Súplica por el Parque Maceo

Verja actual del parque Maceo. (Luz Escobar/14ymedio
Verja actual del parque Maceo. (Luz Escobar/14ymedio
Luz Escobar

04 de marzo 2015 - 07:15

La Habana/El Parque Maceo, donde tantos cubanos han aprendido a montar en bicicleta, experimentado su primer beso de amor o aguardado por horas en un banco, está viviendo una remodelación que podría devolverle su carácter abierto y público. Después de años en que una alta verja se ha interpuesto entre los transeúntes y la ancha explanada, con su estatua ecuestre en el centro, el absurdo del "parque cerrado" está a punto de terminar.

Desde hace algunos días, los vecinos han notado la llegada de una brigada para el desmontaje de la cerca perimetral. La barrera había sido muy criticada y poseía una fea estructura de columnas y barras de metal para "controlar el paso", justo en una plaza que siempre había sido accesible para todos las 24 horas de los siete días de la semana.

La verja sufrió los azotes del salitre, que la oxidó e hizo que se manchara de un color rojizo la piedra del muro que la sostenía. El vandalismo hizo también su parte y las lajas de piedra de Jaimanita que cubrían la tapia fueron saqueadas por gente que forró con ellas algunas paredes de su propia casa o las revendió ilegalmente. Todo aquel conjunto, pensado para restringir el paso, además de estéticamente deplorable, era un continúo objeto de pillaje.

El horario de apertura quitó al parque Maceo su cualidad más preciada, la de ser parte de la vida de una comunidad

Con el cierre del lugar, donde sólo se podía entrar por cuatro portones, y con un horario de apertura de 9 am a 5 pm, se le quitó al parque Maceo su cualidad más preciada, la de ser parte de la vida de una comunidad que lo percibía como un sitio siempre disponible para niños, parejas y grupos. Quienes correteaban o se sentaban en los bancos alrededor de la escultura central podían apreciar también esta obra del italiano Domenico Boni, en la que cuatro figuras representan a la justicia, la ley, la acción y el pensamiento.

Muchos ciudadanos respiran aliviados con las labores que por estos días disminuyen los obstáculos entre los peatones y el hermoso parque. Sin embargo, los residentes del barrio ya se han dado cuenta de que no se le restituirá su anterior condición. Los tiempos en que se podía acceder a los arbustos de uva caleta, el pedestal de la escultura o el paso peatonal subterráneo en el que los niños jugaban a gritar su nombre y escuchar el eco desde cualquier punto, no volverán.

Ahora, la fea e intimidante verja está siendo sustituida por una más discreta y simbólica. Una estructura de poca altura que no impide el paso al interior del parque, pero que invita a entrar por los cuatro portones que sí se mantendrán en su lugar. Se desconoce aún si se conservará un horario para disfrutar de la plaza.

Un obrero de la construcción, que laboraba esta semana en la instalación de la nueva verja, contó que la idea del cambio proviene del historiador de la ciudad Eusebio Leal. Falta todavía que "él la vea y, si le gusta, se instala en todo el parque; si no, hay que hacer otra propuesta". De manera que los habaneros cruzamos los dedos por que al historiador le guste el nuevo diseño, a ver si recuperamos ese parque donde amamos, nos raspamos las rodillas o gritamos nuestro nombre en la penumbra de un paso subterráneo.

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