Cuando el tren llegó a Expocuba, los pasajeros descubrieron un campo de ruinas

La Habana

La oferta de verano para el ocio de los habaneros es un viaje hacia ninguna parte

El tren cuenta con tres vagones en los que caben unos 200 pasajeros.
El tren cuenta con tres vagones en los que caben unos 200 pasajeros. / 14ymedio
Darío Hernández

05 de julio 2025 - 11:14

La Habana/“Dale, que el tren no espera a nadie”, apremia a gritos una mujer en el andén del patio de cargas de la Estación Central. Este viernes, apenas una veintena de personas se subieron al tren con destino a Expocuba, reactivado el 2 de julio después de una década paralizado. Con bombo y platillo, las autoridades han celebrado que el trayecto vuelva a estar disponible este verano para brindar otras ofertas de ocio a los habaneros.

Bajo el intenso calor del mediodía, la locomotora amarilla y verde arranca; los niños saltan de un asiento a otro mientras los vagones azules se tambalean. 

“Esta ruta lleva más de diez años cerrada. La pusieron ahora por el déficit de guagua tan grande que hay. Esto está garantizado para todas las vacaciones y va a seguir el año entero”, cuenta a 14ymedio, cigarro en mano, uno de los maquinistas. Con tres vagones de uso y un precio de 20 pesos, el vehículo se habilitó para transportar a 204 personas y hace paradas en Luyanó, Dolores, La Víbora, Naranjito, Miraflores, Los Pinos, Alcázar, Arroyo Naranjo, Galápagos, Calabazar y La Piscina.

Las líneas por las que ahora pasa la locomotora estuvieron cerradas mucho tiempo por el deterioro y la acumulación de basura.
Las líneas por las que ahora pasa la locomotora estuvieron cerradas mucho tiempo por el deterioro y la acumulación de basura. / 14ymedio

Las líneas, sigue explicando, estuvieron cerradas mucho tiempo y se fueron deteriorando y acumulando basura. El tramo que hoy recorre el tren tuvo que ser limpiado antes de poner la ruta en marcha y a los costados de los raíles todavía se observan restos de los desperdicios, pero “van a seguir limpiando hasta Bejucal”, añade. “Incluso se llevaron varios cables de corriente y de teléfono que había encima de la ruta. En uno de los viajes los vecinos tuvieron que subir un cable con un palo para que pasara el tren”.

Maleza, almacenes abandonados, casas y cuartuchos diminutos en medio de la nada y un río desde el que unos muchachos lanzan saludos al tren es todo lo que el viaje tiene que ofrecer. En cada parada los vagones pierden viajeros y, para el momento en el que se divisa Expocuba a las 3:30 de la tarde, solo queda una abuela con sus dos nietos que venían a pasar un rato al recinto ferial y se van a quedar con las ganas.

El parque está cerrado porque la guagua que transporta a los trabajadores se rompió y la mayor parte no pudo llegar. Unos juegos inflables, confiesa una empleada, es la única atracción infantil disponible.

“Hoy casi no hemos tenido público”, explica a este diario. “Yo estuve sentada con solo dos personas hasta ahora”, subraya. Preguntada por cómo funciona Expocuba cuando sí pueden llegar los empleados, la mujer reconoce que “normalmente tenemos casi todos los pabellones cerrados”. 

Con un vistazo al estado del parque la razón es evidente. El deterioro de los edificios, el desgaste de las atracciones –desteñidas por el sol y con piezas faltantes– y la casi nula oferta gastronómica son elocuentes. “Ya no existe ni el pabellón agropecuario donde estaban los animales de exposición que uno le decía a todo el mundo que fueran a verlos. Eso se recogió porque empezaron a robárselos”, advierte.

“Sí tenemos el parque inflable y funcionan todos los bares: La Solera, El Mirador, El Ranchón. Funciona la Casa del Queso con una variedad de quesos no muy abundante porque nosotros estamos como está el país, con déficit de muchísimas cosas”, zanja.

Mantener el parque en funcionamiento no es tarea fácil. “Los obreros no tenemos transporte. Tenemos una guagua que nos deja en el puente de Calabazar y ninguno de nosotros vive en Arroyo Naranjo ni por esos contornos. Cuando nos bajamos en el puente tenemos que ver cómo llegamos a nuestras casas”, se queja. “¿Qué pasa? Que esa guagua también se rompió. Entonces, hoy entró el famoso tren y los trabajadores se van a ir en él para ver cómo funciona”.

El desgaste de los edificios, las atracciones con piezas faltantes y la casi nula oferta gastronómica son elocuentes.
El desgaste de los edificios, las atracciones con piezas faltantes y la casi nula oferta gastronómica son elocuentes. / 14ymedio

De vuelta, el trayecto no difiere mucho del viaje de ida. El sol sigue castigando la lata de los vagones, que van medio torcidos, y los muchachos que estaban en el río ya se fueron. 

Expocuba ha dejado de ser una opción para muchos habaneros, que buscan otras vías de disfrutar, aunque sea brevemente, los días de verano. De las ofertas estatales tampoco se espera mucho: este sábado volvieron a habilitar el tren a las Playas del Este que demora más de una hora y media en cada trayecto; y desde la ciudad Transtur ofrece viajes al mismo destino, con salidas cada hora desde las 9:00 am, por 10 dólares o 1.200 pesos.

Para quienes puedan pagar esos precios les espera una jornada en la que tendrán que garantizar, con sus propios medios, desde los alimentos que consuman hasta el agua de beber. 

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