siquiera eso. Un joven que bajó de un auto fue otro de los clientes frustrados que esta mañana se topó con un edificio que parece haber sido abandonado a su suerte o cerrado a la espera de que la dolarización reanime sus espacios y vuelva a surtir sus almacenes. "Vine a comprar unos sprays antimosquitos que me dijeron que había aquí, en la planta baja, pero se ve que esto no va a abrir hoy", detalló.
En esa misma planta baja, hace dos décadas, los clientes contemplaban extasiados una bien abastecida ferretería donde se vendieron como novedad los primeros grifos monomandos que usaron los cubanos en sus baños. "La gente venía de todo el país porque teníamos de todo", recuerda una empleada que trabajó como cajera en aquellos años cuando el centro comercial era sinónimo de buen gusto y abundancia. "Por vender, aquí vendíamos hasta jacuzzis", rememora.
Ahora, sin embargo, las puertas corredizas que tapan los principales accesos a las Galerías y que antes solo bajaban cuando se anunciaba la cercanía de un huracán, están echadas. Sobre ellas, el mar también ha dejado su firma, una rúbrica que se ve además en los cristales reflectivos que otrora fueron una de las novedades arquitectónicas del inmueble. Manchados algunos y rajados otros, los vidrios espejados ya no reflejan cuerpos ni electrodomésticos, sino el deteriorado y vacío entorno.
"Limpieza e higiene del hogar", se lee todavía en una parte de la fachada que antes daba a una de las tantas tiendas, de la cadena Agua y Jabón, gestionadas por la empresa Italsav por toda Cuba. El falso techo caído en algunas partes, los anaqueles completamente vacíos y ni un alma en el interior del local hablan por sí solos aunque ningún cartel anuncie el cierre del comercio.
Contrasta la caída en desgracia de este espacio, con el céntrico mercado que recién inauguró Berto Savina Tito, presidente de Italsav, y cuya relación con el castrismo es conocida desde hace décadas. El pasado abril, la firma abrió Variedades Galiano Casalinda, en Centro Habana, una vistosa tienda creada por una sociedad mixta con el Estado cubano y que ofrece "productos para el hogar y la persona", eso sí en dólares con la tarjeta Clásica o en billetes estadounidenses.
Justo frente al hotel Cohiba, las Galerías Paseo no han tenido la suerte aún de pasar a cobrar en fulas, quizás de ahí viene su actual ruina. Para reverdecer, necesita justamente esos verdes que no acaban de llegar. Esa demora es una mala noticia para los huéspedes del hotel Cohiba, justo frente al complejo de tiendas, que en el pasado cruzaban la calle para abastecerse en el mercado de alimentos, o adquirir un poco de crema solar y chancletas para la playa. También para divertirse en la noche en su Jazz Café.
Pero muchos de aquellos viajeros que tenían planeado contemplar el mercado desde las habitaciones del hotel, torcieron su rumbo hacia República Dominicana o Cancún. Como mismo los nuevos ricos que compraban en sus mercados ahora eligen mercancías en Walmart o Home Depot, al otro lado del estrecho de Florida.