Un informe de Cuba Siglo 21 califica a La Habana de "socio estratégico" del cartel de los Soles
Cuba
La Isla asegura "la operatividad y la expansión global de la organización narcotraficante compuesta por altos funcionarios venezolanos”
La Habana/Asesoría estratégica, militar e ideológica son los aportes del régimen cubano en la creación y consolidación del cartel de los Soles, “una organización narcotraficante compuesta por altos funcionarios venezolanos”, en palabras del Departamento de Estado de EE UU. Un informe del centro de ideas Cuba Siglo 21, publicado este lunes, señala que la relación entre La Habana y Caracas desde hace más de dos décadas ha contribuido a las tareas criminales señaladas por Washington al instaurar en el país caribeño metodologías de control social y técnicas de represión
En el reporte, titulado El estado mafioso cubano y el cartel de los Soles, y firmado por los analistas Juan Antonio Blanco y Emilio Morales, se recuerda que la relación con Venezuela comenzó cuando, a finales de los 80, Cuba se quedó sin aliados ni subsidios, tras la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS. Agazapado, casi una década más tarde, Fidel Castro “encontró en el coronel golpista venezolano Hugo Chávez Frías” a un socio.
Luego de saltar a la arena pública en 1992 por su intento fallido de golpe de Estado en contra del entonces presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, con el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, fundado por él siendo oficial del Ejército, Chávez, quien estuvo dos años preso por ese acto, visitó La Habana. “Fidel lo mandó a buscar”, aseguró la investigadora cubano-estadounidense María Werlau en su libro La intervención de Cuba en Venezuela: Una ocupación estratégica con implicaciones globales, publicado en 2020. Ese primer acercamiento abrió la puerta.
En el año 2000 se firmó el primer gran convenio de cooperación bilateral, que garantizó a Cuba el suministro de petróleo en condiciones favorables
La consolidación de esa relación llegó más tarde. Como lo documentó el grupo de periodistas tras el pseudónimo Diego G. Maldonado en su libro La invasión consentida (Debate), cuando en el año 2000 se firmó el primer gran convenio de cooperación bilateral, que garantizó a Cuba el suministro de petróleo en condiciones favorables y abrió la puerta para todo tipo de negocios. Dos años después se reforzó, después del golpe de Estado a Chávez, que decidió confiar a los cubanos tareas de inteligencia para blindarse contra futuras conspiraciones militares.
Posteriormente, en diciembre de 2007, Hugo Chávez perdió un referéndum que le habría permitido la reelección indefinida. Ante ese panorama, el informe de Cuba Siglo 21 señala que “Castro lo convenció sin mucho trabajo de que podría seguir al frente del país si le pasaba el control de sus servicios armados, sometiéndolos a la inspección y monitoreo continuos del aparato de inteligencia cubano. Así se firmaron dos acuerdos secretos entre Caracas y La Habana que cimentaron la construcción de Cubazuela, un Estado mafioso bicéfalo que hizo posible el cartel de los Soles”.
El grupo surgió al amparo de la asesoría política, diplomática, apoyo militar y de inteligencia de La Habana a Hugo Chávez. “Cuba es parte de ese cartel transnacional, cuyo nacimiento y ascenso auspició junto a Venezuela”, remachan.
El aporte también le dio ganancias a Castro, quien vio “la oportunidad de blindar su propio régimen y a la vez expandir su influencia”. Ejemplo de ello son las “alianzas con otros Estados antiestadounidenses, como la Nicaragua de Daniel Ortega y la Bolivia de Evo Morales, así como con la autocracia teocrática de Irán y países nucleares antioccidentales como Rusia, China y la República Democrática de Corea”. Incluso, añade el texto, también lo puso en contacto con otros elementos del narcotráfico mexicano que ya habían colaborado con La Habana.
El papel de la Isla es un eslabón clave del cartel de los Soles, “no como productora de droga, sino como un socio estratégico"
Para Blanco y Morales, las tres áreas prioritarias en las que Cuba ha aportado al grupo venezolano han sido ofreciendo un “santuario a narcoterroristas y criminales, así como asesoramiento y entrenamiento de inteligencia y contrainteligencia. Además, entrena fuerzas represivas y diseña estrategias para aplastar protestas y opositores”.
Otra es el tráfico humano y esclavo, como “el negocio de la exportación de médicos, un esquema de trata moderna que ha reportado decenas de miles de millones de dólares a Gaesa [conglomerado empresarial controlado por los militares]. Algunos recientes éxodos masivos regionales han sido fomentados y explotados entre Cuba, Nicaragua y los carteles mexicanos para su beneficio”.
Finalmente, el lavado de dinero, donde se “usa la industria inmobiliaria hotelera, empresas de fachada en el exterior y triangulación financiera vía la corporación Cimex-Panamá de Gaesa para blanquear capitales propios y ajenos”.
El papel de la Isla es un eslabón clave del cartel de los Soles, “no como productora de droga, sino como un socio estratégico. La Habana aporta infraestructura financiera, logística y de inteligencia que asegura la operatividad y la expansión global del cartel. Sin Cuba, el entramado venezolano carecería de la asesoría y el blindaje internacional que le ha permitido surgir, sobrevivir sanciones y superar crisis políticas internas”, asegura el reporte.
El texto advierte, no obstante, de que esa influencia de la Isla sobre Caracas podría caer en caso de que el chavismo dejara el poder, lo que “sería internacionalmente equivalente a la caída del Muro de Berlín –mientras que para La Habana sería equiparable a la de la URSS–”.