Hasta los economistas menos críticos califican de "error gravísimo" la coexistencia de varias tasas

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En 'La Joven Cuba', Omar Everleny Pérez Villanueva, Ricardo González Águila, Carlos Enrique González y Arturo López-Levy temen un fracaso de las regulaciones del mercado de divisas

Puesto informal de compra de divisas en el mercado de La Cuevita, en San Miguel del Padrón, La Habana.
Puesto informal de compra de divisas en el mercado de La Cuevita, en San Miguel del Padrón, La Habana. / 14ymedio
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19 de diciembre 2025 - 13:01

La Habana/La confusión ha sido una constante en el primer día de vida de la tasa flotante para el peso cubano. "Los bancos de Regla están sin corriente, por tanto, cerrados. Pero sí me dijeron que ya están comprando dólares”, cuenta Alfredo, un habanero que venía de preguntar por el servicio, sin éxito, en una casa de cambio. Las Cadeca no están, por ahora, comprando divisas y las sucursales bancarias son la única opción para vender la moneda estadounidense, que en sus dos primeros días está en 410 pesos. 

“Por la mañana estaba repleto, pero es para extraer los 3.000 pesos diarios que permiten de la tarjeta”, lamenta Alfredo, que tuvo que seguir caminando en busca de un comprador oficial de dólares.

Era de esperar que el valor de la nueva tasa quedase establecido inicialmente en un valor elevado, aunque quizá no tan próximo al de El Toque, después de la demonización a la que ha sido sometido el medio, que está en 440 tanto ayer como este viernes, es decir, solo un 7% más que el tipo de cambio del Banco Central de Cuba (BCC). 

“Reconocemos que la nueva tasa anunciada no será baja; quizás no es lo que muchos esperaban, pero es la que va a permitir que el mercado cambiario funcione”

“Reconocemos que la nueva tasa anunciada no será baja; quizás no es lo que muchos esperaban, pero es la que va a permitir que el mercado cambiario funcione”, dijo a la prensa oficial el director de Políticas Macroeconómicas del BCC, Ian Pedro, unas declaraciones que coincidían con comentarios realizados semanas desde el oficialismo. Aunque el funcionario se ha esforzado por explicar los múltiples beneficios que traerá la novedad, tanto para la población y para los privados como para, en definitiva, el Estado, pocos economistas le dan la razón. 

No hace falta recurrir a los más críticos, como Pedro Monreal, Mauricio de Miranda Parrondo o Pavel Vidal, que han dejado ya elocuentes análisis. Los palos llegan desde más cerca, empezando por Omar Everleny Pérez Villanueva, que ha opinado para La Joven Cuba con una contundencia inusitada. “Es un error gravísimo de política económica, que es la existencia de tasas múltiples, porque se mantendrán los mercados segmentados y eso es la misma distorsión que se pretende eliminar. Se ha anunciado que es gradual, pero en Cuba ese término aterra, porque las experiencias no han sido exitosas”, considera.

Uno de los problemas, señala, está ligado al tope en la compra, de 100 dólares por persona “lo que llevará necesariamente a que se mantenga el mercado informal y es probable que la tasa aumente”. Pérez Villanueva, que lamenta la escasa transparencia a cómo se ha llegado a los 410 pesos por dólar como punto de partida, es taxativo: “La economía real se encargará de demostrar que esas intenciones de una tercera tasa no conducirán a los resultados que el Gobierno espera. Las medidas que no aparecen deben estar en quitar las trabas a la producción de bienes y servicios, y en resolver especialmente el tema de la producción de alimentos”.

Es algo “extremadamente complicado en una economía con decrecimiento e importantes desequilibrios macroeconómicos”

Carlos Enrique González abunda en la idea y subraya que esta implementación es algo “extremadamente complicado en una economía con decrecimiento e importantes desequilibrios macroeconómicos”. Entre los defectos, le achaca salir por debajo de la tasa informal: “Es, cuanto menos, temerario, y limita la capacidad de captación de esos flujos”.  

Otro de los elementos que introduce el experto está en la escasa confianza que los cubanos tienen en el BCC, aunque sí ve algo positivo: “La posibilidad de que las empresas exportadoras vendan parte de las divisas que retienen por los esquemas cerrados de financiamiento al nuevo tipo de cambio. Es muy beneficioso para ellas, y se podrá comenzar a hablar de sustitución de importaciones como una posibilidad seria y no una exhortación”.

También ha hablado con el medio, cercano al oficialismo pero levemente crítico, Ricardo González Águila, quien considera que permitir a los exportadores vender divisas a un tipo de cambio más alto es “audaz y necesario”, aunque tiene grandes riesgos, entre ellos el que entraña el hecho de que el BCC compre dólares caros y los venda baratos a las empresas estatales, “con implicaciones para los equilibrios macroeconómicos”. El experto cree que si este anuncio no se acompaña de una reforma microeconómica que dé autonomía a las empresas para fijar precios, salarios e inversiones, el fracaso continuará.

Arturo López-Levy, por su parte, ve bien que al fin se haya hecho un reconocimiento del valor real de la divisa frente a la "ficción administrativa" mantenida hasta ahora, pero cree que una tasa flotante requiere una capacidad productiva y reservas que Cuba hoy no tiene. “Sin una economía verdaderamente mixta, donde lo privado y lo estatal se integren, sin derechos de propiedad claros, sin un Estado moderno, redistribuidor, regulador y desarrollista, sin privatizaciones ordenadas y sin reglas competitivas creíbles, Cuba seguirá atrapada en la precariedad”, apunta.

La lista incluye la coexistencia de múltiples tasas de cambio, lo que genera falta de transparencia y dificulta la medición de la rentabilidad real de las empresas

Estas consideraciones no difieren demasiado de las que realiza Pavel Vidal, que firma un nuevo boletín del Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi), en el que saca pecho –de entrada– por lo próxima que está la tasa del BCC de la que ha calculado su equipo de expertos. En el documento hay valoraciones positivas, entre las que sobresalen la inclusión de privados y personas naturales en este nuevo mercado, la exclusión de las empresas estatales –lo que limita el riesgo de desbalances– y que la tasa se aplique a las cuentas corrientes y no solo al efectivo.

Sin embargo, también tiene numerosas críticas. La lista incluye la coexistencia de múltiples tasas de cambio, lo que genera falta de transparencia y dificulta la medición de la rentabilidad real de las empresas. Además, el BCC reconoce una "flotación administrada" basada en criterios discrecionales y no en la oferta y demanda, algo que se agrava teniendo en cuenta que es el conglomerado militar Gaesa quien posee las reservas internacionales en cuentas secretas fuera del país. Los límites en los operativos –sumadas a la incapacidad de las sucursales de operar bien por problemas técnicos y energéticos– o la escasez de confianza en el sistema bancario tampoco ayudan. 

“En la medida en que la población y el sector privado no logren satisfacer plenamente su demanda de divisas en el mercado oficial flotante, podría observarse una disposición a pagar un spread o sobreprecio en el mercado informal a cambio de acceso inmediato y sin restricciones a las divisas. Como resultado, cabe anticipar que la tasa de cambio del mercado informal se mantenga por encima de la tasa oficial flotante, al menos durante la fase inicial”, concluye el documento.

De Miranda Parrondo, por su parte, ha explotado en sus redes sociales con un largo post hipercrítico con la medida a la que, en resumen, tilda de “nuevo disparate” “La decisión más sensata –y lo reiteraré hasta la saciedad– es una tasa de cambio unificada, a partir de definir cuál será el régimen cambiario a utilizar (¿atar la moneda nacional al dólar? ¿al euro? ¿a una canasta de monedas?...)”, considera el economista, para quien la dolarización parcial –insiste– “no mejorará las condiciones de vida del pueblo y profundizará las diferencias sociales”.

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