Liberan al matancero Pavel Torres Rodríguez tras un año de cárcel en el Combinado del Sur
Represión
Fue detenido por “propaganda contra el orden constitucional", pero la Fiscalía sustituyó el delito por "resistencia al arresto"
Matanzas/El matancero Pavel Torres Rodríguez fue liberado el pasado martes 21 de octubre, después de pasar un año recluido en el Combinado del Sur, acusado inicialmente de “propaganda contra el orden constitucional". Su salida se produjo tras un cambio de medida en el que la Fiscalía desestimó la causa original y la sustituyó por un nuevo delito fabricado: “resistencia al arresto”, sancionado con hasta un año de privación de libertad, justo el tiempo que el activista cumplió entre rejas.
“Siempre se me quiso ver como un instigador al desorden público”, relata Torres a 14ymedio. “La Seguridad del Estado intentó vincularme con figuras y grupos disidentes dentro y fuera de Cuba. Mencionaban nombres como el de la doctora Alina Hernández, José Daniel Ferrer o la Unpacu (Unión Patriótica de Cuba). Yo les respondía que admiro a esos cubanos, que influyen en mi pensamiento crítico, pero no estoy afiliado a ningún partido político”.
El único “delito" del vecino del barrio de Versalles, en Matanzas, fue hablar sin miedo, criticar abiertamente la situación económica del país y el desempeño de los dirigentes, a los que acusaba de haberse olvidado del pueblo. Tampoco se privaba de tratarlos de "ladrones" en sus publicaciones en las redes sociales.
“Pasé de una vida normal junto a mi familia a estar recluido en un criadero de chinches y enfermedades”
El 11 de octubre de 2024, luego de “soltar una barbaridad” en el portal de su casa, tras un apagón –según contó Margarita Rodríguez, la madre–, llegó una patrulla y se lo llevó detenido. “El resto ya es historia”, añadía la señora, “dos semanas en el Técnico y desde entonces en el Combinado del Sur”.
Hasta ese momento Torres trabajaba en una guarapera del barrio y era aficionado a la pesca submarina, pero hace dos años sufrió un infarto que le dejó secuelas. “Temo por él –confesaba Margarita–, porque he oído rumores de presos que han muerto en el Combinado del Sur. Yo ya perdí a una hija después del covid-19, no resistiría perder otro hijo más”.
Durante su encarcelamiento convivió con reclusos comunes en condiciones que describió como “inhumanas”. “Pasé de una vida normal junto a mi familia a estar recluido en un criadero de chinches y enfermedades”, recuerda. “A pesar de todo, intenté mantenerme sereno. Algunos presos terminaron siendo como mi familia.
“Lo más duro de la prisión injusta no es llegar allí, sino sobrevivir al ciclo de nuevas dificultades que comienza desde el primer día”, confiesa el matancero. Lo agobiaba la incertidumbre de no saber a dónde iría a parar su proceso penal, sin haber cometido delito, “a expensas de que se creara una situación, real o fabricada por las autoridades”, donde se pusiera en peligro tanto su seguridad física como emocional.
“Sé que pueden inventar una nueva causa y repetir el ciclo”
Torres asegura que su fe en Dios fue lo que lo mantuvo firme durante los meses de encierro. “Continuaré pensando libremente, sin incitar a la violencia, pero siendo crítico con el camino del país”, afirma a este diario. “Aunque un oficial semi analfabeto pueda destruirte la vida con una firma, creo que llegará el día en que ese mismo poder opresor tenga la oportunidad de redimirse en una Cuba con todos y para el bien de todos, como dijo el Apóstol”.
A pesar de su liberación, el matancero de 46 años se considera bajo una “libertad condicionada”. Tanto él como su familia temen que continúe la vigilancia de los órganos de la Seguridad del Estado, a menudo ejercida por vecinos simpatizantes del régimen. “Sé que pueden inventar una nueva causa y repetir el ciclo”, advierte.
Con la incertidumbre como compañera, Torres Rodríguez dice caminar “con Dios, la patria y la libertad en el corazón”, decidido a seguir siendo útil en el camino hacia una Cuba más justa.