"Hemos recibido la orden de vender cemento en MLC en Cuba en lugar de exportarlo"

La Empresa de Cemento Siguaney, en Sancti Spíritus, reconoce un déficit en la producción del material

Venta de cemento P350 a 10 dólares el saco, en La Habana. (14ymedio)
Venta de cemento P350 a 10 dólares el saco, en La Habana. (14ymedio)
14ymedio

28 de diciembre 2021 - 20:28

La Habana/El pasado día 25, en cuanto Tamara vio sacar el cemento a la puerta de la ferretería habanera ubicada entre Infanta y Desagüe hizo una foto y se la envió a su madre. Julia llevaba meses buscando desesperadamente y Santa Claus parecía haberlo traído en su saco, aunque fuera en moneda libremente convertible (MLC), a un precio de 10 dólares. Pero cuando llegó ya no quedaba nada.

"La producción, de manera general, está deprimida ya que el país produce normalmente hasta 1.500.000 toneladas y este año entre todas las plantas no se debe llegar al millón", cuenta este martes Gonzalo Reina Aguilar, director de la Empresa de Cemento Siguaney, en Sancti Spíritus, al diario provincial Escambray. Las palabras confirman una escasez que se ha palpado en la calle durante todo el año, pero también revelan la orden recibida por las autoridades cubanas de vender la deseada materia prima en MLC.

"Hemos recibido la indicación de vender mucho cemento en MLC y, aunque parece contradictorio, es un negocio bueno para el país. Antes, ese insumo se exportaba y se vendía la tonelada a algo más de 50 dólares, ¿y dónde se construía? Fuera de las fronteras cubanas", justifica el funcionario. "El país decidió no exportar y ahora se venden en esas tiendas unas 3.000 toneladas, pero es lo que le hace falta al país, que sí gana, porque lo que se construye se queda en Cuba".

Su director explica que a inicios de año, cuando debían comenzar la producción para los "programas priorizados en el país" y la venta a la población, se toparon con que no había el ladrillo refractario

La industria es elogiada por el artículo, titulado Fábrica de cemento Siguaney sigue en pie, por haber conseguir producir más de 43.000 toneladas de cemento gris de las 65.000 planificadas para 2021, un déficit considerable pero que el texto considera una proeza a juzgar por los obstáculos hallados en el camino.

Su director explica que a inicios de año, cuando debían comenzar la producción para los "programas priorizados en el país" y la venta a la población, se toparon con que no había el ladrillo refractario que se necesita para elaborar el cemento gris y que sale de su propia factoría o la de Cienfuegos. Esta última estuvo parada durante cuatro meses, según explicó Granma hace semanas, por restricciones al combustible "derivadas del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos a Cuba y su asedio contra los suministradores".

Reina Aguilar califica la solución encontrada para resolver este problema de "'revolucionaria' por la cantidad de ideas que tuvimos que sumar, y hasta el momento se han logrado hacer cerca de 19.000 toneladas de clínker sin estar planificado". Aunque no describe el torrente creativo, el funcionario dice haber recorrido el país en busca de los famosos ladrillos con los que recuperar los hornos. En ellos se han hecho las 43.000 toneladas mencionadas.

Con todo, las perspectivas no son muy halagüeñas. El ingeniero Saúl Rodríguez Pérez explica que la fábrica, que tiene más de 50 años, fue una joya cuando arrancó su producción, en el año 71, pero el temor actual es que falle algo y haya que arreglarlo.

El horno, explica, está apuntalado ya que dura unos tres meses y arrancó en noviembre. "Se le han hecho reparaciones y algunos avances que lo han mantenido, pero la vida de una zona básica de ladrillo no es más de un año. (...) Anualmente el elemento refractario básico debe reponerse y eso son alrededor de 300.000 euros".

Hay escasez crónica de cemento en Cuba, aunque este año se ha agravado, y ese sector es una constante fuente de robos

Pero las inversiones se deben destinar a otro lugar. Según explica, la fábrica de Santiago de Cuba está en construcción y estaban previstas las modernizaciones de Nuevitas y Siguaney, pero esta se ha quedado finalmente fuera y se ha priorizado el oriente del país, donde hay más demanda y menos oferta.

Hay escasez crónica de cemento en Cuba, aunque este año se ha agravado, y ese sector es una constante fuente de robos. Cuando el Estado decide acometer una obra por el mal estado de una calle y coloca allí sus materiales, los vecinos tienden a alegrarse más por la llegada de un saco de concreto al barrio con el que satisfacer sus necesidades que por la reparación. De esta manera, es habitual ver cómo allá donde hay un arreglo de este tipo se acaban multiplicando los muros y rehabilitaciones en las viviendas cercanas mientras el hueco original se remienda a duras penas.

La fábrica de Siguaney planea producir 10.000 toneladas de cemento blanco, otro de los bienes escasos en la Isla, donde casi todo termina por hacerse con el gris, conocido como P350, incluso aunque no sea adecuado para el trabajo a realizar, como la instalación de azulejos o baldosas.

También es frecuente utilizar el material en mal estado de manera inconveniente. Los sacos empleados para almacenar el cemento son poco resistentes para el húmedo clima cubano, por lo que, aunque se proteja de la mejor manera posible, el material se apelmaza o endurece, teniendo que recurrir los propietarios a buscar algún experto que lo aplaste para hacerlo reutilizable. Con todo ello, la pérdida de calidad es patente.

La demanda de cemento entre la población cubana, además, está disparada, porque no se limita solo a las obras y mejoras, sino a los derretidos, operaciones que se realizan con cierta frecuencia en viviendas en mal estado, que son muchas en Cuba, para evitar filtraciones, parchear huecos y tratar de mantener edificaciones que a duras penas se sostienen.

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