Muere el músico cubano Juanito Márquez a los 95 años en Miami
Obituario
Maestro del bolero y del jazz latino, impulsó la música cubana en España y Estados Unidos durante más de seis décadas
La Habana/El maestro Juan Rafael Juanito Márquez Urbino, uno de los grandes orfebres de la guitarra, la composición y la orquestación, falleció este sábado en Miami a los 95 años, apenas unos días antes de cumplir 96. Con él se apaga una de las mentes más lúcidas de la sonoridad cubana. Su obra –desplegada con elegancia entre boleros, jazz latino y música popular– seguirá latiendo en los pentagramas que trazó con virtuosismo. En redes sociales y medios especializados, la noticia de su muerte ha generado mensajes de gratitud y admiración por su obra, de parte de colegas, discípulos y melómanos.
Nacido en Holguín el 4 de julio de 1929, en una familia de músicos, Juanito Márquez respiró desde niño el aire de los acordes bien hechos. Debutó con la orquesta Hermanos Avilés y, con apenas 20 años, ya tejía arreglos para algunas de las agrupaciones más importantes del país. Fue en la Orquesta Riverside donde su firma se hizo inconfundible: su bolero Alma con alma –“todo lo que sueño es tan dulce, tan dulce como tú”– se convertiría en un clásico absoluto del repertorio cubano.
Jamás sospechó que ese bolero, escrito en su juventud, acompañaría a Al Pacino en una historia de redención y nostalgia
Lo grabó primero Tito Gómez con Riverside, y luego, en cascada, lo hicieron suyo voces tan distintas como la intimista Elena Burke, el melódico Orlando Vallejo o el vibrante dúo de Adalberto Santiago y Ray Barretto. Décadas después, Alma con alma cruzaría el océano, las épocas y los géneros para reaparecer en Hollywood, como parte de la banda sonora de Carlito’s Way (1993), dirigida por Brian De Palma. Márquez jamás sospechó que ese bolero, escrito en su juventud, acompañaría a Al Pacino en una historia de redención y nostalgia.
En 1969 emigró a España, donde su guitarra, su bajo y su batuta se integraron con naturalidad en la escena musical ibérica. Grabó con figuras de primera línea como Raphael, Julio Iglesias, Rocío Jurado, Massiel, Paloma San Basilio, José Luis Perales y Karina. También acompañó a leyendas de la diáspora cubana como Antonio Machín y Lucho Gatica, imponiendo siempre su sello de rigor, sofisticación y belleza.
'Mi tierra', el álbum que ayudó a arreglar y dar forma, ganó un Grammy en 1994
En 1977 se instaló en Miami, epicentro del nuevo sonido latino. Allí trabajó como orquestador de la Miami Sound Machine, el grupo de Emilio Estefan con Gloria Estefan como voz principal. Mi tierra, el álbum que ayudó a arreglar y dar forma, ganó un Grammy en 1994 y se convirtió en emblema de la música latina contemporánea. También participó en grabaciones de Jon Secada, Cachao, Willy Chirino y otros pilares del exilio musical cubano.
“Uno de los arquitectos sonoros de Cuba”, lo han llamado en redes. La musicógrafa Rosa Marquetti lo despidió con respeto: “Ha partido uno de los últimos verdaderos grandes de la música cubana”. Y es cierto: Márquez no solo tocaba y componía, sino que diseñaba estructuras musicales con una precisión y sensibilidad únicas, capaz de tender puentes entre la nostalgia de la Isla y las nuevas geografías del exilio.