Sandro, nieto de Fidel Castro: Condenadme, Instagram me absolverá
Cuba y la noche
Los 'talibanes' del régimen cubano no soportan que el joven ponga en evidencia las contradicciones del sistema
Madrid/La ortodoxia del castrismo ha desatado una fuerte ofensiva contra el nieto más viral de Fidel Castro, fundador de la dictadura más antigua de Latinoamérica. Sandro Castro ha ganado más de 100.000 seguidores en Instagram por demostrar descaradamente los fuertes contrastes en la Cuba de hoy. Mientras la mayoría sufre apagones, escasez y penurias, unos pocos privilegiados como él jamás conocerán las palabras sacrificio o esfuerzo. Su principal pecado ha sido romper una regla de oro en su familia: disfruta y calla.
Yuliet Teresa Villares, coordinadora de comunicación en el Centro Memorial Martin Luther King Jr., sugiere en una publicación que Sandro es un “comemierda impune”. El propagandista Pedro Jorge Velázquez –apodado El Necio– lo llama en X “enemigo ideológico”. Ernesto Limia, vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, publica un panfleto en Facebook, lo atiborra de citas para cubrirse las espaldas, y al fin lo suelta: “Sandro es un imbécil”. Inmediatamente el ex espía Gerardo Hernández Nordelo, sumo sacerdote de los comités de vigilancia, bendice su post con un “amén”.
Pedro Jorge Velázquez –apodado El Necio– lo llama en X “enemigo ideológico”
Sandro es el hijo de Alexis Castro Soto del Valle, el mayor de los cinco hijos varones de Fidel y Dalia. La madre del muchacho –Rebecca Arteaga– ha sido fiel observadora de la regla áurea familiar y mantiene un perfil bajo.
El muchacho asaltó su propio Moncada hace cuatro años, cuando publicó imágenes junto a su novia apretando el acelerador de un Mercedes Benz, “uno de los juguetitos que tenía en casa”. Tras un jalón de orejas, ofreció disculpas públicamente, aunque detrás de sus palabras parecía decirnos: Condenadme, no importa, Instagram me absolverá. Curiosamente, los mismos que ahora quieren quemarlo en la hoguera de la inquisición fidelista, van en procesión al centro que atesora las reliquias del Comandante para venerar el Mercedes Benz modelo 500 SEL blindado que “el primero de su nombre” usó durante dos décadas para pasearse por sus señoríos.
Sandro es el espejo roto de un proyecto político que juró crear al “hombre nuevo” y ha terminado generando a un influencer que se burla de la Unión Eléctrica con la bandera yanqui a su espalda. Es dueño de un bar, jamás se aparta de una cerveza Cristal bien fría y es fanático de los vampiros. Tal vez fue Sandro quien iluminó al funcionario Alexis Triana para conseguir en España una copia en buen estado de la película Vampiros en La Habana. Antes de que el nieto mediático hiciera referencia a un filme que el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos no había sido capaz de conservar, el hábil escudero Triana se adelantó.
“Ah, pero mira a Fidel Antonio Castro Smirnov, tan discreto, tan inteligente, tan comprometido”
Para demostrar que no se trata de un fallo genético, los ultra-fidelistas comparan a Sandro con uno de sus primos. Dicen: “Ah, pero mira a Fidel Antonio Castro Smirnov, tan discreto, tan inteligente, tan comprometido”. Smirnov es el hijo de una rusa con Fidel Ángel Castro Díaz-Balart –Fidelito, el segundo de su nombre– quien se lanzó de un quinto piso en 2018. Smirnov, a diferencia de Sandro, se formó fuera de Cuba. Su pasión no es por la Cristal, es por los habanos. No le atraen los vampiros, sino el paracaidismo. Su pareja no es instagramer, es presentadora del programa televisivo Cuadrando la caja: Marxlenin Pérez. Lo que les gusta de él a los castristas conservadores es su silencio.
La rabia de los “leales” ha estallado porque Sandro desmonta toda su retórica y representa lo que ellos nunca serán. El Necio y Limia no pasarán de ser meros propagandistas, tal vez con privilegios menores, quizás con la posibilidad de alcanzar algún cargo dentro de la nomenclatura. Pero nunca serán intocables. Ellos pertenecen a una casta menor –como Carlos Lage, Felipe Pérez Roque o Alejandro Gil–. Probarán las mieles del poder mientras sean útiles, y si el poder en las sombras decide desecharlos, lo hará sin pestañear.
Limia no dijo “ni esta boca es mía" cuando el nieto-escolta de Raúl atropelló impunemente a una chica de 19 años
Atacar a Sandro parece fácil. Compararlo con Smirnov también. A quien jamás mencionarán los talibanes es al nieto preferido de Raúl Castro: El Cangrejo. Raúl Guillermo Rodríguez Castro –hijo de Débora Castro Espín y el difunto López-Calleja– hace que Sandro parezca un plebeyo.
Limia no dijo “ni esta boca es mía" cuando el nieto-escolta de Raúl atropelló impunemente a una chica de 19 años y a su hijo pequeño el 23 de abril de 2022. Tampoco se atreverá a cuestionar nunca sus videos en yates lujosos cantando “Es que yo soy un modelo de la Playboy”. El Necio –cuyo sobrenombre encaja perfectamente con su escaso talento– jamás dedicará una mísera crítica contra el delfín más poderoso de la realeza cubana. Los oportunistas siempre saben dónde dice “peligro”.