Muere en La Habana a los 100 años la musicóloga María Teresa Linares

Madrid/María Teresa Teté Linares, musicóloga y profesora que dedicó su vida a la investigación de la música popular cubana, murió este martes en La Habana a los 100 años.

Nacida en agosto de 1920, Teté Linares empezó su carrera muy joven como integrante de un coro, pero enseguida, luego de graduarse de Estudios Cubanos por la Universidad de La Habana, encaminó sus pasos a la docencia y la investigación, recuerda el Instituto Cubano de la Música.

Una de sus principales aportaciones, en estrecha colaboración con su marido Argeliers León, fue recopilar todo el acervo de cantos y toques folclóricos del mundo guajiro, influidos tanto por la música española como africana, en un extenso trabajo de campo realizado entre 1948 y 1956. De esta esta labor, pionera en la Isla, se desprendió el libro La música y el pueblo (1974).

Como productora de la Egrem, se dedicó a rescatar, grabar y difundir gran parte de este repertorio, como la serie de nueve volúmenes de Benny Moré

Más tarde, como productora de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem), se dedicó a rescatar, grabar y difundir gran parte de este repertorio, como la serie de nueve volúmenes de Benny Moré, el Cancionero hispano-cubano o la fundamental Antología de la música afrocubana, para las que escribió las notas introductorias.

Su extensa carrera incluye haber sido directora del Museo Nacional de la Música entre 1984 y 1997 y, después, vicepresidenta de la Fundación Fernando Ortiz. Por su trabajo recibió numerosas distinciones nacionales, como la orden Félix Varela de Primer Grado, otorgada por el Consejo de Estado, y Heroína del Trabajo de la República de Cuba.

Linares no solo dejó huella en los discos producidos y en los libros que escribió, sino en las generaciones de compositores y musicólogos de los que fue maestra, en el Conservatorio Municipal de La Habana, en el Conservatorio Alejandro García Caturla o en la Escuela de Instructores de Arte.

Una de ellas es la musicóloga Amaya Carricaburu, del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana, que se está encargando del arreglo del archivo personal de Linares. "En la figura de Teté están cubiertas todas las posibilidades que tiene un musicólogo", dice Carricaburu, no solo la investigación y la docencia, sino la producción y la difusión, así como la divulgación a través de los cargos públicos que ocupó. Todo ello unido, añade, a su personalidad, sencilla y humilde.

"Siempre la recuerdan como una persona muy dulce y es verdad que lo era, pero también era muy firme en sus convicciones", relata Carricaburu, quien, habiendo seguido los pasos de su maestra en el estudio de campo de la música guajira, refiere otra anécdota. "Todos los cultores mayores me siguen preguntando por Teté. Esa impresión que ella dejó en ellos no es solo la de un investigador que llega, hace su trabajo y se va", explica; "ella les devolvió algo a los campesinos porque realmente puso en alto su música y le dio el valor que no había tenido".

"La repercusión de ella en la cultura cubana es muy grande", asevera la pianista y profesora Loly Novás, que también fue su alumna y se acuerda de las veladas en casa de Linares y León: "En ese ambiente hogareño, donde lo mismo te servían un café que una sopa, te compartían todo que estaban estudiando ellos". Teté fue, dice Novás, "una persona extraordinariamente cercana, afable y muy cariñosa", que murió sin jubilarse y con la cabeza "clarísima".

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