Un año sin juguetes

La Habana/"Mundo de la Fantasía", se lee en el cartel sobre una pequeña tienda en la calle Neptuno en Centro Habana. El comercio amaneció este miércoles con una larga cola a las afueras porque desde temprano se corrió la voz de que reaparecieron los juguetes infantiles, después de más de un año ausentes de la venta estatal en moneda nacional.

Decenas de personas se agolpaban para comprar muñecos de plástico, unas pegatinas para decorar cuartos de niños y algún que otro juego de mesa. Al filo de las diez de la mañana ya la cola llegaba hasta la esquina de la calle Manrique y amenazaba con dar la vuelta a medida que se difundía la noticia.

"Los tengo en la casa trancados por esto de la pandemia y llevan meses jugando con los palitos de tender la ropa"

Pero, "nada es fácil, aunque estemos pagando bien caro por cualquier cosa que se compre", concluía una señora que estaba entre los primeros diez puestos de la fila. "Todavía no han pasado a nadie de la cola y la mayoría de los precios está disparado, por encima de los 100 pesos por juguete".

La mujer espera poder adquirir una caja de lápices de colores y un rompecabezas de plástico para sus nietos. "Los tengo en la casa trancados por esto de la pandemia y llevan meses jugando con los palitos de tender la ropa", detalla. "Tanto tiempo sin vender nada para distraer a los niños, que hasta mi hijo le ha tenido que hacer unas espadas y unos escudos de madera".

Tras varias voces reclamando poder entrar a la tienda, una empleada salió a explicar que la demora se debía a un problema técnico, aunque en la fila todos señalaron a la constante entrada de personas ajenas a la fila que "salen con las jabas llenas", lamentó un joven que esperaba por alcanzar "un juego de tacitas y una Barbie".

"Yo solo quiero comprar una muñequita para mi niña, que lleva un año sin un juguete nuevo", explica una madre que llevaba más de dos horas a la espera de acceder al comercio. "No son cosas de buena calidad, todo muy sencillo, pero es lo que hay y al menos están en moneda nacional".

Pasadas las once de la mañana empezaron a salir los primeros clientes. "No crean lo que dice el cartel, que ya se han acabado muchos de los juguetes que están escritos ahí", aclaró un hombre que compró una diminuta locomotora de plástico y un juego de ajedrez. Un murmullo de molestia recorrió la cola y el sol ya comenzaba a picar sobre los hombros de los que esperaban en la acera. Una varita mágica destacaba en el diseño de la entrada, justo al lado del nombre de la tienda.

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