La melodía del dinero

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Si los clientes no entienden esta dinámica, siempre puede ponerse por escrito bien visible, en un enorme cartel como este y que nadie puede dejar de advertir. (14ymedio)
Marcelo Hernández

15 de enero 2017 - 23:21

La Habana/Una peculiar manifestación de la libertad de expresión se percibe en los carteles pintados sobre los camiones de transporte de pasajeros, los parabrisas de algunos automóviles o en las paredes de los negocios privados. Algunos se ponen crípticos, otros explícitos y no pocos, groseros. Pero todos mezclan algo de humor con cierta sabiduría popular.

Este joven, cuyo bicitaxi consume exclusivamente energía humana, no quiere que le digan “llévame a la Terminal de Trenes” o “déjame en el mercado de Carlos III”. Solo está interesado en escuchar la cantidad que el cliente está dispuesto a pagar por un recorrido. Algo que aclara, de manera explícita, en la frase pintada al dorso de los asientos de su vehículo.

La convocatoria que hace el conductor también obedece a un viejo padecimiento que sufren las relaciones de oferta y demanda en la Isla. Muchas veces quienes ofrecen un servicio no ponen precio a su trabajo, por temor a que los escuchen los inspectores que regulan las tarifas o de “quedarse por debajo” de lo que está dispuesto a dar el consumidor.

Si los clientes no entienden esta dinámica, siempre puede ponerse por escrito bien visible, en un enorme cartel como este y que nadie puede dejar de advertir.

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