El futuro está aquí y no es luminoso
Casi cada producto se tasa en una cifra de tres dígitos que hace dar un paso atrás a los clientes
La Habana/El mañana ha llegado pero no a la manera que lo proyectaron los teóricos del marxismo, ni los funcionarios cubanos que habitaron la época en que la Unión Soviética promovía la idea de un porvenir lleno de logros socialistas. En una cafetería de Marianao, en La Habana, el propietario ha condensado en el nombre de su negocio gastronómico, Futuro Luminoso, las promesas incumplidas y las burlas perennes.
Panes, pizzas y bocaditos son la oferta principal del local al que llegan exhaustos los transeúntes. Es un pequeño oasis de ofertas en medio del camino que hacen los que llegan desde los municipios Plaza, Centro Habana o La Habana Vieja. Pero el alivio lleva un costo: casi cada producto se tasa en una cifra de tres dígitos que hace dar un paso atrás a los clientes. Siempre hay alguien que compra pero nada tiene que ver con el igualitarismo ni la justicia.
"Vine para tratar de tomar algo, pero el refresco no baja de cien pesos y la cerveza ni hablar, ya parece una bebida de aristócratas"
El sol de marzo parece que no es sol en esta Isla inmersa en la canícula, pero pica tremendamente sobre la piel. Un hombre de mochila raída y pantalones holgados se acerca: "Vine para tratar de tomar algo, pero el refresco no baja de cien pesos y la cerveza ni hablar, ya parece una bebida de aristócratas, como el champán francés de las películas".
Sin embargo, los precios de Futuro Luminoso son bajos cuando se comparan con otros en centros estatales, paladares o servicios de entrega a domicilio. "Este hombre llegó al comunismo antes que los otros", bromea otra compradora, en alusión al dueño del local, y se va nada más leer la tablilla de precios.
Las luces del futuro están al alcance de pocos, muy pocos.
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