La fiebre de origen desconocido recorre la ciudad de Matanzas
Cuba
Dengue, chikungunya y oropouche golpean a barrios como Versalles, La Playa y Pueblo Nuevo en medio de la falta de medicamentos
Matanzas/En Versalles, Matanzas, las cuentas se hacen casa por casa. "En aquella viven tres enfermos, en esta son dos, incluido un niño, y aquí ya somos cuatro con los síntomas", describe un vecino mientras señala con el dedo las fachadas desconchadas de la barriada. La incertidumbre se propaga junto a la fiebre: nadie sabe con certeza qué virus los está tumbando, y la falta de medicamentos enciende más el miedo.
La mañana del martes, varios centros asistenciales de la ciudad amanecieron con las salas de urgencias abarrotadas. Pacientes con dolor de cabeza, fiebre alta y malestar general llenaban los bancos metálicos corroídos de los Cuerpos de Guardia, como el del Policlínico de La Playa, donde Isaac busca respuestas. "Hace tres días que no se me quita este dolor detrás de los ojos. No quería venir porque uno pierde toda la mañana y aquí no hay medicinas, pero me siento muy mal", confiesa el hombre, de 43 años, que además sufre de diabetes e hipertensión.
Las autoridades sanitarias ya confirmaron lo que se temía: en Matanzas circulan el dengue, el chikungunya y, en menor medida, el oropouche. El testimonio de Isaac refleja la vulnerabilidad de miles. "Desde 2023 no tenemos médico de familia en el consultorio. Lo que sí tenemos es un vertedero al doblar de mi casa, cerca de El Tenis, y una zanja con aguas albañales. Con tanta suciedad, estamos vivos de milagro", dice con rabia.
"Desde 2023 no tenemos médico de familia en el consultorio. Lo que sí tenemos es un vertedero al doblar de mi casa"
Hace apenas unos días la página de TV Yumurí en Facebook publicó una alerta epidemiológica para la ciudad de Cárdenas que desató las alarmas en la población, debido a la circulación de virosis provocadas por los mosquitos del género Aedes aegypti. La información advertía sobre "la alta incidencia del chikungunya, teniendo en cuenta la invalidez que ocasiona en las personas, mientras que el dengue circula como segunda variante".
En la ciudad de Matanzas el panorama se repite. La transmisión golpea con fuerza en Versalles, La Playa y Pueblo Nuevo. Nancy lo sabe bien: anoche su hijo de 11 años comenzó con fiebre y dolores en las piernas. "Tengo entendido que esos son síntomas del chikungunya, pero ya él pasó por el dengue el año pasado y estuvo ingresado. Temí que ahora volviera a vomitar como aquella vez y lo traje enseguida a un pediatra", relata, apretando la mano del pequeño.
Andrés Lamas Acevedo, director del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología en la provincia negó que existiera una enfermedad misteriosa en Cárdenas, después de semanas de reportes de comunidades diezmadas por un padecimiento que los enfermos describen como muy debilitante, que provoca inflamación en las articulaciones, fiebre alta y malestar general. La prensa local ha reconocido que “la última semana fue la de mayor número de febriles del año” en la provincia.
Por su parte, el doctor Julio Ernesto Hernández Sánchez, director de Asistencia Médica en la provincia, aseguró que hay 298 camas habilitadas para pacientes con arbovirosis, distribuidas en diversas áreas, desde cuidados mínimos hasta atención al grave. Sin embargo, la realidad dentro del Hospital Pediátrico Eliseo Noel Caamaño refleja otra realidad. "No me lo querían atender porque no traía remisión del área de salud. Aquí mismo, en un hospital provincial, no hay ni jeringas en el cuerpo de guardia. ¿Qué se puede esperar entonces de un Policlínico? De aquí no me voy sin diagnóstico ni tratamiento", protesta Nancy.
Como si no bastara, los matanceros enfrentan la crisis sanitaria entre apagones prolongados y escasez de agua potable, lo que dificulta mantener la higiene en los hogares. Un vecino de La Marina, carga contra la improvisación oficial: "Cuando la situación aprieta, dicen que van a fumigar. Eso dura lo que dura el combustible. Después, nada". Vive frente a un enorme charco de agua estancada que cubre toda la calle Jovellanos, un criadero de mosquitos al aire libre. "Mi hijo y mi nuera están en el hospital con dolores en las articulaciones. La causa la tenemos delante de nuestras narices", señala.
La Dirección Provincial de Salud advierte que, según las tendencias históricas, los casos seguirán subiendo hasta octubre, cuando se alcanzará una meseta y después, con suerte, un descenso. Pero Manuel desconfía: "Esto solo se arregla con un saneamiento completo de la ciudad. Si no, se les va de las manos y se convierte en epidemia".