Díaz-Canel pasó por Camajuaní, donde habló y repartió regaños por doquier

El reporte de la prensa oficial sobre la visita expresa el disgusto del mandatario en un lenguaje hermético: a Camajuaní "le falta agua y no porque no haya"

Cabizbajos, los dirigentes locales justifican los regaños de Díaz-Canel y aseguran que "se tomarán medidas". (Cubadebate)
Cabizbajos, los dirigentes locales justifican los regaños de Díaz-Canel y aseguran que "se tomarán medidas". (Cubadebate)
Juan Izquierdo

17 de febrero 2024 - 17:51

La Habana/Camajuaní es la séptima estación de lo que la prensa oficial ha presentado como el viacrucis de Miguel Díaz-Canel por municipios con "determinadas dificultades". La meca del calzado cubano, al norte de la provincia de Villa Clara, ha sido uno de los destinos predilectos del mandatario pero la visita de este viernes no duró demasiado y tuvo un objetivo claro: impartir regaños.

Pese a la fugacidad del recorrido, un dispositivo de seguridad ocupó desde horas de la mañana las cuadras centrales del municipio, donde están las sedes del Poder Popular y el Partido Comunista, "por si Díaz-Canel quería quedarse más tiempo", cuenta a 14ymedio Elio, empleado de un restaurante a pocos metros del cuartel general de los comunistas.

La Policía advirtió al ex preso político Librado Linares que no podía salir de su domicilio hasta que no se marchara Díaz-Canel

Sin embargo, el mandatario –originario del vecino municipio de Placetas y con familia en Camajuaní– "llegó, habló y se fue", aunque Elio supone que la comitiva no solo visitó los sitios descritos por Televisión Cubana, como el organopónico municipal y la Empresa Empacadora El Álamo, sino que se reunió en secreto con algunos productores que le son afines, como Yusdany Rojas, un exitoso criador de puercos al que el mandatario ha elogiado varias veces.

La Policía local, a tono con la visita, advirtió al ex preso político Librado Linares, uno de los condenados durante la llamada Primavera Negra, de que no podía salir de su domicilio hasta que no se marchara Díaz-Canel, según informó el propio opositor a este diario.

"Cuando él viene siempre hay mucha seguridad", asegura Elio y las imágenes de Televisión Cubana le dan la razón. Mezclados con el "pueblo" –en realidad, unos cincuenta dirigentes y funcionarios locales–, los guardaespaldas del mandatario no le pierden pie ni pisadas. Elio, que presenció su trasiego hacia el Partido, los describe como "jóvenes y atléticos, evidentemente preparados en defensa personal, pero muy flacos".

En Camajuaní, zanja Elio, no hay nada. "Por una vez hay que darle la razón a Díaz-Canel, aquí todo va barranca abajo y sin freno", explica. "Suben a diario los precios. La carne de puerco está a 520 la libra. No hay medicinas en la farmacia. Las calles por el día están vacías y por la noche son un peligro. El pueblo está cochino", enumera. Sin embargo, añade, cuando el Gobierno anuncia una fiesta –los conciertos de músicos oficialistas como, recientemente, Buena Fe o Adrián Berazaín– o las conocidas parrandas, que se celebrarán el próximo 19 de marzo, "no importa que la gente no coma, todos van para allá".

Además de eso, "¿qué vino a hacer Díaz-Canel a Camajuaní? Nadie sabe. Lo único que dicen es que quiere militantes del Partido y que el territorio produzca lo que se va a comer", concluye Elio.

El reporte de la prensa oficial sobre la visita expresa el disgusto del mandatario en un lenguaje hermético: a Camajuaní "le falta agua y no porque no haya", tiene paneles solares pero "no han podido funcionar", los técnicos que deben instalar mejoras tecnológicas "no llegan, aunque andan cerca" y las "cosas marchan pero no como debieran".

"¿Qué vino a hacer Díaz-Canel a Camajuaní? Nadie sabe. Lo único que dicen es que quiere militantes del Partido y que el territorio produzca lo que se va a comer"

Díaz-Canel apenas se apartó de la calle Independencia, que comunica al pueblo con Santa Clara, al sur, y con los hoteles de lujo de la Cayería Norte destinados al turismo internacional. Visitó la casa de semillas local y criticó que su "costosa infraestructura" se esté deteriorando "porque no se usa".

Una pantomima entre el mandatario y los directivos locales tuvo lugar en el parque fotovoltaico del municipio, inutilizado "desde hace meses". Los técnicos de La Habana que deben instalar los paneles y darle el visto bueno al lugar, le informaron, hace rato esquivan al pueblo. "La explicación no convenció al Primer Secretario", asegura Cubadebate, y Díaz-Canel estalló en regaños.

El secretario provincial del Partido, Osnay Colina, tampoco escatimó en "orientaciones" a los cabizbajos directivos: "Esto es para producir comida para nuestra gente, ¿qué está pasando?". El director de Agricultura en Camajuaní, Jorge Luis García, alegó que el problema fundamental del municipio ha sido que, además de los 20.000 millones de pesos que tenían asignados el año pasado como presupuesto, tuvieron que pedir unos 5.000 millones adicionales. Hubo incumplimientos, además, en "la agricultura, la leche, la carne", aunque no dio más detalles.

Los dirigentes de la Empresa Empacadora El Álamo, que produce embutidos, fueron más sinceros con Díaz-Canel. Si no producen lo esperado es porque "falta carne", informó su directora, Nilie González. En 2023 pudieron entregar el doble de su producción; este año, solo han entregado 24 toneladas en enero, lo cual –sin cambios en el horizonte– hace imposible que se cumpla su plan de 1.204 toneladas anuales.

Una pantomima entre el mandatario y los directivos locales tuvo lugar en el parque fotovoltaico del municipio, inutilizado "desde hace meses"

Díaz-Canel visitó finalmente a dos de sus "apadrinados", Geobel y Yusiel Bermúdez, que llevan "uno de los organopónicos más bonitos y mejor cuidados de la provincia" y denunció que "sufrieron el robo de una turbina". "Solo ellos dos atienden el huerto, aunque en picos de siembra tienen la ayuda de sus familias y dos veces por semana son apoyados por estudiantes de centros educacionales cercanos", dijo.

El organopónico, que ocupa una cuadra de extensión, tiene fama entre los camajuanenses por la inutilidad de sus tierras y la desatención de las pocas "plántulas" que ahora hay que regar manualmente. De Geobel y Yusiel, que comparten con el mandatario el apellido Bermúdez, la prensa oficial no aclaró si tenían algún parentesco con Díaz-Canel, pero desliza al final del reportaje que el mandatario tiene en el pueblo "parte de sus raíces familiares".

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