El Parlamento cubano define el perfil de las madres adolescentes: pobres, negras y sin trabajo

En el primer semestre de 2023 se registraron 7.953 embarazos precoces en la Isla

Una mujer embarazada recibiendo cuidado médico en Cuba. (Interpress Service)
Una mujer embarazada recibiendo cuidado médico en Cuba. (Interpress Service)
14ymedio

19 de julio 2023 - 17:57

La Habana/El Parlamento cubano informó este martes de que en el primer semestre de 2023 se registraron 7.953 embarazos que corresponden a mujeres entre 12 y 19 años, de un total de 41.761 reportados a nivel nacional. La situación es más preocupante en el contexto rural, donde, aseguran los diputados, las madres precoces tienen un perfil concreto: pobres, negras y sin trabajo.

La cifra, que representa un 18,9% del total de las gestantes del país en lo que va de año, supera en 291 (un 3,7%) a los 7.662 embarazos precoces del mismo período de 2022. Si se analizan los casos por provincia, el porcentaje es aún más alarmante. El 22,7% de los nacidos en Las Tunas lo hacen de madres menores de edad, mientras que en Camagüey el número es un 21,4%, en Granma, 20,4% y, en Holguín, 20,3%.

Para Arelys Santana Bello, presidenta de la Comisión de Atención a la Juventud del Parlamento, en el repunte de la precocidad intervienen "factores sociales". En los campos de Cuba es frecuente que a una menor se la obligue a tener hijos, bien para salir de la pobreza –si se logra que el padre responda económicamente por el niño y su madre–, bien para emigrar, si el padre es extranjero.

En los campos de Cuba es frecuente que a una menor se la obligue a tener hijos, bien para salir de la pobreza, bien para emigrar, si el padre es extranjero

"En los lugares visitados por los diputados, resultaron más proclives a los embarazos tempranos las adolescentes mestizas y negras, residentes en entornos rurales, desvinculadas del estudio y el trabajo, en viviendas con bajos ingresos y en condiciones precarias", detalló.

Hay otros factores sociales que inciden en la problemática, como los obstáculos en el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, dijo Santana. La funcionaria mencionó también la "influencia de las inequidades de género", que limitan la decisión de la mujer de interrumpir un embarazo.

Lamentó también que, aunque se "prioricen" acciones educativas y de comunicación social, estas resultan "insuficientes" debido a la complejidad que implica convencer a las menores campesinas de "adopción de conductas responsables".

Las adolescentes recurren menos al uso de los métodos anticonceptivos que las mujeres adultas, expuso, dejando en segundo plano la baja disponibilidad de estos insumos en las farmacias de la Isla.

En Cuba, los embarazos en la adolescencia no traen solo consecuencias graves para la salud de las mujeres, sino que tienen un profundo impacto socioeconómico en las familias. Tras el embarazo, muchas mujeres jóvenes se ven presionadas a casarse y tener hijos ante una reducida ventana para acceder a estudios superiores o conseguir un empleo digno. En muchas ocasiones, los hijos terminan siendo criados por los abuelos.

Las soluciones de esta problemática que el Parlamento planteó este martes vuelven a centrarse en la mera promoción y educación de salud sexual a través de los medios de comunicación y en la promesa de fortalecer los 168 servicios municipales de planificación familiar, a los cuales se prevé renovar el personal y el suministro de anticonceptivos.

Los diputados también plantearon que se debe insistir en la continuidad de estudios para las adolescentes embarazadas, que suelen ver interrumpido su proceso educativo. De igual manera, se propuso la creación de un hogar materno en cada municipio que no cuente con este tipo de centros.

Yamila González Ferrer, vicepresidenta de la Unión de Juristas de Cuba, agregó que el tema también es complejo a nivel legal. El matrimonio entre un menor –generalmente una niña– con un adulto sigue siendo, bajo la ley cubana, un crimen: "Es un delito de violación, porque es una menor de edad. Necesitamos que nuestros médicos y maestros se capaciten", zanjó.

En Cuba, los embarazos en la adolescencia no traen solo consecuencias graves para la salud de las mujeres, sino que tienen un profundo impacto socioeconómico en las familias

También criticó el hecho de que, a menudo, son los padres de la adolescente quienes incentivan la relación con hombres mayores y el embarazo temprano, a pesar de que es legal la interrupción voluntaria.

Por su parte, Antonio Aja Díaz, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, señaló que la fecundidad en Cuba ha venido en disminución en las últimas cinco décadas. Después del boom de nacimientos en 1960, el número de embarazos comenzó a descender a partir de 1978. Actualmente, la tasa general de fecundidad en la Isla es de 1,4 hijos por cada mujer en edad fértil (15-49 años), una cifra que Aja relaciona con los indicadores de países desarrollados y que no duda en atribuir a las "políticas de la Revolución".

Al comentar el aumento del número de menores embarazadas, Aja no pudo sostener su optimismo y coincidió con Santana y González: la alarmante situación es un reflejo de los "problemas sociales" de las familias cubanas.

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