Una turba violenta rodea la casa de Yunior García y agrede a la prensa extranjera

El Gobierno ha impedido al activista salir a las 3 de su casa como tenía previsto y lo mantiene vigilado

Yunior García Aguilera desde su casa de La Habana este domingo. (EFE)
Yunior García Aguilera desde su casa de La Habana este domingo. (EFE)
Luz Escobar

14 de noviembre 2021 - 18:39

La Habana/El dramaturgo Yunior García Aguilera no pudo cumplir con su plan de caminar vestido de blanco con una rosa en la mano a las 3 de la tarde por la calle 23 de El Vedado al Malecón habanero. Agentes de Policía y de la Seguridad del Estado y miembros de las Brigadas de Respuesta Rápida le impidieron poner un pie en la calle, intentaron tapar por completo su ventana mediante el despliegue de banderas cubanas y mantuvieron a la prensa internacional que se había acercado hasta el lugar lo más alejada que pudieron, expulsándola con violencia desde el inicio.

Hasta el momento, García Aguilera no ha sido detenido y su casa sigue cercada bajo vigilancia policial, además sus comunicaciones siguen cortadas por el Gobierno.

"Esto aquí abajo de la casa está muy violento, han agredido a la prensa, simplemente estaban parqueados con su carro y una turba les fue encima", denunció a 14ymedio Dayana Prieto, la esposa de García, esta mañana. "Desde la madrugada están agrupándose en la escuela que está frente a la casa y en los bajos del edificio", agregó.

"Ahora mismo acaban de expulsar a unos periodistas que llegaron en un carro, le hicieron un acto de repudio, ellos se negaban a irse, empezaron a gritarle 'fuera', a empujar el carro hasta que finalmente los hicieron irse, ya están en plan violento", contó el dramaturgo en un audio compartido con la plataforma Archipiélago.

"Nadie aquí en la casa tiene ahora servicio en el móvil de ningún tipo", explicó unos minutos después a 14ymedio la esposa de García. "Frente a la puerta de nuestro apartamento hay muchas personas y está todo sitiado alrededor, lo veo por las persianas. Hay guaguas llenas, muchos carros, creo que en la esquina hay un grupo que parece de la prensa por las credenciales pero sin cámaras, no sé si es que les han prohibido llevarlas".

García también había denunciado el cerco en una transmisión por Facebook: "Hoy mi casa amaneció sitiada, está rodeado todo el edificio de agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil haciéndose pasar por pueblo, como suelen hacer, eso no sorprende a ningún cubano. Hay carros en todas las esquinas y grupos incluso debajo de mi edificio en el paso de escalera".

"Saben que iba a hacer una marcha en solitario llevando una rosa blanca por la avenida 23 desde Parque Quijote hasta el Malecón, eso no viola ningún derecho al contrario es mi derecho humano y constitucional caminar como una ciudadano libre llevando solo una rosa blanca, pero al parecer ni siquiera eso están dispuestos a permitir", lamentó.

"Cuando sea el momento saldré de mi casa a pesar de que hay una turba en los alrededores, a pesar de que ya vimos la violencia contra esos periodistas acreditados". García considera que "en los últimos años hemos visto cómo esa violencia crece y cómo ese lenguaje de odio crece, cómo esa discriminación crece y cómo ese apartheid idológico crece".

Para definir el modelo imperante en la Isla, el activista remarcó que "ni siquiera es Estado de Derecho ni es República ni es nada, es una tiranía", y pidió a las tres de la tarde aplaudir por los cubanos. "Un aplauso por nosotros, por el pueblo de Cuba, nos hemos pasado demasiado tiempo aplaudiendo a otros, aplaudiendo a líderes, aplaudiendo a figuras con poder. Es hora de aplaudir a esas ganas de libertad y a esa alegría que tenemos".

En relación con la expulsión de los corresponsales extranjeros que ambos vieron desde la ventana del apartamento, detalla el activista de la plataforma Archipiélago que fue "a gritos y a golpes (...) les hicieron un acto de repudio, los expulsaron, ellos se negaron a irse porque están en todo su derecho, incluso querían empujar el carro para sacarlo fuera de la cuadra y finalmente hicieron que se fueran a gritos, amenazas".

"Estamos viviendo días muy feos en Cuba, lamentablemente estamos volviendo a los peores tiempos; a los tiempos que los artistas cubanos conocen muy bien... aquel quinquenio gris"

"Estamos viviendo días muy feos en Cuba, lamentablemente estamos volviendo a los peores tiempos; a los tiempos que los artistas cubanos conocen muy bien... aquel quinquenio gris, aquellos actos de repudio terrible entre unos cubanos y otros", comentó García en alusión a los años entre 1971 y 1975 cuando la censura se extendió a la política cultural de la Isla.

"A unos jóvenes les permiten, por ejemplo, manifestarse en el Parque Central porque son favorables a los que ellos llaman revolución, porque ya dejó de serlo hace mucho tiempo y que se ha quitado todas sus máscara porque se ha demostrado que es una dictadura muy conservadora, a ellos sí les permiten manifestarse, bloquear la estatua del héroe nacional que es el héroe de todos los cubanos, que no era propiedad privada de nadie, y a nosotros no", denunció.

Más allá del cerco que rodeaba la vivienda de García Aguilera, la presencia de agentes era una constante en todo El Vedado, según pudieron comprobar varios colaboradores de 14ymedio. Desde la Universidad de La Habana hasta la calle 23 y por toda la avenida G era visible la presencia de policías, agentes de la Seguridad del Estado y fuerzas de las brigadas de respuesta rápida, la mayoría vestidos con pulóveres rojos.

"Hay muchachos universitarios con tenis de marca y pulóveres nuevos que dicen 'Fidel antiimperialista', 'Cuba vive'. También vi muchas mujeres con pulóveres rojos y la cara del Che en negro y una fuerte vigilancia en las áreas de la universidad", contó a este diario un joven que hoy caminaba por la calle L, en El Vedado.

En el parque que está frente al Hotel Colina, y en el que hay una zona wifi y una parada de guaguas, estaba vacío y lleno de policías uniformados, mientras en la calle L era notable nuevamente la presencia de grupos de muchachos vestidos de rojo.

En el Parque El Quijote, de la calle 23 y J, había una feria de venta de alimentos en la que los payasos hacían juegos para adultos, ya que apenas se acercaron dos o tres niños que venían con sus padres, algunos del Gobierno provincial. En dos de las carpas se vendía pan "flautín" a tres pesos y panes redondos a 80 centavos, aunque la oferta era limitada y solo se podían comprar dos de los primeros y cinco de los redondos.

"Aquí la mayoría de la gente parece que está esperando algo. En la calle G se ven jovenes que parecen estudiantes, de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media o la Unión de Jóvenes Comunistas, pero los del Quijote se ven malencarados y su aspecto es poco amable. En el Ministerio de Comercio Exterior hay mucha gente afuera y música, por Infanta y La Rampa. En todos los lugares estaban con pulover rojo, incluso en el Malecón y las instituciones y ministerios de La Rampa, todas tienen las banderas rojinegras del Movimiento 26 de Julio", describió otro muchacho.

En una jornada que amaneció lluviosa y se mantuvo con intervalos de lloviznas y aguaceros, La Habana estaba especialmente vacía en algunas zonas tan céntricas como las inmediaciones de Infanta y Carlos III, las áreas próximas a la Universidad y la avenida San Lázaro. Muchos prefirieron quedarse en casa y los que salieron se encontraron un evidente operativo de uniformados y agentes vestidos de civil.

Frente a cada ministerio, centro de trabajo estatal, tienda o almacén se notaban custodios, muchas veces en pareja o grupos más numerosos. Con especial atención miraban a todo el que llevara un teléfono móvil en la mano y, en varios casos comprobados por este diario, los transeúntes fueron cuestionados por tomar una foto. "Nada más que saqué el celular noté que varios hombres comenzaron a mirarme fijamente", explicó un joven que hizo este domingo la cola de la céntrica heladería Coppelia.

La noche de este sábado, un grupo que se identifica como "Los Pañuelos Rojos" realizó "una sentada" en el Parque Central, justo frente a la estatua de José Martí. Elízabeth Rodríguez, una de las coordinadoras de este proyecto, subrayó a Radio Reloj el marcado "carácter antiimperialista" de la iniciativa que, según precisó, tendrá una duración de 48 horas.

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