Los precios topados hacen desaparecer sándwiches, pizzas y refrescos en Artemisa

Las medidas impositivas asfixian a los pequeños negocios privados, ya golpeados por las restricciones derivadas del covid

Los precios topados lastran los ingresos en el sector privado, muy golpeado por las restricciones derivadas del covid-19. (14ymedio)
Los precios topados lastran los ingresos en el sector privado, muy golpeado por las restricciones derivadas del covid-19. (14ymedio)
Bertha K. Guillén

10 de diciembre 2020 - 19:55

Candelaria/Tras meses cerrados por la pandemia, los negocios privados en Artemisa se han encontrado con un nuevo problema: la imposición de precios topados para muchos de los alimentos que ofrecen en sus cafeterías. Las autoridades de la provincia han decretado tarifas máximas para pizzas, sándwiches y turrones de maní, entre otros productos.

"En esta cafetería lo único que estamos vendiendo es jugo natural porque ya no podemos pagar el jamón viking para hacer sándwiches", comenta a 14ymedio Abelardo, un trabajador privado que hasta inicios de este año tenía un próspero negocio en San Cristóbal, con una bien surtida carta donde ofrecía las populares "cajitas de comida".

"Era raro el día que no tuviéramos bistec, masas de cerdo y pollo, que ofrecíamos con arroz, alguna vianda y ensalada", recuerda Abelardo. "Ahora ya no encontramos esos productos en el mercado así que no estamos vendiendo cajitas". El emprendedor rediseñó el menú a las nuevas circunstancias y comenzó a ofrecer bocaditos y pizzas, pero las nuevas ofertas duraron poco.

En la vecina Candelaria, Tamara gestiona una cafetería particular que ahora se debate entre cerrar definitivamente o mantenerse a flote con la venta solo de jugos naturales hasta que "la situación mejore"

"El Gobierno ordenó que no podemos vender a más de 10 pesos (CUP) los panes que normalmente ofertamos con tortilla, croqueta, jamón o bistec", detalla Abelardo. "Eso nos deja con las manos atadas porque a ese precio no ganamos nada y no vale la pena tener esos productos a la venta", explica.

Los precios topados lastran los ingresos en un sector muy golpeado por las restricciones derivadas del covid-19. En mayo pasado, las autoridades reconocieron que el número de trabajadores del sector privado que habían suspendido sus licencias de actividad había pasado en pocas semanas de 139.000 a 222.723 en todo el país.

Si a mediados de abril el 22% de los cuentapropistas había perdido su fuente de ingreso, un mes después la cifra había alcanzado el 35% de los 632.950 titulares de licencia que había en Cuba antes del inicio de la pandemia. En los pequeños pueblos el fenómeno fue más grave, porque a las limitaciones para operar cafeterías y restaurantes se sumó el desabastecimiento.

En la vecina Candelaria, Tamara gestiona una cafetería particular que ahora se debate entre cerrar definitivamente o mantenerse a flote con la venta solo de jugos naturales hasta que "la situación mejore", cuenta. El precio de los populares turrones de maní ha sido topado en 2 CUP, mientras que en la compra directa a los productores no baja de 6.

La pizza, otro alimento muy demandado por los clientes, está en el listado de productos cuyos precios se han fijado en un máximo. La de jamón, por ejemplo, no puede venderse en más de 15 pesos, aunque los cuentapropistas advierten que en ese monto no recuperan la inversión. Un saco de harina ronda los 2.200 CUP, la libra de queso supera los 50 y el jamón viking ha llegado a los 65 en los mercados agropecuarios.

La mayoría de estos emprendedores cuenta con escaso capital para enfrentar la compra de materias primas, debido a que los largos meses con sus negocios privados los dejaron prácticamente sin ahorros. Recuperar parte de lo perdido era la ilusión que hizo a muchos apresurarse a abrir en cuanto la provincia comenzó la desescalada de las más estrictas medidas por covid-19.

Para evitar que los cuentapropistas violen lo establecido, las autoridades han reforzado la vigilancia de los inspectores

Productos como los llamados frozen, un helado ligero con mucha demanda, también tienen un precio topado en Artemisa, y no pueden ser vendidos a más de 2 CUP, menos de la mitad del importe con el que normalmente se comercializan en los negocios particulares (5). Para evitar que los cuentapropistas violen lo establecido, las autoridades han reforzado la vigilancia de los inspectores.

Estos controles no solo incluyen velar por que se respeten las tarifas decretadas en la provincia, sino también supervisar los vales de compra para verificar que las materias primas han sido compradas en la red de tiendas estatales, incluyendo las de moneda libremente convertible (MLC), que desde julio pasado ofrecen alimentos y productos de aseo.

La medida ha provocado la casi desaparición de los refrescos nacionales e importados de las cafeterías privadas, pues solo se pueden adquirir en los mercados en divisas y con los precios topados no resulta rentable su venta en pesos cubanos o convertibles.

No hay descanso para el sector privado, en suma. A pesar de que muchas voces han pedido con insistencia el acceso a un paquete de rescate que incluya créditos preferenciales, ese salvavidas económico no se ha concretado. El Gobierno solo les ofreció la incorporación a puestos estatales, el aplazamiento en el pago de sus licencias y la posibilidad de entregar sus permisos de trabajo temporalmente.

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