El monosílabo rebelde

El plebiscito calculado milimétricamente para no permitir ningún resquicio de libertad política podría volverse en contra de sus organizadores, como una vez ocurrió en Chile

Un hombre ejerce su derecho al voto en las elecciones al Poder Popular en La Habana. (Archivo EFE)
Un hombre ejerce su derecho al voto en las elecciones al Poder Popular en La Habana. (Archivo EFE)
Reinaldo Escobar

30 de abril 2018 - 15:36

La Habana/Pocas veces en el último medio siglo la ciudadanía cubana ha tenido la posibilidad de mostrar su inconformidad. El control y la carencia de una plataforma unitaria han malogrado esos momentos, pero un referendo constitucional podría ser la ocasión de oro para cambiar el rumbo de los acontecimientos o, al menos, para evidenciar las discrepancias con el Gobierno.

A mediados de 2021, si se cumplen los plazos anunciados por el expresidente Raúl Castro, los electores estarán ante una boleta donde marcar o No por la nueva Carta Magna. Una votación que tendrá el valor de un plebiscito sobre el carácter socialista del sistema y el papel del Partido Comunista como “fuerza superior de la sociedad y el Estado”.

A diferencia de la llamada momificación constitucional, que en junio de 2002 convirtió al socialismo en irrevocable, con más de ocho millones de firmas recogidas a nivel de barrio, a la vista pública y sin la posibilidad de negar la propuesta, en esta oportunidad parece que se seguirá el procedimiento establecido por la Ley electoral, con un voto secreto y un espacio para decir No.

El proceso comienza este año cuando el Parlamento conforme una comisión de diputados para elaborar y presentar el proyecto de la nueva Constitución. Después será discutido por los asambleístas, sometido a la “consulta popular” y el texto definitivo tendrá que ser llevado a referendo, según detalló Castro en su primer discurso como mandatario.

A mediados de 2021, si se cumplen los plazos anunciados por el expresidente Raúl Castro, los electores estarán ante una boleta donde marcar 'Sí' o 'No' por la nueva Carta Magna

Desde ahora se vislumbra que la reforma constitucional se iniciará enmarcada en un rígido corsé. “No pretendemos modificar el carácter irrevocable del socialismo en nuestro sistema político y social, ni el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba (PCC)”, alertó el General para evitar que se disparen las expectativas sobre un cambio de rumbo.

Castro fue más allá y precisó también que en la confección de la nueva legislación defenderá que la ratificación de la autoridad del PCC “se mantenga en el mismo lugar: artículo cinco”. Un precisión que echa por el suelo cualquier ilusión de que la reforma constitucional impulse, y acompañe, una transformación democrática en el país.

Con esas condiciones previas, la reescritura de la ley fundamental no pasa de ser un mero ejercicio de actualizar lo superfluo y mantener intacto el núcleo totalitario. Ante tal evidencia solo quedan dos posturas. Aprobar con el el intento de perpetuidad del castrismo o concentrar en el No todos los matices de la rebeldía.

Los partidarios del régimen, y quienes se sientan esperanzados con el más mínimo desliz aperturista de la nueva Carta Magna, acudirán a las urnas aglutinados alrededor del monosílabo obediente. Entre ellos estarán los que consideran suficiente algunos guiños al mercado incorporados al texto. Sin duda, serán millones.

Del otro lado, los adversarios del sistema expondrán sobradas razones para no acudir al referendo, dejar la boleta en blanco o inscribir el lema de su iniciativa opositora en la hoja que depositen en las urnas. Una diversidad de propuestas que se vuelve contraproducente en este caso particular y permite a las autoridades difuminar el disenso.

Los adversarios del sistema expondrán sobradas razones para no acudir al referendo, dejar la boleta en blanco o inscribir el lema de su iniciativa opositora en la hoja que depositen en las urnas

Aunque faltan meses, quizás años, para que se convoque a la votación, ya circulan propuestas entre la sociedad civil de la Isla sobre las más efectivas posiciones a tomar ante el proceso.

Los ausentistas argumentan que su presencia en los colegios electorales “solo sirve para validar la dictadura”, mientras que los promotores de no marcar ninguna opción creen que esta postura resulta más viable ante el extendido miedo de la población. Otros, harán campaña para escribir en la papeleta la consigna de su organización o insistirán en denunciar a nivel internacional la falta de legitimidad del referendo.

Por una vez valdría unir esfuerzos y juntar los hombros por solo dos letras, pero hacer una cruz sobre la casilla del No también entraña un desafío. Quienes así lo hagan deben saber que serán incluidos en el elevado por ciento de asistencia que el oficialismo mostrará como un espaldarazo, también correrán el riesgo de un fraude masivo en el escrutinio. Pero, si logran ser multitud, estarán mandando un mensaje demoledor.

Con una consonante y una vocal, los cubanos que se nieguen a validar una Constitución que nace coartada estarán dejando claro que no quieren seguir siendo parte de un experimento fracasado. Son los electores que con un simple trazo de lápiz ratifican su desagrado ante la imposición, por ley, de una fracción política sobre el espectro plural y diverso de la nación.

El plebiscito calculado milimétricamente para no permitir ningún resquicio de libertad política se volvería en contra de sus organizadores, como una vez ocurrió en Chile ante el asombro de la comunidad internacional y del propio dictador, Augusto Pinochet.

Desde ahora vale la pena advertir de que el No, ese monosílabo rebelde, puede convertirse así en la expresión visible y contundente del malestar ciudadano en Cuba, hundido hoy en los pantanos de la simulación.

____________________________________________________________________________

El equipo de 14ymedio está comprometido con hacer un periodismo serio que refleje la realidad de la Cuba profunda. Gracias por acompañarnos en este largo camino. Te invitamos a que continúes apoyándonos, pero esta vez haciéndote miembro de 14ymedio. Juntos podemos seguir transformando el periodismo en Cuba.

También te puede interesar

Lo último

stats