La polémica sobre el cambio de horario llega a Cuba

La práctica experimenta un fuerte retroceso a nivel mundial, aunque oficialmente en Cuba no hay discusión al respecto

Este domingo, a la 1 de la madrugada los relojes deberán atrasarse una hora hasta las 12. (14ymedio)
Este domingo, a la 1 de la madrugada los relojes deberán atrasarse una hora hasta las 12. (14ymedio)
Marcelo Hernández/ Luz Escobar

02 de noviembre 2018 - 14:41

La Habana/A la una de la madrugada de este domingo los cubanos deberán retrasar una hora sus relojes para volver a las 12 y cumplir con una rutina instaurada desde hace décadas en la Isla. La práctica experimenta un fuerte retroceso a nivel mundial y aunque oficialmente en Cuba no hay discusión al respecto, la controversia que genera la medida está en la calle y podría aumentar si Florida, la región con la que mayores lazos mantiene la Isla, consigue que el Congreso de EE UU valide la Sunshine Protection Act que aprobó el estado en primavera para permanecer indefinidamente con el horario de verano.

La práctica del cambio de hora está vigente en menos del 40% de países del mundo, pero la cantidad aún puede ser mucho menor a partir de 2019. Los 28 países de la UE, que engrosaban notablemente la lista, dejarán previsiblemente la próxima primavera de hacer el cambio de horario de forma obligatoria como hasta la fecha, lo que está provocando intensos debates en el continente.

Los 28 países de la UE, que engrosaban notablemente la lista, dejarán previsiblemente la próxima primavera de hacer el cambio de horario de forma obligatoria como hasta la fecha

La discusión ha llegado tímidamente a la Isla, donde el cambio de horario crea algunas incomodidades y obliga a hacer ajustes en la rutina que provocan retrasos, confusiones y perjuicios en algunos servicios durante los primeros días.

Aunque se habla poco de los efectos de salud, son muchos los estudios que lo asocian con una mayor frecuencia de accidentes de tráfico, alteraciones del sueño al afectar al ritmo circadiano, repentinos cambios de humor y un aumento en la sensación de cansancio.

"El cambio de horario, que inicialmente significó un ahorro de energía especialmente en el sector residencial está siendo muy cuestionado, porque el actual uso de la electricidad a nivel doméstico e industrial no se parece mucho al de hace cien años", explica a este diario el ingeniero eléctrico Moisés Portuondo.

"Si antes la mayor parte de la energía que se consumía en las oficinas y los hogares cubanos era para iluminar, ahora estamos ante empresas y familias que tienen múltiples dispositivos electrónicos y hacen uso de las nuevas tecnologías a lo largo de buena parte del día y, no como antes, en unas franjas muy definidas de luz y oscuridad", precisa el especialista.

"Las empresas y familias que tienen múltiples dispositivos electrónicos hacen uso de las nuevas tecnologías a lo largo de buena parte del día y, no como antes, en unas franjas muy definidas de luz y oscuridad"

La Oficina Nacional para el Control al Uso Racional de la Energía (Onure), adscrita al Ministro de Energía y Minas, mantiene que la vuelta al horario normal trae "un mayor uso de la luz artificial, lo que hace crecer la demanda de electricidad" especialmente entre "las cinco de la tarde y las nueve de la noche".

Este año la Onure ha hecho un llamado a que "tanto en los hogares como en los centros de trabajo se adopten medidas encaminadas a utilizar en ese horario sólo los equipos e iluminación necesarios", en un momento en el país ha debido apelar a nuevos suministradores de petróleo ante la reducción de las importaciones de crudo provenientes de Venezuela.

A pesar de los problemas económicos, en los últimos años los hogares cubanos han experimentado un crecimiento en el número de dispositivos consumidores de electricidad. "Planchas eléctricas, lavadoras, refrigeradores, microwaves, calentadores de agua, secadores de pelo, playstation y computadoras", enumera Moisés Portuondo algunos de estos aparatos electrónicos que han desembarcado en la realidad de la Isla.

"El tema de ahorro en estos momentos no pasa tanto por los horarios picos, porque durante todo el día en las casas y en los centros docentes o laborales se está haciendo un intenso uso de la energía eléctrica", precisa el ingeniero. "Seguir estableciendo medidas concebidas para cuando solo teníamos bombillos y bombas para impulsar el agua es cada día más inoperante".

En Cuba todos son beneficios porque aprovechamos más la luz solar y en pocos días la gente se acostumbra de nuevo al horario normal", precisa a '14ymedio' una especialista

No obstante, en las oficinas de la Onure en La Habana, sus trabajadores están convencidos de las ventajas de esta práctica. "En Cuba todos son beneficios porque aprovechamos más la luz solar y en pocos días la gente se acostumbra de nuevo al horario normal", precisa a 14ymedio una especialista del centro.

"En un mundo que todos se cuestionan todo, nosotros tenemos nuestra propia manera de ver y valorar lo que tenemos", responde la empleada ante las críticas que surgen en Europa y otras naciones acerca de retrasar o adelantar las manecillas del reloj. "No vamos ahora a sumarnos al tren de dejar de cambiar de horarios porque a otros, que tienen otra realidad de luminosidad o de cambio de estaciones, ya no les funciona".

Cuba está sincronizada con el cambio de horario en amplias zonas de Estados Unidos y Canadá, por lo que varios turoperadores consultados por este diario consideran que desmarcarse de esa práctica solo traería afectaciones. "Si ellos dejan de cambiar al horario de verano, lo más recomendable es que nosotros también dejemos de hacerlo porque si no esos complejiza el panorama aeronáutico", opina un empleado de la aerolínea American Airlines en La Habana.

"Ahora La Habana y Miami tienen el mismo horario y cuando este domingo atrasemos el reloj estaremos otra vez en las mismas", precisa el trabajador de una de las más importantes compañías aéreas que vuela desde Estados Unidos a Cuba. "Con Europa es otra cosa, porque está el Atlántico por el medio, pero en esta área del mundo tenemos que tratar de mantener cierta uniformidad con EE UU".

"Ahora La Habana y Miami tienen el mismo horario y cuando este domingo atrasemos el reloj estaremos otra vez en las mismas", precisa el trabajador de una de las más importantes compañías aéreas que vuela desde Estados Unidos a Cuba

La idea de este cambio surgió por primera vez cuando Benjamín Franklin sugirió, en 1784, algunas medidas para ahorrar, entre las que estaba aprovechar la luz solar levantándose antes. Alemania aplicó la idea durante la Primera Guerra Mundial con el objetivo de ahorrar carbón y se extendió por varios países sin continuidad hasta que, en 1974, con la crisis del petróleo, algunas naciones de Europa y Norteamérica la consolidaron.

En el caso cubano, en 1928 y mediante un decreto presidencial firmado por Gerardo Machado, se dispuso que el horario de verano estaría vigente todos los años desde el 1 de mayo hasta el 10 de octubre, pero la iniciativa no tuvo mucha aceptación y un año después el decreto fue derogado.

"No se aplicó más hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando las restricciones económicas del período determinaron que se utilizara de nuevo desde 1939 hasta 1945, conociéndose popularmente por aquellos años como la Hora de Guerra", precisa el profesor Jorge Pérez Doval, antiguo jefe del Departamento de Astronomía del Instituto de Geofísica y Astronomía.

Entre abril de 1942 y noviembre de 1944 se mantuvo en la Isla el horario de verano por 953, una situación que volvería a repetirse en 1970, el año en que el país se movilizó en una faraónica cosecha azucarera en la que todo quedó relegado por el protagonismo del corte de caña, incluso la celebración de las Navidades.

Entre marzo de 2004 y octubre de 2006, la Isla volvió a regirse en exclusiva por la hora de verano a partir de una campaña de ahorro energético impulsada por Fidel Castro en la que no solo las manecillas del reloj no se movieron hacia el horario normal, sino que también fueron sustituidos miles de electrodomésticos y bombillos a lo largo del país, por otros de más bajo consumo.

A pesar del apoyo institucional, cuando se pide opinión a las familias sobre la práctica del cambio de horario no son tan favorables

A pesar del apoyo institucional, cuando se pide opinión a las familias sobre la práctica del cambio de horario no son tan favorables. Judith, madre de dos niños en edad escolar comentó a 14ymedio que los primeros días de la vuelta al horario normal "son brutales" porque "ya a las seis es de noche" y sus hijos, que van con la repasadora cada día después de las clases, terminan esa actividad de noche.

"Normalmente salen solos del repaso porque ya tienen 10 y 12 años pero cuando llega este horario tengo que ir a recogerlos porque no pueden regresar solos con tanta oscuridad. Toda la rutina de la casa se altera en esos días, ni jugar en el parque pueden". Cuenta que esa primera semana en su casa "se come a las siete" porque con la falta de luz "da la impresión de que es más tarde".

Estudios médicos han detectado que este cambio de una hora, afecta a los ciclos del sueño y la alimentación del ser humano, en particular a los niños y ancianos. Sobre todo en los primeros 4 o 5 días las personas suelen levantarse con sueño y no tienen hambre a la hora de comer.

Atrasar o adelantar las manecillas del reloj genera una alteración en la secreción de melatonina, la hormona que regula los estados de vigilia y sueño en función de la luz solar. Cuando el individuo está expuesto a más luz se produce menos melatonina, de ahí que pueda adelantarse el sueño cuando la noche llegue un poco antes como ocurrirá a partir de este noviembre en Cuba.

Numerosos físicos se han mostrado firmes partidarios de mantener el cambio horario argumentando que la tierra no es plana ni una esfera perfecta ni el eje de rotación está alineado con el de la órbita

Sin embargo, numerosos físicos se han mostrado firmes partidarios de mantener el cambio horario argumentando que la tierra no es plana ni una esfera perfecta ni el eje de rotación está alineado con el de la órbita. El mecanismo, argumentan, se ha empleado para "racionalizar" las diferencias que existen entre el día y la noche a lo largo del año y sería absurdo suprimirlo.

La vuelta al horario normal mantiene amplios defensores en la Isla, especialmente entre aquellos obligados a madrugar. "Ahora no tengo que salir para el trabajo en medio de la oscuridad", comenta a este diario Rafael, un vendedor de dulces por cuenta propia que aprovecha las primeras horas de la mañana para distribuir sus pasteles en áreas cercanas a varias escuelas.

"Como está de mala la iluminación de las calles, siempre es peligroso estar por ahí cuando todavía no ha salido el sol", explica. "Sin embargo, lo que ganamos de luz en la mañana lo perdemos en la tarde porque la noche cae más temprano". Para Rafael "en este horario se hace más vida de familia, porque la gente se recoge en su casa más temprano".

Todo apunta a que los cubanos pasarán un largo tiempo alternando entre el horario de verano y el horario normal. La polémica sobre esta práctica está todavía muy lejos de hacer que las agujas de los relojes dejen de atrasarse o adelantarse dos veces al año.

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