Con censura y muchas ausencias, empezó en Cuba el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano

El ministro de Cultura, Alpidio Alonso, fue abucheado en la inauguración

El Festival del Nuevo Cine Latinoamericano expondrá este año 185 filmes, que tendrán que exhibirse en los cuatro cines habilitados en el llamado "circuito de 23". (14ymedio)
El Festival del Nuevo Cine Latinoamericano expondrá este año 185 filmes, que tendrán que exhibirse en los cuatro cines habilitados en el llamado "circuito de 23". (14ymedio)
Juan Izquierdo

03 de diciembre 2022 - 18:29

La Habana/La censura de varios filmes, las carencias logísticas y el abucheo público al ministro de Cultura, Alpidio Alonso, marcaron el inicio del 43 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, inaugurado este jueves en La Habana.

"Para la situación que tiene Cuba, que se haga el festival es ya un milagro", señaló a 14ymedio un trabajador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) que prefiere mantenerse en el anonimato. "Se está celebrando con mucho esfuerzo y frente a muchos obstáculos, no solo económicos sino también políticos".

El gremio del cine, desangrado por la emigración y la censura ideológica, asistió a la ceremonia de inauguración en el Cine Chaplin. Al comienzo de la gala, la actriz Andrea Doimeadiós comenzó a presentar a los asistentes, entre los cuales se encontraba Inés María Chapman, viceprimera ministra de Cuba, y Rogelio Polanco, jefe del Departamento Ideológico del Partido Comunista, que se encarga tradicionalmente de evaluar los filmes.

"Cuando llegó el turno de Alpidio Alonso", refiere el trabajador del Icaic, presente en la ceremonia, "entre los pocos aplausos se escuchó cómo mucha gente del público lo abucheó. Hay que aclarar que no fue todo el mundo, pero en un cine donde caben más de mil personas, el ruido se escuchó claramente en todo el recinto".

El gremio del cine, desangrado por la emigración y la censura ideológica, asistió a la ceremonia de inauguración en el Cine Chaplin

De la humillación al ministro de Cultura, recordado por un episodio de violencia contra artistas y reporteros frente al edificio ministerial en enero de 2021, dieron fe en redes sociales varios activistas y cineastas cubanos.

El festival comenzó con el estreno de Argentina, 1985 –un filme sobre los juicios al dictador Jorge Rafael Videla y las juntas militares de 1976 a 1983– que logró la conmoción inmediata de los espectadores. "Mucha gente la había visto ya, porque llegó en el paquete hace unas semanas", refiere el funcionario entrevistado por este diario. "Aún así, querían ir a verla en la pantalla grande".

"Al público le gustó mucho, se sintieron identificados y aplaudieron mucho con algunos diálogos", afirma. "Quizás la explicación esté en que la gente vio lo que pudiera pasar en Cuba, el día de mañana. Los puntos comunes que tienen todas las dictaduras. Y se vieron reflejados".

Sin embargo, lamenta el hombre, no había "un termómetro" de la crítica. "A no ser que alguien, fuera de Cuba, tenga un pariente o un amigo que le informe de qué se está viendo en el mundo, la gente no tiene idea de qué esperar en el festival". "Tampoco hubo ninguna figura mediática que viniera representando a alguna película", dice. "No estábamos esperando a nadie este año".

La censura del filme Vicenta B., del joven cineasta cubano Carlos Díaz Lechuga –recientemente exiliado en España– fue uno de los temas de conversación entre los realizadores y asistentes, asegura la fuente contactada por 14ymedio.

"Al público le gustó mucho, se sintieron identificados y aplaudieron mucho con algunos diálogos"

"Desde que Lechuga comenzó a escribir sus posts en redes sociales la gente de aquí se alarmó", señala, aludiendo a las denuncias del cineasta a la represión y la censura en la Isla. "En la conferencia de prensa de los organizadores se sugirió algo obvio: el festival tiene su propia directiva, pero las decisiones las termina tomando el Icaic. Este, a su vez, se subordina al Ministerio de Cultura y al Partido, que es quien lo rige todo".

"No fue una sorpresa", reconoce, "ya lo hemos vivido muchas veces. Hay molestia, pero estamos acostumbrados, aunque uno no debería acostumbrarse a estas cosas". Asevera la fuente que no sucedió lo mismo cuando la Seguridad del Estado desaprobó Santa y Andrés, el anterior filme de Lechuga.

"Había más presión del gremio artístico, pero ahora no está sucediendo lo mismo. Quizás porque Carlos está lejos, y la solidaridad en la distancia no es la misma que cuando el afectado está aquí", argumenta.

"Se sabe que esta censura no se dirige a determinada obra, sino al autor. Y puedo asegurar que esa decisión no la tomó el Icaic, aunque este presida el festival. La directiva se hizo un harakiri orientado por la Seguridad del Estado. Tuvieron que confrontar las declaraciones de Carlos. Esas palabras no se escribieron en el Icaic, pero el instituto tiene una función: responder, dar la cara".

La de Lechuga no es la única ausencia lamentable. Faltan otros rostros habituales en los cines y actividades colaterales del festival. "Es extraño ya no ver a Carlos, a Claudia Calviño, a Arturo Infante... son muchos los que se han marchado. Los que nos quedamos hemos perdido la capacidad de asombro, por llamarlo de algún modo. Ya no nos sorprende saber que algún amigo o artista se fue del país", afirma.

"La censura acaba afectando también al censor y, lamentablemente, no todo el mundo 'se gobierna' en Cuba"

El Festival del Nuevo Cine Latinoamericano expondrá este año 185 filmes, que tendrán que exhibirse en los cuatro cines habilitados en el llamado "circuito de 23" –Chaplin, 23 y 12, Yara y Acapulco–, una cantidad ingente para los pocos recursos de proyección con los que cuenta la Isla.

Se trata de un evento más austero que otras ediciones, donde el transporte "es quizás lo peor" y la logística ha disminuido su calidad, señala la fuente consultada por 14ymedio. En medio de todo, subraya, habría que resaltar el trabajo del equipo organizador, que lucha para que el festival se mantenga a pesar de las tensiones políticas y las carencias materiales.

"Uno siempre quiere hacer el festival, por encima de los problemas", dice. "La censura acaba afectando también al censor y, lamentablemente, no todo el mundo 'se gobierna' en Cuba: ni los cineastas, ni el presidente del Icaic, ni mucho menos el ministro de Cultura".

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