Levantar una catedral

Portada de la antología de poetas cubanas. (14ymedio)
Portada de la antología de poetas cubanas. (14ymedio)
Zunilda Mata

16 de julio 2014 - 18:49

La Habana/Algunos creen que la antología es un género menor en el que se sólo se implican editores o compiladores, pero nunca los verdaderos escritores. Sin embargo, entre los grandes antologadores de todos los tiempos destacan innumerables figuras cuya sensibilidad literaria viene dada por el oficio de escribir poesía o narrativa. Tal es el caso de Catedral sumergida, una compilación de poesía escrita por mujeres que ha corrido a cargo de las poetas y ensayistas Ileana Álvarez y Maylén Domínguez.

La obra, de proporciones monumentales, fue publicada por la editorial Letras Cubanas en 2013 y se presentó en la Feria Internacional del Libro del pasado febrero. Un breve recorrido por las páginas de su índice resultará suficiente para acelerarle el pulso al lector. No sólo porque el número de escritoras compiladas asciende a 40, sino también por el carácter inclusivo y plural del volumen. Al decir del prologuista Enrique Saínz, la obra muestra “la ausencia de prejuicios y de actitudes discriminatorias en las antologadoras atentas solo a la calidad literaria de los textos”.

Al arduo trabajo de recopilación de los poemas, se le sumó la solicitud a las autoras para que permitieran la publicación de sus textos en Catedral sumergida. Labor esta que se volvió por momentos casi imposible, debido a que muchas de estas escritoras están diseminadas por el amplio globo terráqueo. Entre llamadas, correos electrónicos y los breves minutos de acceso a Internet, la comunicación se estableció y en la mayoría de los casos el beneplácito y la colaboración fueron la respuesta.

Ileana Álvárez, nacida y radicada en Ciego de Ávila, refiere en sus palabras introductorias a la Catedral que para llevar a cabo la antología tuvieron “la necesidad de echar abajo toda una serie de obstáculos o estancos erigidos casi en monumentos”. Se refiere a las prácticas compilatorias que se restringían a un espacio, ya fuera este “el estético, el racial, el sexual, el geográfico, el religioso y el ideopolítico, este último asimilado durante muchos años como un tabú”.

Desde Fina García Marruz (1923) hasta Gelsys García Lorenzo (1988), los lectores podrán hacer un recorrido por la variedad de estilos y tendencias que ha caracterizado a la poesía hecha por mujeres en Cuba. Angustias, esperanzas, frustraciones y sueños llenan las páginas de Catedral sumergida y dejan al concluir la lectura una sensación de ánimo. Porque, al decir de una de sus compiladoras, este libro logra “abrir diques tenaces de resentimiento y dolor, y sobre ellos estamos soñando un puente, una gran puente, que ya se ve”.

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