“Los suicidas no tienen espacio en el panteón de la patria”

Este jueves, con la muerte de Fidel Castro Díaz-Balart, la prensa oficial ha roto con una larga tradición de encubrimiento de los suicidios

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Fidel Castro Díaz-Balart, Osvaldo Dorticós, Haydée Santamaría y Félix Pena.
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Fidel Castro Díaz-Balart, Osvaldo Dorticós, Haydée Santamaría y Félix Pena.
Marcelo Hernández

02 de febrero 2018 - 20:45

La Habana/El suicidio de Fidel Castro Díaz-Balart este jueves se suma a una larga lista de figuras vinculadas al poder en Cuba que han optado por poner fin a sus vidas en las últimas seis décadas. La historia de la Revolución cubana no puede contarse sin incluir a sus desertores, sus exiliados y, también, sus suicidas.

Desde el mismo año 1959 comenzaron las bajas. Ese año se quitó la vida el Comandante Félix Lugerio Pena, quien presidió el tribunal de un sonado juicio contra 43 aviadores del Ejército Nacional de Fulgencio Batista que habían participado en acciones contra los rebeldes en la Sierra Maestra.

Los pilotos fueron absueltos pero la sentencia fue revertida por órdenes de Fidel Castro y terminaron cumpliendo penas de hasta 30 años de prisión. Poco tiempo después Pena apareció muerto de un disparo, que el oficialismo se apresuró a explicar como un suicidio.

En este listado también ha habido suicidios frustrados, como del abogado Augusto Martínez Sánchez, que fue uno de los rebeldes que alcanzó el grado de comandante en la Sierra Maestra. En 1959 fue nombrado Fiscal Militar y fue responsable de numerosos fusilamientos, para pasar después a ser ministro de Defensa del primer gabinete revolucionario.

La historia de la Revolución cubana no puede contarse sin incluir a sus desertores, sus exiliados y, también, sus suicidas

Martínez fue el juez principal en el caso contra los participantes en la invasión de Bahía de Cochinos en 1961, más tarde fue ministro del Trabajo. En 1964 se disparó en el pecho pero erró el tiro y sobrevivió. Desde entonces quedó apartado de la vida pública y murió en el ostracismo en 2013.

En 1972 Alberto Mora, hijo del líder del partido Auténtico, Menelao Mora, quien organizó el asalto al Palacio Presidencial en 1957, también se suicidó después de haber sido comandante de la Revolución y director del Banco de Comercio Exterior. La prensa oficial guardó silencio.

Haydée Santamaría, una de las figuras más conocidas de la lucha clandestina y fundadora de la Casa de las Américas, se suicidó en julio de 1980 en la víspera del día 26 (aunque algunos aseguran que fue justo ese día), día del asalto al cuartel Moncada en 1953, y en el que fue abatido su hermano Abel y ella fue hecha prisionera por las fuerzas de Fulgencio Batista.

Haydée Santamaría, una de las figuras más conocidas de la lucha clandestina y fundadora de la Casa de las Américas, se suicidó en julio de 1980 en la víspera del día 26 de julio

En 1953 Santamaría estuvo casi dos meses en un calabozo y posteriormente describió aquellos momentos como de "tanto sufrimiento" que llegó a sentirse "insensibilizada". En la acción armada también murió su novio, Boris Luis Santa Coloma, que no había cumplido aún los 25 años.

A su muerte, Santamaría no fue velada con los honores correspondientes a su importancia histórica. Durante décadas el castrismo ha evitado rendir tributos oficiales a las figuras que se suicidan.Su carta de despedida donde explicaba los motivos de su acto nunca ha sido publicada.

"Los suicidas no tienen espacio en el panteón de la patria", sentenció entonces con ironía ante un grupo de amigos un jerarca del Gobierno asociado también al mundo cultural. El diario Granma, portal oficial del Partido Comunista dio la noticia de manera escueta.

El comandante Juan Almeida comentó en ese momento que "por principio, los revolucionarios no aceptamos la decisión del suicidio. La vida de los revolucionarios pertenece a la causa de la Revolución y al pueblo". Aunque matizó que no se podía "juzgar fríamente a la compañera Haydée", dijo que todos los que la conocían, incluido él, comprendían que las heridas del Moncada "nunca cicatrizaron del todo en ella".

En 2008, casi tres décadas después de aquella partida, los dos hijos de Santamaría con Armando Hart, Celia Hart Santamaría, de 45 años, y Abel Hart Santamaría, de 48, murieron en un accidente de tránsito que tenía todas las trazas de haber sido un suicidio acordado entre hermanos. El vehículo chocó sin motivo aparente de frente contra un árbol.

La hermana de Vilma Espín, uno de los tres rostros femeninos de la Revolución cubana, se fue de este mundo también a través del suicidio

La hermana de Vilma Espín, uno de los tres rostros femeninos de la Revolución cubana, se fue de este mundo también a través del suicidio. Nilsa Espín, cuñada del actual mandatario, Raúl Castro, pactó quitarse la vida junto a su esposo Rafael Rivero en 1965. El marido ejecutó lo acordado en un campamento militar en Pinar del Río, mientras ella lo hizo en el despacho de su cuñado.

Osvaldo Dorticós, presidente de la República de Cuba desde 1959 y hasta 1976, se pegó un tiro en junio de 1983 después de haber tenido una intensa discusión con Fidel Castro, según testigos.

Dorticós se quitó la vida en medio de una operación conocida como Toga Sucia, que el Gobierno lanzó para castigar a los jueces corruptos, pero que muchos vieron como una purga para dejar frente al poder judicial a los más fieles a Castro. La prensa oficial aseguró que el motivo había sido una dolorosa enfermedad de la columna vertebral y la depresión por la muerte de su esposa, María Caridad Molina.

En cambio, este jueves, con la muerte de Fidel Castro Díaz-Balart, la prensa oficial ha roto con una larga tradición de encubrimiento de los suicidios. ¿Había demasiados testigos y no se pudo ocultar la verdad?

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