EE UU acepta la apertura de un proceso de reunificación familiar para una cubana deportada sin su hija

EE UU

Heidy Sánchez aún deberá resolver varios trámites que podrían tardar años, aunque su abogada indicó que espera agilizarlo

Heidy Sánchez durante una conversación con su familia desde su casa en Cuba.
Heidy Sánchez durante una conversación con su familia desde su casa en Cuba. / Captura / Telemundo
EFE/ 14ymedio

11 de junio 2025 - 05:32

La Habana/El Gobierno de Estados Unidos aceptó la solicitud de un visado de reunificación familiar para Heidy Sánchez, la cubana deportada a la Isla el pasado abril sin su hija de dos años –ciudadana norteamericana– y cuyo caso desató una campaña internacional, según confirmó ella misma a EFE.

"Esto solo es el comienzo. Es un pasito", destacó brevemente Sánchez en entrevista telefónica.

La cubana aclaró que la medida no supone que ya pueda reunirse con su familia en Tampa (Florida), ya que primero debe realizar una entrevista en la Embajada estadounidense en La Habana y resolver un par de "perdones migratorios" pendientes en Estados Unidos. Normalmente, este último procedimiento puede llegar a tardar años, pero el equipo legal de Sánchez aseguró a EFE que tratarán de que se atienda de forma expedita.

Normalmente, este último procedimiento puede llegar a tardar años, pero el equipo legal de Sánchez aseguró a EFE que tratarán de que se atienda de forma expedita

De igual forma, Sánchez destacó que la familia fue apoyada por la congresista demócrata por Florida Kathy Castor, a quien consideran como otro factor que permitió desatascar el caso.

Su esposo, Carlos Yuniel Valle, contó en una entrevista a Telemundo que el viernes asistió a una entrevista en Inmigración, en Tampa, donde, por fin, aceptaron la reclamación como "familiar inmediato". El proceso estaba pendiente desde 2023.

"Al fin una noticia buena. Seguimos orando para que se nos sigan abriendo puertas”, dijo en su perfil de Facebook.

La historia de Heidy Sánchez saltó a la luz el pasado mayo y desencadenó una campaña para buscar la reunificación con su familia en Estados Unidos, país en el que vivía desde 2019. Tanto su esposo como su hija son ciudadanos estadounidenses.

La cubana llegó a EE UU aquel año cruzando por Laredo, Texas, y fue admitida bajo supervisión, con la obligación de reportarse periódicamente ante las oficinas del ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas). Inicialmente debía hacerlo una vez al año, pero con el cambio de Administración las citas pasaron a ser mensuales. 

“Yo estaba cumpliendo con todo. Pero en abril decidí adelantar la cita porque sentía que algo no iba bien”. Cuando llegó a la oficina del ICE, le dijeron: “No importa lo que hagas, la decisión ya está tomada. Te vas”. Sánchez relata que el agente del ICE en Tampa se limitó a decirle que llamara a su esposo para que recogiera a la niña. “Yo no tuve opción. No me dijeron nada, solo que la decisión ya estaba tomada”, contó. 

“Yo no tuve opción. No me dijeron nada, solo que la decisión ya estaba tomada”, contó

La portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, afirmó entonces que el procedimiento no había tenido ningún error y dijo que Sánchez había pedido ser enviada a Cuba "sin su hija" y la dejó en manos de "un pariente en EE UU". “Nos tomamos en serio la responsabilidad de proteger a los niños y seguiremos trabajando con las autoridades para asegurarnos de que los menores estén seguros y protegidos”, sostuvo.

No obstante, su abogada, Claudia Cañizares, denunció que el procedimiento estuvo plagado de irregularidades: “Sánchez no tiene antecedentes penales, y fue tratada como si fuera una criminal peligrosa”. Según su alegato, la madre jamás recibió la opción legal de ser deportada junto con su hija, como estipulan los protocolos migratorios en situaciones familiares.  

En entrevista con EFE a inicios de mayo, la madre afirmó que pasó en 48 horas de un centro de detención a otro, esposada y sin comunicación. Atravesó en un ómnibus cientos de kilómetros y se le permitió cambiarse de ropa, pero solo para colocarse un uniforme gris, con el avión de deportación esperándola ya en Miami.

"Me esposaron, me llevaron a una celda y yo le dije (al agente): ‘¿Qué necesidad tienes de esposarme? Si ya me estás quitando mi vida, ya me estás matando, me estás separando de lo que más yo quiero en el mundo’”, contó.

Desde Cuba, Sánchez ha intentado comunicarse diariamente con su familia en Tampa, aunque los problemas de Etecsa y los apagones complican las llamadas. “Cada vez que logro hablar, mi niña se me queda mirando por la pantalla y me dice: ‘Mamá, ven’. Eso me destroza”. 

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