"Yo no tengo miedo, no voy a dejar de pedir libertad para mi hermano"

Landy Fernández Elizastigui denuncia los malos tratos que recibe Luis Robles Elizastigui en la prisión

Landy Fernández Elizástegui, hermano de Luis Robles Elizástegui, encarcelado por enarbolar un cartel donde pedía la liberación del rapero Denis Solís. (14ymedio)
Landy Fernández Elizastigui, hermano de Luis Robles Elizástegui, encarcelado por enarbolar un cartel donde pedía la liberación del rapero Denis Solís. (14ymedio)
Luz Escobar

07 de mayo 2021 - 22:03

La Habana/Mientras Luis Robles Elizastigui era detenido el 4 de diciembre pasado en el boulevard de San Rafael por sostener un cartel que decía "Libertad. No más represión. #free-Denis [Solís]", su hermano Landy pasaba una jornada laboral como cualquier otra en el taller particular donde trabajaba.

Desde ese día, la vida de Landy Fernández Elizastigui ha dado un giro de 180 grados y no ha tenido descanso en buscar ayuda legal para Luis.

El joven, de 26 años, relata a 14ymedio que 48 horas antes de la protesta en San Rafael, el día 2 de diciembre, fue a visitar a su hermano por su cumpleaños. Luis, que siempre "ha pensado diferente respecto al régimen", narra su hermano, no le habló de la idea de salir a manifestarse a pesar de que, asegura, tienen "muy buena comunicación". Defiende su decisión, en cualquier caso. "Luis simple y llanamente se cansó, dijo basta y quiso protestar pacíficamente, para mí fueron esos los motivos".

Landy Fernández fue atendido por el instructor que llevaba el caso de su hermano varios días después de su detención en Villa Marista, el centro de operaciones de la Seguridad del Estado en la capital cubana.

La última vez que lo metieron en la celda de castigo fue cuando Humberto López dijo en el noticiero que para el 12 de marzo habían convocado a una manifestación en la Plaza de la Revolución. De ahí Luis salió con toda la piel reventada

El funcionario le explicó que Robles fue multado con 1.000 pesos, pero que ni él mismo entendía por qué, asegura. Desde ese momento, Fernández intentó que le dieran el número de expediente y la causa del proceso judicial, que logró obtener una semana después.

Al revisar los documentos se percató de que a su hermano lo acusaban de "otros actos contra la seguridad del Estado", aunque esto luego cambió.

Durante ese tiempo también presentó un habeas corpus que le fue negado, y luego de recibir muchas negativas de abogados para que asumieran el caso, pudo conseguir uno, que le pidió no hacer público su nombre.

Pregunta. ¿Qué cuenta su hermano de su estancia en la cárcel?

Respuesta. Por el tema del covid no he podido verlo, ni cuando estaba en Villa Marista. A partir de que llegó al Combinado del Este, en los primeros días de enero, fue que pudimos hablar por teléfono y que comenzó a contarme las experiencias que estaba teniendo allá dentro, de los malos tratos, de las amenazas, de la represión. Un día lo golpearon, lo desnudaron, lo mojaron y lo cambiaban cada dos horas de una celda a otra. En el momento de esa llamada, yo estaba en la oficina de la dirección de prisiones en 15 y K con mi madre, que vino de Guantánamo para ver si ella podía hacer algo que yo como hermano no podía. Nos estábamos entrevistando con una empleada de atención a la población y cuando Luis me confirmó de esas torturas tuve la posibilidad de hablar con esa señora y ponerle la llamada de mi hermano con su denuncia para que lo escuchara de su propia voz.

Me dijo que iban a ordenar una investigación para saber si era cierto, pero la cosa quedó ahí. Yo fui a Fiscalía General, me dijeron que hiciera una carta haciendo la denuncia y que me iban a dar una respuesta en 60 días, pero ya pasaron y todavía no he recibido respuesta.

La última vez que lo metieron en la celda de castigo fue cuando Humberto López dijo en el noticiero que para el 12 de marzo habían convocado a una manifestación en la Plaza de la Revolución. De ahí Luis salió con toda la piel reventada de una alergia que le dio, tenía toda la piel destilando agua.

En el trabajo también se complicó todo, empezaron a hacerle visitas al dueño del taller, mi otro hermano, y pensamos que lo más conveniente era que me fuera y dejara de trabajar

P. ¿Cómo ha impactado todo esto en su vida?

R. Ese día de la supuesta manifestación, el 12 de marzo, yo también tuve vigilancia en la puerta de mi casa de oficiales de la Seguridad del Estado, que no me dejaron salir a ninguna parte. A mí también me cortan el internet. Hace poco vinieron dos agentes a pedirme que parara con mis publicaciones en las redes porque si no me puede pasar lo mismo que a mi hermano, una amenaza directa. Pero a mí me da igual porque yo no tengo miedo, no voy a dejar de pedir libertad para mi hermano. Mi papá me ha llamado desde Guantánamo para intentar frenarme pero yo le digo que son otros tiempos, que en su momento él hizo lo que le pareció conveniente y que yo voy a hacer ahora lo que entienda.

En el trabajo también se complicó todo, empezaron a hacerle visitas al dueño del taller, mi otro hermano, y pensamos que lo más conveniente era que me fuera y dejara de trabajar hasta que se resolviera todo lo de Luis.

P. ¿Qué le ha explicado el abogado sobre el momento en que se encuentra ahora el caso de su hermano?

R. El expediente investigativo de Luis ya cerró, es ahí donde la fiscalía lo acusa de "propaganda enemiga" y "resistencia" y le pide seis años. El abogado me aconsejó detener el proceso ahora hasta que se pueda reunir con mi hermano nuevamente y preparar bien la defensa con el testimonio de todos los malos tratos que ha recibido en prisión. Yo estuve de acuerdo, porque de lo contrario saldría directamente del Combinado para un tribunal sin saber bien de que lo acusan. Él tiene conocimiento de una parte gracias a que he hablado con algunos compañeros suyos, pero desde abril no he podido hablar más con él y no conoce todos los detalles.

Me ha contado que ha visto muchos abusos de los oficiales con los presos. Que los esposan y los golpean hasta que lloran, que son hombres de 40 y 50 años llorando como niños chiquitos de los golpes que les dan

P. ¿Cómo ha sido hasta ahora el régimen de llamadas desde la cárcel?

R. Yo me imagino que le cortan las llamadas para castigarlo. Me ha contado que ha visto muchos abusos de los oficiales con los presos. Que los esposan y los golpean hasta que lloran, que son hombres de 40 y 50 años llorando como niños chiquitos de los golpes que les dan. También al principio a él los otros presos le cogían las cosas como para provocarlo, pero él me decía que no tenía ningún interés en responder a esas provocaciones, que quería estar tranquilo. Después que él me llama y me pide que haga público que la Seguridad del Estado quería reclutarlo a cambio de la libertad condicional, pierdo toda comunicación con él.

Algún otro preso me ha llamado para decirme que Luis está bien y quiere saber cómo estamos nosotros, cómo está su hijo, cómo está su mamá, pero también me han llamado otros y me han dicho que no ven a mi hermano hace días ni en el patio. Como no conozco a ninguno, no sé si me llaman de la esquina o si están mintiendo. Pedí en la Dirección de Prisiones que yo necesitaba recuperar la comunicación con mi hermano y ahí me dijeron que Luis había hecho algo y que por eso estaba sin llamadas. No me dijeron qué hizo mal pero creo que fue por esa llamada: Yo publiqué el audio donde él dice que la Seguridad del Estado lo quiere reclutar, que no está dispuesto a negociar sus principios a cambio de nada y que va a estar preso el tiempo que sea necesario.

El abogado hasta ahora ha hecho muy buen trabajo, a mí me da fe, sobre todo por la manera en que me habla. Me dice que va a tratar de usar todas las herramientas legales a favor de Luis y a mí me gusta creerle porque mi hermano no ha cometido ningún delito. En ninguna parte del mundo es un crimen salir pacíficamente con un cartel.

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