"Yo me muero como viví: haciendo colas"

Acompañamos a Jesús, un jubilado que completa su pensión guardando los mejores turnos en las eternas filas cubanas para realizar trámites

La unidad municipal de trámites de Cienfuegos con las imágenes de Fidel Castro en bucle. (14ymedio)
La unidad municipal de trámites de Cienfuegos con las imágenes de Fidel Castro en bucle. (14ymedio)
14ymedio

23 de enero 2018 - 11:00

Cienfuegos/Son las dos de la mañana y solo se oyen los grillos en la calle San Carlos, en Cienfuegos. Es una madrugada como otra cualquiera para Jesús, un chofer de guagua que se jubiló hace casi una década. Tiene 75 años, pero conserva la energía suficiente para coger los primeros turnos en las filas para realizar trámites con el objetivo de revenderlos posteriormente.

"La cola es un arte. Hay que aprender a dominarlo y con eso se va viviendo", dice mientras toma una taza de café en las inmediaciones de la terminal de ómnibus.

Por cada turno que logra vender cobra 50 pesos en moneda nacional, un quinto de su pensión mensual. "Este es un país para jubilados porque ellos son los que pueden hacer las largas colas para todo", dice. "Si viviera con lo que me da el Estado por lo que trabajé durante años estaría en la miseria".

Por cada turno que logra vender cobra 50 pesos en moneda nacional, un quinto de su pensión mensual. "Este es un país para jubilados porque ellos son los que pueden hacer las largas colas para todo"

A las seis de la mañana ya son más de 20 personas las que se encuentran a las afueras de la Unidad Municipal de Trámites y Jesús tiene los dos primeros lugares en la fila. "Hay dos colas", explica. "La más extensa es para solicitar el carné de identidad, pasaporte y realizar cambios de dirección. La otra cola es para extranjería, la hacen los no cubanos que quieren residir en la Isla y los nacionales que residen en el extranjero y desean repatriarse".

Dos horas después la fila comienza a convertirse en multitud. Ya son alrededor de 60 las personas que se agolpan con fuerza contra las puertas del edificio oficial, que permanece cerrado.

"¿A qué hora abren esto, a las 8:00 o a las 8:30?", dice molesta una mujer. Ningún cartel visible muestra el horario de apertura de la oficina.

El murmullo y las quejas aumentan. "Siempre es lo mismo con esta gente, tratan al pueblo como si fueran carneros", dice alguien. "Esto es lindo, solo hay que entenderlo", contesta otra persona en forma irónica. "Vamos a ver cuándo Cuba Dice (un programa sobre irregularidades y negligencias de la televisión estatal) va a hacer un programa sobre esto", añade una tercera voz.

Sobre las 8 de la mañana se abre la puerta y un mayor del Ministerio del Interior se dirige a la multitud que lleva horas esperando. "Buenos días compañeros. Vamos a hacer una fila para ir pasando a la unidad. Los extranjeros y cubanos que residen en el exterior hacen una cola y los demás otra", dice.

El oficial deja claro que su tarea no es organizar la cola. "Ustedes están haciendo la fila y si alguien se cuela no es problema nuestro. Deben estar alerta y disciplinados para que la cola pueda proseguir", añade.

Para Jesús este es el peor momento. Al jubilado le cuesta tener que apretujarse junto a varias decenas de personas en el pasillo de entrada a la unidad de trámites. Codazos, empujones, pisotones, y hasta varias peleas ha tenido que soportar para poder asegurarse uno de los primeros lugares de la fila. De ello depende su comida.

El negocio se cierra con días de antelación y los clientes los consigue con las recomendaciones de quienes se sienten satisfechos con su gestión

"Después que paso la cola, cuando ya estoy dentro, espero a la persona que viene a tomar su turno. El pago lo hacen siempre por adelantado. Es un trabajo duro, pero es mejor que hacer guardia en algún círculo infantil", explica. El negocio se cierra con días de antelación y los clientes los consigue con las recomendaciones de quienes se sienten satisfechos con su gestión.

La sala de espera de la unidad de trámites es "una tortura", en palabras de Jesús.

"A algún oficial se le ocurrió colocar un televisor con imágenes de Fidel. Todo el tiempo que estás esperando (pueden ser cuatro o cinco horas) debes estar escuchando canciones dedicadas al comandante y viendo su imagen", comenta.

La secuencia con imágenes de Castro incluye episodios de su infancia, la lucha en la Sierra Maestra, los combates de Bahía de Cochinos, su trabajo como presidente en las décadas de los 70 a los 90 y varias imágenes de su convalecencia.

Cada seis segundos aproximadamente van alternándose las imágenes del exmandatario junto a temas clásicos del repertorio revolucionario: "Canto y llanto de la tierra, canto y llanto de la gloria", se escucha entonar a la difunta Sara González. Le sigue Pablo Milanés con canciones como No ha sido fácil o Si el poeta eres tú. Tampoco pueden faltar Silvio Rodríguez, con El necio, y Cabalgando con Fidel, de Raúl Torres. El dúo Buena Fe también es parte de la presentación de diapositivas con canciones dedicadas a la Revolución.

En cinco horas de trámites los que esperan están expuestos al menos a 3.000 imágenes del expresidente

Fidel con Evo Morales, Fidel con el niño Elián, Fidel con Rafael Correa, Fidel con Hugo Chávez, Fidel con Maduro, Fidel con Raúl, Fidel con Cristina Fernández, Fidel con Ortega, Fidel en Girón, Fidel con la vaca Ubre Blanca, Fidel empujando su jeep en el período especial... En cinco horas de trámites los que esperan están expuestos al menos a 3.000 imágenes del expresidente.

"Y eso que el difunto no quería culto a su personalidad. La oficial que se sienta junto al televisor debe de soñar con Fidel todas las noches", dice con sorna Jesús.

El jubilado se considera "un tramitólogo" y le da mucha importancia a su trabajo. "La gente necesita trabajar, estudiar, ocuparse de su vida, no pasarse horas haciendo cola, por eso mi trabajo está tan bien pagado", dice.

Cerca de las nueve de la mañana entrega el turno a la persona que necesita realizar el trámite y se marcha a su hogar en el barrio de San Lázaro.

Según el anciano, en una semana puede cobrar el equivalente a su pensión mensual. "Es la manera en que puedo ayudar a mi familia, a mis nietos. Al final a los viejos como yo lo único que les queda es esto" y bromea parafraseando uno de los temas clásicos de Silvio Rodríguez: "Yo me muero como viví: haciendo colas".

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