"Por las preguntas que hacen, sé cuando hay un cliente extranjero detrás de la compra de una casa"

La legislación, que impide adquirir una vivienda a los extranjeros no residentes, aboca a realizar la operación a través de terceros

Las nuevas restricciones para la permuta, donación, compraventa y construcción de viviendas en "zonas de alta significación para el turismo" han golpeado especialmente a la clientela foránea de Suleika. (14ymedio)
Las nuevas restricciones para la permuta, donación, compraventa y construcción de viviendas en "zonas de alta significación para el turismo" han golpeado especialmente a la clientela foránea de Suleika. (14ymedio)
Marcelo Hernández

08 de agosto 2018 - 13:13

La Habana/A las afueras de la notaría de la calle 20 de Mayo, en La Habana, varias personas esperan para cerrar la compraventa de una vivienda. Cuando el grupo entra en el local, un hombre se aparta. Es italiano y jubilado y está a punto de cumplir su sueño de vivir en Cuba, en la casa que está adquiriendo a través de un intermediario cubano, aunque para ello se jugue los ahorros de su vida por la falta de una legislación que proteja este tipo de operaciones llevadas a cabo por no residentes.

A finales de 2011 se autorizó la compraventa de viviendas entre particulares, prohibida y perseguida durante décadas. El Decreto-Ley 288, que modificó la Ley General de la Vivienda, permite desde entonces la transmisión de la propiedad entre "personas naturales cubanas con domicilio en el país" y se extiende también a los "extranjeros residentes permanentes en el territorio nacional".

"Vivo entre Milán y Santa María del Mar", cuenta Mauro, un italiano que compró una casa en Cuba a través su exesposa, con la que mantiene buenas relaciones

La nueva legislación avivó el deseo de quienes soñaban con una casa en el trópico, pero obtener la residencia en la Isla no es un proceso fácil y las autoridades migratorias son muy estrictas para otorgar estos permisos. El matrimonio con un nacional, los contratos de trabajo a largo plazo o una plaza en alguna universidad de la Isla pueden ser algunos de los motivos para lograrlos. En 2011 sólo el 0,05 % de la población era extranjera y esa cifra ha variado poco en los últimos años.

"Vivo entre Milán y Santa María del Mar", cuenta Mauro, un italiano que compró una casa en Cuba a través su exesposa, con la que mantiene buenas relaciones. "Todo está a nombre de ella pero yo vivo en la parte de arriba y ella en la planta baja", a pocos metros de la orilla de la playa más codiciada del este de La Habana. "Nunca he querido residir legalmente aquí porque no sé qué va a pasar en este país", asegura.

En 2015 Mauro desembolsó unos 65.000 dólares y compró la villa con jardín y un portal que rodea toda la casa. "Es una operación riesgosa porque mi nombre no aparece en ningún papel, pero tengo confianza en ella y tenemos dos hijos", asegura. El italiano está 90 días en Cuba y luego viaja a Cancún o algún lugar cercano para volver entrar al país y permanecer el tiempo que las leyes permiten estar a un turista.

A pesar de que a Mauro le ha salido bien la operación inmobiliaria a través de un intermediario cubano no la recomienda. "He tenido amigos que nada más pagar por una casa han perdido la novia, la casa y hasta los han denunciado por acoso y se han tenido que ir del país", lamenta. "La mayoría de los que conozco que han hecho algo así han terminado con problemas".

"He tenido amigos que nada más pagar por una casa han perdido la novia, la casa y hasta los han denunciado por acoso y se han tenido que ir del país"

El litoral norte, las zonas turísticas y las fincas con áreas cultivables se hallan entre las propiedades con mayor demanda entre los clientes foráneos. Los interesados buscan tranquilidad, soly, a veces, lavar dinero o practicar el turismo sexual con mayor comodidad o durante más tiempo al año.

"Me doy cuenta de que detrás de la compra de la vivienda hay un extranjero por las preguntas que hacen", cuenta Suleika, una agente inmobiliaria por cuenta propia que lleva cinco años ayudando a muchos a "encontrar la casa de sus sueños". "Cuando la gente empieza a querer saber de qué lado se pone el sol o si las ventanas cierran bien para evitar la entrada de ruido, de seguro el que va a poner el dinero no es cubano", añade.

Para satisfacer a la clientela foránea, Suleika ha creado un catálogo "donde se incluyen algunos detalles que van más allá del clasificado de compraventa más común", explica. En él añade las horas del día "en que la fachada de la casa recibe el sol, si hay árboles cerca o un parque para ir a pasear, además de si las maderas son originales, algo que valoran mucho los extranjeros".

Para esos clientes "muchas veces es muy importante el contacto con la naturaleza, aunque también demandan mucho zonas céntricas como El Vedado o La Víbora", dice

Para esos clientes "muchas veces es muy importante el contacto con la naturaleza, aunque también demandan mucho zonas céntricas como El Vedado o La Víbora", dice. "Casas con patios, áreas para huertos de autoconsumo y vista del mar", están entre las demandas que más escucha la agente inmobiliaria. Suleika calcula que, al menos el 60% de las casas que ha vendido a algún extranjero lo ha hecho a través de un testaferro cubano.

Las nuevas restricciones para la permuta, donación, compraventa y construcción de viviendas en "zonas de alta significación para el turismo" han golpeado especialmente a la clientela foránea de Suleika. Las normas afectan a territorios como el balneario de Varadero y los municipios de Centro Habana y La Habana Vieja.

"La agente inmobiliaria apunta que "ahora todo es más difícil porque, junto al riesgo de usar un cubano como intermediario, se han sumado nuevos trámites para comprar una casa justo en la zona que más les gustan a los extranjeros y eso va a afectar a muchos que, finalmente, van a optar por irse con su dinero a República Dominicana".

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