Cristina Vives, curadora independiente de arte en Cuba: "Se ve con recelo lo que hacemos"

Vives precisa que "si hay algo que defender es la capacidad de no tener miedo"

Vives refiere que en 2014 se dieron cuenta que debían ser más "agresivos" públicamente y decidieron posicionarse en las redes sociales. (EFE)
Vives refiere que en 2014 se dieron cuenta que debían ser más "agresivos" públicamente y decidieron posicionarse en las redes sociales. (EFE)
Laura Becquer

16 de julio 2023 - 16:52

La Habana/(EFE).- Promocionar el arte de manera independiente y privada en Cuba sigue siendo visto con "recelo" y deja en cierta situación de "vulnerabilidad" a quienes se dedican a esa actividad, asegura en una entrevista a EFE la curadora Cristina Vives, con 30 años de experiencia en el sector.

"Treinta años después de ser independientes y exitosos, se ve con recelo lo que hacemos y eso es directamente proporcional a ser controlado, observado y cuestionado todo el tiempo", asegura Vives desde su estudio en La Habana, un imán en el mundo del arte del país.

Este proyecto familiar, que arrancó con Vives y su marido, el reconocido fotógrafo cubano José Alberto Figueroa, surgió en medio de la profunda crisis que supuso el Periodo Especial de los años 90 en Cuba. Ahora incluye también a su hija, Cristina Figueroa.

Para Vives, salirse del marco de las instituciones estatales en aquel momento, con el derrumbe del bloque socialista en Europa y el desconcierto económico, político y social que supuso para Cuba, fue un "salto suicida". Pero "jamás" se ha arrepentido de la decisión.

"Desde finales de los años 80 venía una crisis galopante de las instituciones culturales en la que muchos de los artistas más prominentes se iban del país buscando otros caminos, evitando censuras y limitaciones de tipo creativo. Iba todo en decadencia", rememora.

Este proyecto familiar, que arrancó con Vives y su marido, el fotógrafo cubano José Alberto Figueroa, surgió en medio de la profunda crisis que supuso el Periodo Especial

Es en ese panorama que Vives y Figueroa montaron un estudio en su apartamento en el barrio habanero del Vedado, una iniciativa que actualmente es un referente de la gestión privada del arte contemporáneo en la isla.

"Nos rodeamos de lo más destacado, novedoso, rompedor y cuestionador del arte cubano de los año 90 y llenamos las paredes de jóvenes creadores como Tania Bruguera, Belkys Ayón, Raúl Cordero, entre otros que salieron del Instituto de Arte entre los años 1992 y 1994", recuerda Vives.

Ella enfatiza que el estudio, nombrado luego Figueroa-Vives, surgió también por la "frustración de un gran intento de colaboración con las instituciones culturales". "Ahí fue cuando dijimos: ni una más".

"Han pasado los años y no es sorpresa cómo pensamos y actuamos. Podemos ser incómodos pero ya están acostumbrados, hay más tolerancia", señala.

Su trayectoria, con una decena de exposiciones en Cuba y otros países, varias investigaciones y una red de colaboradores, no les garantizan sin embargo nada. "Seguimos navegando en una cuerda floja", afirma esta curadora cubana.

"Siempre seremos vulnerables, mientras no seamos una institución reconocida, respetada legalmente y apoyada", lamenta Vives que, aún así, precisa que "si hay algo que defender es la capacidad de no tener miedo".

Pese a las tres décadas que han pasado, Vives establece comparaciones entre la situación actual y la de sus inicios. Ahora, señala, hay "huecos sensibles en el liderazgo cultural y en la fortaleza de las instituciones", algo que, junto al "el éxodo casi masivo de mucho talento artístico" le recuerdan al Período especial.

El estudio nombrado luego Figueroa-Vives, surgió también por la "frustración de un gran intento de colaboración con las instituciones culturales"

"Aunque segundas partes (crisis) son imposibles de resistir", comenta la curadora, que habla de la necesidad de reinventarse y de la sensación de seguir moviéndose en un "espacio de vulnerabilidad".

Vives siente que ahora les "está siendo más fácil" dialogar con las nuevas generaciones que dirigen algunas instituciones culturales del Estado cubano porque "vienen con un espíritu donde la culpa ideológica no les toca".

"No están tan contaminadas", apunta su hija, a cargo del despliegue en internet del estudio de arte familiar.

Refiere que en 2014 se dieron cuenta que debían ser más "agresivos" públicamente y decidieron posicionarse en las redes sociales y gestionar una página web para que su mensaje llegara a muchas más personas y pudieran conectar con más galerías de dentro y fuera de la isla.

"Si crees en el arte, lo apoyas. Y eso lo hemos hecho tratando de unir nuestra capacidad de curar exposiciones con la voluntad de entidades como la Embajada de Noruega y la de España, que nos han apoyado mucho", explica.

Dicha colaboración les ha permitido lograr visibilidad incluso fuera de Cuba y también mantener los proyectos, menciona Figueroa, que señala las recientes exposiciones conjuntas entre artistas de la Isla y del estudio español Nave Oporto.

Ambas tienen un propósito bien claro a 30 años de volcarse en este "suicidio": "Lograr que los (artistas) que están (en Cuba) respiren y produzcan, y los que se han ido vuelvan".

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