Enseres para toda la vida
Los nuevos enseres de cocina no sustituyen a los más viejos por temor de que los trastes recién comprados no tengan una vida útil tan prolongada
La Habana/Una espumadera, una sartén o un simple sacacorchos se convirtieron, entre los años 60 y 90 del siglo pasado, en enseres de cocina que las familias cubanas guardaban celosamente debido a la falta de oferta de estos productos en las redes comerciales. Cualquiera de estos útiles hogareños era considerado como una reliquia a cuidar o a heredar de padres a hijos.
Con la reapertura al sector privado, hace más de dos décadas, volvieron a las calles los vendedores de vasos, platos, recogedores para la basura y hasta cazuelas. Manufacturados y de poca calidad, estos objetos han venido a llenar un vacío y a sustituir algunos cachivaches deteriorados que fueron los protagonistas durante casi medio siglo las cocinas en la Isla.
Sin embargo, los más precavidos evitan deshacerse de sus antiguos cucharones o abrelatas. Tienen el temor de que los trastes recién comprados no tengan una vida útil tan prolongada debido a su tosca confección o, porque como ha ocurrido tantas veces, el desabastecimiento.
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