Guanabacoa, tierra de ríos y lomas, se está quedando sin agua
La Habana
En Centro Habana, los vecinos cortan la calle Reina con cubos en protesta por la falta de suministro
La Habana/Guanabacoa evoca orishas, procesiones católicas y agua, mucha agua, como lo refleja la palabra taína que le ha dado su nombre: tierra de ríos y lomas. Aunque sus manantiales siguen formando parte del imaginario colectivo y religioso, las tuberías secas están cambiando la manera en que numerosos residentes perciben a uno de los más deteriorados municipios de la capital cubana.
"Aquí en mi casa tenemos suerte porque el agua llega a veces pero en esa cuadra de allá lleva meses sin que entre", señala a 14ymedio Carmita, una vecina que vive a pocos metros de la calle Corrales, epicentro de los más graves problemas de suministro de la zona. "La gente tiene que venir hasta aquí a llenar sus cubos", detalla la mujer y añade que "tampoco es que entre mucha, hay que tener motor para sacarla".
La Loma de Corrales, que da nombre a la calle, es un obstáculo insalvable para las viejas tuberías por donde el agua fluye con apenas presión. A la ley de gravedad se suman los problemas con el suministro eléctrico, el mal estado de los equipos de bombeo en los acueductos y, especialmente, el caótico manejo de las válvulas que permiten que el agua llegue hasta el barrio.
"Este problema lleva más de 20 años, pero se complicó más cuando hicieron unas labores en 2022", añade Carmita
"Este problema lleva más de 20 años, pero se complicó más cuando hicieron unas labores en 2022", añade Carmita. La mujer se refiere a unas obras que habilitaron una nueva ruta para el suministro a otras zonas de Guanabacoa. Sin embargo, el también llamado bypass, dirigido por Rosaura Socarrás Ordaz, subdirectora de operaciones de la Empresa Aguas de La Habana, trajo alivio a unos y un calvario a otros.
"Desde ese momento dejó de entrar agua con frecuencia", advierte la vecina. La falta de presión que sufre toda el área obliga a los residentes, como Carmita, a tener un ladrón de agua capaz de succionar las tuberías para extraer hasta la última gota. Pero en las casas de la calle Corrales ni la más potente de las bombas logra sacar nada la mayoría de las veces.
"Ahora mismo llevamos 20 días sin que entre", denuncia un joven que acaba de regresar este lunes de la oficina del Poder Popular municipal donde las denuncias y reclamos sobre el abasto de agua llegan cada vez con más frecuencia. "Cuando mandan una pipa, si acaso alcanza para tres casas y eso es cada 20 días o más, nadie puede vivir así", subraya a este diario.
Este martes, en Centro Habana, un grupo de personas con cubos en protesta por la falta de agua cortaron la calle Reina después de siete días sin suministro. Sus quejas han llegado incluso a la prensa internacional, mientras Guanabacoa, con unas inversiones en infraestructuras muy escasas en las últimas décadas, sigue siendo considerado por muchos el municipio más olvidado de La Habana. Su centro histórico ha sufrido numerosos derrumbes, sus ríos están visiblemente contaminados, muchas calles perdieron hace años el asfalto y la demanda sobre el sistema hidráulico, la mayor parte instalado en la primera mitad del siglo XX, ha crecido marcado también por la aparición de barrios marginales. La urgencia de un proyecto de renovación es evidente, pero Aguas de La Habana no tiene recursos para acometerlo.

“Nos dan largas, nos dicen que el país carece de divisas para comprar en el extranjero lo que hace falta y el mismo discurso de siempre”, se queja una vecina desde el interior de su portal, donde se refugia del fuerte sol de agosto. “Las pipas que mandan son chiquitas y el agua, cuando llega, viene de un color raro, como sucia”.
El tema convoca a otros afectados que terminan improvisando una asamblea en una esquina próxima a Corrales. "La respuesta que dan es que te anotan en un papel y nada, no hacen nada. Engavetan los papeles. Dijeron que para hoy iban a ver si nos mandaban una pipa", se queja el joven. "Nos tienen dormidos porque cuando viene el agua, entonces quitan la corriente y no podemos llenar nada. Desde el día 15 del mes pasado aquí no viene el agua".
Varios vecinos señalan un mal manejo de las válvulas ubicadas en la zona conocida como El Mikito como la causa principal para la baja presión que impide a los habitantes de la calle Corrales tener agua en sus pilas. Han podido seguir bañándose y cocinando gracias a la solidaridad de quienes viven en áreas donde sí llega el suministro y les permiten llenar sus enseres.
Varios vecinos señalan un mal manejo de las válvulas ubicadas en la zona conocida como El Mikito como la causa principal para la baja presión
"En mi casa la cargamos desde el barrio de Santa María, con cubos y tanquetas. Durante todo este último año he tenido que poner unos pomos en la misma carretilla de mover el balón de gas y bajo y subo esa loma varias veces al día", señala otro residente que se suma a la improvisada reunión donde los ánimos elevan su temperatura y los señalamientos a la desidia de las instituciones se repiten.
"Aguas de La Habana está haciendo un mal trabajo porque cuando han abierto bien la llave en El Mikito nos ha llegado el agua con un poco más de presión. Van a tener que cambiar al empleado que se ocupa de eso ahí. Cambiarlo o botarlo", especula una anciana con la desesperación pintada en la cara. "Ese lo que está es llenando piscinas y haciendo dinero", sentencia la mujer.
La discusión se disuelve cuando el imperativo de salir a buscar agua se impone. Con una carretilla uno, un carro de compras otro y una mochila a la espalda un tercero, salen en diferentes direcciones. No regresarán hasta que logren llenar los pomos y cubos que acarrean. En la Loma de Corrales familias enteras los esperan para empezar a cocinar, bañarse o lavar la ropa.