La inflación y la devaluación del peso cubano pulverizan el aumento de las pensiones

Matanzas

"Solo me quedan 180 pesos en el bolsillo", comenta un jubilado de Matanzas en la cola del banco, pero deberá volver porque no le tocaba cobrar ese día

Cola frente a una sucursal de Bandec en Matanzas.
Cola frente a una sucursal de Bandec en Matanzas. / 14ymedio
Julio César Contreras

24 de agosto 2025 - 08:22

Matanzas/Como cada día de pago, Artemio llegó temprano, este viernes, al Banco Popular de Ahorro (BPA) de la calle Medio, en Matanzas. El reloj aún no marcaba las ocho y ya estaba allí, no por capricho de la edad sino porque los años le han enseñado que en cualquier momento puede faltar lo más básico: el dinero en efectivo o la corriente. Las autoridades repiten que existe un moderno sistema de terminales inalámbricos (POS) que funcionan sin electricidad, pero en la práctica, Artemio sabe que lo único seguro es llegar primero.

La sorpresa lo aguardaba en la puerta: la cola no era tan extensa como de costumbre, a pesar del anunciado aumento de pensiones. Pidió el último y enseguida comprendió la razón. "Dividieron los pagos por años de nacimiento", explica a 14ymedio. "Si hubiera venido ayer, no cobro, porque solo le estaban pagando a los nacidos hasta 1949. Yo soy del 51. Cada vez inventan algo distinto para complicar lo más sencillo: entregar un fajo de billetes que, de paso, no alcanza para nada".

El calor comienza a apretar aun cuando la mañana apenas despunta. Afuera, bajo un sol de plomo, los jubilados aguardan con paciencia y sudor. El cajero automático está vacío: el poco efectivo se reserva para las chequeras, en detrimento de otros clientes que van en busca de dinero. Frente al banco, en el parque de la Rueda Dentada, algunos se sientan a descansar y se preguntan en voz alta cuánto recibirán ahora. Nadie tiene la cifra clara, aunque la conclusión es unánime: lo que llegue, no alcanzará para pasar el mes.

El cajero automático está vacío: el poco efectivo se reserva para las chequeras, en detrimento de otros clientes que van en busca de dinero.
El cajero automático está vacío: el poco efectivo se reserva para las chequeras, en detrimento de otros clientes que van en busca de dinero. / 14ymedio

El alza de las pensiones había sido anunciada semanas atrás por el primer ministro, Manuel Marrero, y quedó oficializada en la Gaceta de Cuba. La resolución fijó un incremento de 1.528 pesos para quienes cobraban hasta 2.472, y hasta 4.000 pesos para los que recibían entre 2.473 y 3.999. También las pensiones por viudedad y orfandad se ajustan.

Marrero defendió la medida en una reunión del Comité Central del Partido Comunista. "Es un paso justo, aunque no podamos abarcar a todos", dijo, resaltando que beneficiaría a 1,3 millones de personas, el 79% de los jubilados, los más vulnerables. Pero en la cola del banco los discursos se diluyen en el aire sofocante y la falta de entusiasmo.

A las 8:30 de la mañana, una empleada abre la puerta y recoge los carnés de identidad. "Se irá entrando de dos en dos", anuncia. La novedad despierta resquemores: "Hasta el mes pasado bastaba con marcar la cola. Ahora nadie sabrá quién dio el carné primero y quién después", protesta una señora apoyada en su bastón. "Cuando entren los que solo vienen a preguntar, los que van a ver a una comercial… los que estamos desde el amanecer saldremos al mediodía, si acaso".

Aracelis, ex profesora de matemáticas, es de las primeras en salir con la nueva suma en su cartera: 3.358 pesos. Haciendo cuentas rápidas, concluye que apenas puede gastar 108 pesos diarios. "Ni para una pizza de las más baratas. Con la parte del aumento compro medio cartón de huevos", lamenta. "Poca diferencia con lo que tenía antes. Me toca seguir vendiendo jabitas en la puerta de mi casa para garantizar al menos un plato fuerte diario".

En la cola del banco los discursos se diluyen en el aire sofocante y la falta de entusiasmo.
En la cola del banco los discursos se diluyen en el aire sofocante y la falta de entusiasmo. / 14ymedio

La realidad golpea más que los anuncios. Con una libra de arroz rozando los 300 pesos en muchos mercados, el nuevo mínimo apenas cubre unos pocos productos. Medicinas, transporte, electricidad, agua y alimentos quedan prácticamente fuera de la ecuación. Los economistas independientes lo resumen en una frase: no se trata solo de ingresos bajos, sino de una moneda que pierde valor día tras día y una inflación que pulveriza cualquier aumento.

Las cifras oficiales aseguran que el 90% de los pensionados en Matanzas resultan beneficiados. En la práctica, las reacciones son mucho menos optimistas. "¿Qué son 3.138 pesos para dos viejos enfermos?", cuestiona un anciano que aún no cobra pero ya sabe cuánto recibirá y tendrá que compartir el monto con su hermana que carece de jubilación. "Esto es como darle una aspirina a un enfermo de cáncer. No resuelve nada".

Mientras la mañana avanza y las pocas sombras de los aleros se disputan con ansiedad, una mujer que aguarda desde la madrugada en la cola descubre que, por el año de nacimiento de su madre, solo podrá cobrar a partir del 26 de agosto. "Menos mal que antes de irse a España me dejó un autorizo. Serán siete meses de viaje y yo le iré guardando el dinero".

El cronograma de pagos se extiende hasta el 3 de septiembre, y muchos tendrán que regresar otra vez a la sucursal para ajustarse al nuevo sistema de pagos por año de nacimiento. "Hice el viaje y resulta que tengo que volver el jueves próximo, solo me quedan 180 pesos en el bolsillo", asegura un pensionado residente en la periferia de la ciudad. Un vehículo para retornar a su casa le costará toda esa suma.

El cronograma de pagos se extiende hasta el 3 de septiembre, y muchos tendrán que regresar otra vez a la sucursal.
El cronograma de pagos se extiende hasta el 3 de septiembre, y muchos tendrán que regresar otra vez a la sucursal. / 14ymedio

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